Baskin: Los israelíes desaprueban a Netanyahu. Para defender a los colonos subestimó Gaza

de Dario Salvi

Las consecuencias en la política interior israelí de la masacre de Hamás y la guerra en Gaza. Para el analista y fundador de Ipcri, el primer ministro, el único que no ha pedido perdón entre los altos cargos, es el "máximo culpable" de lo ocurrido y cae en picada en las encuestas. Pero todo el país tendrá que enfrentarse a "los cimientos" sobre los que ha construido el consenso y el poder. Los servicios de inteligencia y el ejército, transformado en fuerza policial en Cisjordania, pillados desprevenidos.

Jerusalén (AsiaNews) - Llegará el día "de rendir cuentas" por lo sucedido y el primer ministro Benjamin Netanyahu "será considerado responsable del completo colapso de nuestros sistemas de defensa". Sin embargo, incluso más que las responsabilidades políticas y militares, "creo firmemente" que el país tendrá que abordar "los fundamentos conceptuales y la filosofía" sobre los que Bibi "construyó sus años en el poder"; empezando por la cuestión central de "la ocupación de pueblos y ciudades en Cisjordania" bajo el pretexto de "satisfacer supuestas necesidades de seguridad". Para Gershon Baskin, activista político israelí, fundador de Ipcri (Israel Palestine Creative Regional Initiative) y columnista del Jerusalem Post, y uno de los mayores expertos en el conflicto palestino-israelí, en esta etapa es la guerra la que dicta la agenda. Un nuevo enfrentamiento con su carga de víctimas, un choque emocional derivado de la acción de Hamás, que ha penetrado en territorio israelí sembrando la muerte y el deseo de reacción, o de venganza. Pero llegará un momento no muy lejano, explica a AsiaNews, en el que los acontecimientos de estas semanas determinarán también el futuro liderazgo de Israel.

Debilitar a Hamás en Gaza, negar a Al Fatah un papel de interlocutor para justificar la parálisis de la diplomacia y la congelación del proceso de paz y de la solución de los dos Estados, hoy olvidada, son los resultados de un proyecto político. En realidad, explica el intelectual israelí, a Netanyahu le interesaba "controlar el territorio" avalando, si no favoreciendo, la expansión de las colonias sin ningún interés en mediar por una salida compartida, con el nacimiento de "un Estado palestino" junto al israelí. "Pero también es el pueblo" del Estado judío, advierte, el que "debe entender que no puede seguir ocupando a otro pueblo" durante más de 50 años y "esperar alcanzar la paz" después de haberlo "sometido y segregado" durante tanto tiempo.

Sin embargo, algo parece haber cambiado desde el atentado del 7 de octubre: una amplísima mayoría de israelíes, el 94%, responsabiliza al Gobierno y al Primer Ministro del colapso de los sistemas de defensa, que permitió a los milicianos de Hamás procedentes de la Franja penetrar por la frontera y golpear en el corazón del país, masacrando a civiles. Además, el 67% de los encuestados está convencido de que el fracaso de toda la estructura de inteligencia y ejecutiva es "mucho mayor" que en octubre de 1973, en el origen de la guerra del Yom Kippur. El rechazo a los más altos cargos políticos e institucionales se desprende de un sondeo realizado la semana pasada por la página web Walla, que confirma un clima de desconfianza hacia el ejecutivo, incluso en un momento en que la opinión pública está unida hacia el exterior. En cuanto al Primer Ministro, para el 56% de los israelíes debería dimitir al final de la guerra, incluido el 28% de los votantes de derechas, mientras que el 52% desea la destitución del Ministro de Defensa, Yoav Galant.

