Beijing y Moscú construirán una estación espacial en la Luna
Estará destinada a la investigación y otras naciones podrán acceder a ella. Los chinos han dado un fuerte empuje a sus proyectos espaciales. Estados Unidos está trabajando en un nuevo alunizaje humano y en la estación Lunar Gateway. Los rusos y los chinos refuerzan su colaboración estratégica en clave antioccidental.
Beijing (AsiaNews/Agencias) – China y Rusia construirán una estación espacial en la Luna. Así lo anunciaron ayer la agencia espacial rusa Roscosmos y la Administración Espacial China. El proyecto contemplaría la creación de instalaciones para la investigación del suelo lunar y, probablemente, también su órbita. Beijing y Moscú precisaron que la estación estará a disposición de otras naciones. Su trabajo se centrará en la exploración del satélite y en la utilización de sus recursos.
Este es el proyecto de mayor envergadura en el que participa China en el sector espacial. En virtud de una ley aprobada por el Congreso estadounidense en 2011, Estados Unidos no puede cooperar con Beijing en este área. Los chinos han dado un fuerte impulso a sus proyectos de exploración espacial. Cabe recordar que en diciembre, la nave Chang'e-5 pudo recoger muestras de material lunar, y traerlas a la Tierra.
La jugada de los chinos y los rusos desafía en cierta manera a Washington, cuyo programa Artemis pretende volver a llevar astronautas a la Luna en 2024, el primer alunizaje humano desde 1972. Estados Unidos también está trabajando en su propia estación lunar, la "Lunar Gateway", un proyecto que lleva adelante la NASA con contrapartes de la Unión Europea, Canadá y Japón.
Rusia, que durante años incluso llevó astronautas estadounidenses a la Estación Espacial Internacional, se ha negado a sumarse a la iniciativa del Lunar Gateway para casarse con el proyecto chino. Según varios observadores, se trata de una nueva señal de la voluntad chino-rusa de profundizar en la asociación bilateral para oponerse al frente occidental.
No es casual que el 7 de marzo, al margen de una sesión de la Asamblea Nacional del Pueblo, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, dijera que China y Rusia deberían trabajar juntos para combatir las posibles, nuevas "revoluciones de colores": claramente, una alusión a las revueltas pro democracia que han estallado en los últimos 20 años en varios países que solían pertenecer al espacio soviético.
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