09/06/2023, 13.01
CHINA
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Beijing tortura y condena al abogado y activista Chang Weiping

Un tribunal de Shanxi lo declaró culpable de "subversión del poder estatal". El veredicto fue el resultado de un "juicio secreto" y del uso generalizado de la tortura y el maltrato durante los interrogatorios: desde la tiger chair (silla del tigre) hasta la privación de alimentos y sueño. CHRD: "Cruel represalia" contra quien lucha "por la injusticia".

Beijing (AsiaNews) - Las autoridades chinas juzgaron en secreto al abogado y activista por los derechos humanos Chang Weiping y lo condenaron a tres años y medio de prisión, después de haberlo torturado reiteradamente durante los interrogatorios, acusándolo de "subversión del poder estatal". La sentencia fue dictada ayer por el Centro de Detención del condado de Feng, en Baoji (Shanxi), y acabó siendo el blanco de los Chinese Human Rights Defenders (CHRD), que hablaron de un "juicio secreto" que acabó con una "sentencia dura e injusta", en la que el acusado fue "encarcelado dos veces y repetidamente torturado". 

Las autoridades esperaron casi un año antes de anunciar el veredicto, después de que Chang compareciera ante los jueces en secreto el pasado mes de julio. Decenas de agentes, vehículos policiales y fuerzas del orden especializadas en la aplicación de las normas contra el Covid impidieron que la esposa de Chang y otros familiares asistieran al juicio, que finalmente se celebró a puertas cerradas y duró menos de dos horas. 

Según CHRD, la forma en que el gobierno chino gestionó el caso del activista demuestra los múltiples incumplimientos de Beijing respecto a sus obligaciones en virtud de la Convención Internacional contra la Tortura, de la que firmataria. Por el contrario, este instrumento sigue utilizándose ampliamente para extorsionar confesiones, castigar a quienes se rebelan contra la ideología dominante y provocar (injustas) condenas de prisión. 

"Esta condena es escandalosa", señaló William Nee, coordinador de investigación y defensa de CHRD, según el cual "Chang Weiping no debería pasar ni un solo día en la cárcel".

"La gestión gubernamental de este caso -continuó el experto- está plagada de violaciones procesales y de los derechos humanos en todos los aspectos. Y la sentencia es una cruel represalia contra un abogado que defendió a víctimas de la injusticia y reveló valientemente los detalles de las torturas que él mismo había sufrido". Una sentencia, concluía la nota, cuyo único propósito es "disuadir a otras víctimas de dar un paso al frente. Para el Gobierno chino, por desgracia, el uso sistemático de la tortura es una característica, no un error”.

En diciembre de 2019, Chang Weiping asistió a una reunión oficial de abogados y activistas de derechos humanos en la ciudad costera meridional de Xiamen. A partir de entonces, todos los presentes quedaron en el punto de mira de las autoridades y sufrieron detenciones, interrogatorios y represión sistemáticos que desembocaron en la desaparición forzada del hombre, que acabó bajo "vigilancia domiciliaria" en una residencia específica (RSDL). Fue liberado al cabo de unos diez días, se le anuló la licencia de abogado y se lo acusó de "atentar contra la seguridad nacional".

Después, en octubre de 2020, denunció en un vídeo las torturas que había sufrido durante los interrogatorios y los periodos de detención, con la práctica generalizada de la tiger chair, que consiste en colocar al detenido en armazones de acero con barras de hierro y esposas incorporadas, para inmovilizarlo en posturas dolorosas. Las autoridades también impidieron que recibiera tratamiento médico, negándole la visita de un doctor, y sólo le proporcionaron una cantidad mínima de alimentos mientras comían bocadillos delante de él. Los interrogatorios se desarrollaron en un contexto de hambre extrema, agotamiento y dolor.

En lugar de iniciar una investigación rápida e imparcial sobre los agentes de policía acusados de malos tratos y tortura, las autoridades emplearon mano dura, infringiendo una vez más el derecho internacional al detener a Chang Weiping y mantenerlo incomunicado durante casi once meses. Cuando pudo entrevistarse por primera vez con un abogado, en septiembre de 2021, denunció las torturas que había sufrido, incluida la prolongada práctica de la tiger chair que, en una ocasión, se prolongó durante seis días y seis noches. A ello se sumó la privación de sueño y la escasa alimentación, con el objetivo último de arrancarle una confesión y conseguir una condena. La cual, puntualmente, llegó ayer.

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