La quiebra del consenso no afecta sólo al jefe del Gobierno, sino a toda la coalición, empezando por el principal partido, el Likud, que vería reducidos casi a la mitad sus escaños en la Knesset (el Parlamento israelí). La que saldría ganando es la formación "Unidad Nacional" liderada por Benny Gantz -que entró en el Gobierno de emergencia-, que pasaría de los 12 escaños actuales a 41, con su líder -y ex ministro de Defensa y jefe del Estado Mayor- señalado por el 48% como la figura más indicada para la gestión del conflicto con Hamás. Una cifra mucho mejor que el 29% recogido por Netanyahu; también está bajo escrutinio por su gestión de la formación del ejecutivo de unidad, ya que habría tardado demasiado -cinco días en aceptar la propuesta de Gantz, mientras el líder de la oposición Yair Lapid sigue excluido- en formar el gabinete de guerra.

Lo que queda en el país es el recuerdo de la masacre perpetrada en el sur por milicianos (o terroristas), que cruzaron las fronteras y también golpearon a civiles desarmados, además de a soldados. Y de nuevo, la guerra que ha envuelto a los palestinos y se ha concentrado en la Franja, donde se han producido actos de violencia igualmente graves, como el ataque con misiles contra el hospital cristiano de Gaza, cuya matriz sigue siendo incierta y en torno a la cual continúa el reparto de culpas entre Israel, Hamás y la Yihad Islámica. "No hay espacio para el diálogo entre Israel y Hamás", comenta Baskin, porque "el ataque terrorista más importante de la historia del país" se originó en la "brecha fronteriza", también única, y "todo ello ha creado un enorme trauma en la población". Habrá que "asumirlo" y "pagaremos las consecuencias". Sin embargo, para los propios palestinos, el peor trauma de los últimos 75 años se ha producido con Hamás, que " los ha llevado de nuevo a la casilla de salida, anulando el progreso y todo se esfumó" a nivel diplomático e institucional. "Luego está el desastre humanitario en Gaza, resultado de las acciones de Hamás sobre el pueblo palestino", advierte. Estamos viviendo las consecuencias de las acciones de gobiernos y liderazgos, poco ha cambiado desde 1967 hasta hoy".

En los últimos días, Yedioth Ahronoth, uno de los periódicos más seguidos de Israel, titulaba "La debacle de octubre de 2023" comparando el avance de Hamás con la ofensiva egipcia y siria de 1973, que terminó tras semanas de conflicto con la dimisión de la entonces premier Golda Meir. Una destitución que acabó con su carrera política y con la hegemonía del Partido Laborista de centro-izquierda. Hoy, lo mismo podría ocurrirle al derechista Likud, que ha dominado el panorama político nacional durante años. "Netanyahu", explica el fundador de Ipcri, "es directamente responsable del colapso del sistema: gastamos más de mil millones de dólares en construir un muro de defensa con Gaza y los más sofisticados sistemas electrónicos de control y vigilancia", pero Hamás pudo "derribarlos con unos cuantos drones y algunas granadas". Junto con el jefe del Gobierno, también han acabado en el banquillo de los acusados los jefes del Ejército, Defensa y las agencias de inteligencia (Shin Bet), que "también deben pagar el precio", pero el único que aún no ha pedido disculpas públicamente es el primer ministro, que además es "responsable último" y tendrá que "rendir cuentas".

En la última década, han surgido decenas de puestos del ejército (al menos 26) en Cisjordania y las Fuerzas de Defensa de Israel son la fuerza policial de facto en los Territorios Ocupados, mientras que Gaza ha permanecido "al descubierto", señala Baskin. En cuanto a la Franja, "no había preparación ni control adecuados, ni hombres entrenados y equipados" para hacer frente a una invasión. "La crisis traspasó las fronteras" mientras que las fuerzas que debían asegurarlas "estaban entrenadas para hacer otra cosa, actuar como policía" en Cisjordania y "proteger a los colonos", acusa el experto. "Esto es en lo que se ha convertido el ejército en el último año, con soldados y oficiales sentados detrás de vídeos y pantallas haciendo labores de inteligencia. Al menos 8.200 unidades, pero "dónde se habían metido", se pregunta para concluir, "el 7 de octubre, en lugar de vigilar y proteger a la nación".