Beijing expulsa a cientos de pastores y misioneros surcoreanos
Iglesias cerradas y comunidades disueltas. Restringidas en vista de las nuevas normas sobre religiones vigentes desde el 1 de febrero de 2018. Las autoridades no proporcionan razones claras para las medidas.
Shenyang (AsiaNews / Yonhap) - Cientos de personalidades religiosas surcoreanas han sido expulsadas de tres gobiernos locales en el noreste de China durante el último año. Las autoridades también cerraron las iglesias guiadas por ellos, en un giro de las actividades religiosas relacionadas con las nuevas regulaciones que entrarán en vigor el 1 de febrero de 2018.
Desde finales de 2016 para la primera mitad de 2017, las autoridades en tres provincias - Liaoning, Jilin y Heilongjiang - expulsaron unos mil pastores y misioneros de Corea del Sur, causando la disolución de la mayoría de las comunidades religiosas. A principios de este mes, todas las iglesias de Corea del Sur en Changchun, la capital provincial de Jilin, fueron cerradas. Las autoridades chinas no dieron ninguna razón clara para las medidas tomadas contra las comunidades religiosas.
Ya entre diciembre y enero pasados al menos 32 misioneros protestantes fueron regresados a Corea del Sur desde el noreste de China: estaban comprometidos en evangelizar, pero también en ayudar a los fugitivos norcoreanos para afrontar el peligroso viaje a través del río Yalu, que separa China y Corea del Norte Precisamente debido al apoyo a los desertores norcoreanos, algunos fieles se han visto obligados a regresar a Corea del Sur antes de ser repatriados.
Anunciada en septiembre en el sitio web de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos (SARA), la nueva normativa sobre las actividades religiosas está dirigida a aniquilar a la comunidad subterránea china y sofocar las comunidades oficiales, por lo que es imposible cualquier misión exterior. Además, existen condiciones estrictas para la presencia de personal religioso extranjero. En las regulaciones se enfatiza que sólo el control de las oficinas de asuntos religiosos hace que una religión sea vivible y aceptable. Un enfoque reiterado por el presidente Xi Jinping durante su discurso en el 19mo Congreso del Partido Comunista chino, celebrado este mes.