10/02/2025, 16.19
LÍBANO
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Beirut, el nuevo gobierno de Salam: el eje con Riad y el fin de la hegemonía iraní

de Fady Noun

La formación del Ejecutivo, a pesar de la presencia de un ministro de Amal (en Finanzas), marca la emancipación de Teherán. En agenda, la aplicación de la Resolución 1701 y el alto el fuego con Israel. Es prioritario encontrar una solución para la quiebra de los bancos.

Beirut (AsiaNews) – Después de la elección del presidente Joseph Aoun el pasado 9 de enero, este fin de semana se concretó en el Líbano la formación de un nuevo gobierno encabezado por el primer ministro Nawaf Salam, ex presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), tras varias semanas de difíciles negociaciones. Esto pone fin a más de dos años de gobierno interino y confirma el declive de la hegemonía iraní en el Líbano.

El debilitamiento del Hezbolá, que ha sufrido importantes pérdidas en la guerra con Israel, y la caída de la dictadura de Bashar al Asad en Siria han permitido que el ex comandante del ejército Joseph Aoun, considerado el candidato preferido de Washington, fuera elegido presidente. A esto ha seguido la aprobación de Nawaf Salam como primer ministro y el comienzo de las consultas para la formación de un Ejecutivo.

En estas horas la embajada de EEUU en el Líbano expresó satisfacción por la formación del nuevo gobierno y auspició que este "implemente las reformas necesarias". A su llegada hoy al Líbano, Morgan Ortagus, número dos del enviado estadounidense a Oriente Medio, Steve Witkoff, se reunió con el presidente Joseph Aoun, y posteriormente puso en guardia contra cualquier presencia de un movimiento proiraní en el nuevo gobierno. Luego afirmó que el partido de Dios ha sido “derrotado” por Israel. En respuesta, el jefe de Estado evitó hábilmente esta flagrante injerencia en los asuntos internos del Líbano, también denunciada por Hezbolá, y emitió una declaración en la que afirma que los comentarios de Ortegus eran "exclusivamente de su autoría" y no tenían ningún valor para Beirut.

De hecho, el ex diputado Yassine Jaber, que tiene estrechos vínculos con el movimiento chiíta Amal, aliado a Hezbolá, fue designado - conservando el cargo - en la posición estratégica de Ministro de Finanzas del nuevo gobierno. Algunos han considerado esta decisión como una concesión al partido proiraní. Sin embargo, los círculos parlamentarios señalan que Jaber es “un hombre de gran competencia e integridad, que además tiene doble nacionalidad libanesa y estadounidense y viaja con frecuencia a Estados Unidos”. Pero si bien el tándem chiíta ha logrado hacerse con el Ministerio de Finanzas, está lejos de controlar el nuevo gabinete. En efecto, Salam ha cumplido su promesa de excluir de su gabinete a los miembros de partidos políticos y a cualquiera que tenga la intención de presentarse a las elecciones legislativas previstas para el próximo año (mayo de 2026). Por otra parte, el Gobierno está compuesto de manera tal que impide cualquier estancamiento interno, contrariamente a los criterios adoptados en Doha (Qatar) en 2008, bajo la presión del entonces todopoderoso Hezbolá.

Por su parte, las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea obtuvieron cinco carteras en el gobierno de Salam, entre ellas los altamente estratégicos Ministerio de Relaciones Exteriores y Ministerio de Energía y Telecomunicaciones. Se trata de dos carteras que deberían desempeñar un papel clave en la implementación de las reformas esperadas por los libaneses y la comunidad internacional. Por otra parte, el Marada, de Sleiman Frangié, y el Movimiento Patriótico Libre (CPL), de Gebran Bassil, fueron excluidos de cualquier rol dentro del gobierno.

Asuntos pendientes

El nuevo gobierno está compuesto por 24 miembros, entre ellos cinco mujeres (contra una sola en el gabinete anterior) y “pesos pesados” como los ex ministros Ghassan Salamé y Tarek Mitri, ambos representantes del secretario general de la ONU en el Magreb. En una declaración televisada, el primer ministro dijo que trabajaría para “restaurar la confianza entre los ciudadanos y el Estado, entre el Líbano y sus vecinos árabes, y entre el Líbano y la comunidad internacional”. El presidente Joseph Aoun inaugurará este programa en su primer viaje a Arabia Saudita, un paso ineludible para obtener los fondos necesarios para la reconstrucción y para una reconciliación profunda con el reino, que se había distanciado del Líbano en respuesta a la hostilidad de Hezbolá, y cuyo regreso a la escena libanesa está sancionado por el nuevo gobierno.

Para restablecer la confianza es necesario implementar tres proyectos importantes y urgentes: la aplicación de la Resolución 1701 y la reconstrucción de las aldeas fronterizas arrasadas; la investigación sobre la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, que fue suspendida bajo la fuerte presión de Hezbolá; y la reforma completa del sector bancario.

La retirada israelí de las aldeas y zonas que todavía están ocupadas en el sur del Líbano es la medida más urgente y debería entrar en vigor el 18 de febrero. Sin embargo, lo más probable es que choque con la intención del Estado judío de mantener una presencia militar en algunas colinas estratégicas, al tiempo que se asegura de que Hezbolá entregue todas sus posiciones al Ejército libanés al sur del río Litani, de conformidad con el acuerdo 1701.

Por último, el gobierno de Salam tendrá la difícil tarea de encontrar una solución a las quiebras de los bancos que han privado a decenas de miles de libaneses de sus ahorros desde 2019. En este sentido, será necesaria una auditoría transparente de las cuentas del Banque du Liban, tal como ha pedido el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es un paso fundamental, pero que las autoridades correspondientes se niegan a dar desde 2019, oponiéndose reiteradamente por miedo a que salgan a la luz revelaciones escandalosas sobre el alcance de la corrupción dentro de las instituciones.

Sin embargo, esta "operación verdad" es la única manera de desbloquear los fondos internacionales necesarios para la reconstrucción y para estimular una economía destruida (y empantanada) desde 2019. Se ha convocado para mañana, 11 de febrero, una reunión inaugural del Consejo de Ministros, pero antes de que el nuevo equipo de gobierno pueda entrar en pleno ejercicio de sus poderes será necesario redactar una declaración ministerial que se presentará al Parlamento para que este emita un voto de confianza en un plazo de 30 días. La declaración deberá especificar si la Resolución 1701 recomienda el desarme parcial o total de Hezbolá. El resultado de esta pulseada largamente esperada permitirá comprender si el País de los Cedros ha salido finalmente de la esfera de influencia de Irán.

 

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