Auxiliar de Manila: Sombras de Marcos sobre el país, pero la Iglesia vigila
La “guerra a la droga” lanzada por el presidente Duterte en Filipinas “he desencadenado un amplio debate”. “No sabemos ni siquiera si las víctimas fuesen todas realmente involucradas en tráficos ilícitos, pero igualmente no se puede permitir una justicia tan sumaria”. El obispo auxiliar de la capital, mons. Broderick S. Pabillo, lanza a través de AsiaNews, un pedido a la unidad nacional: “Necesitamos estar compactos contra la derivación que está tomando el gobierno”.
Manila (AsiaNews)- Las sombras de la dictadura militar de Fernando Marcos “podrían volver a envolver a Filipinas. Pero la Iglesia vigila para que esto no suceda. Sin embargo es necesaria la unidad y compactación en el denunciar la derivación justicialista de este gobierno”. Los dice a AsiaNews el obispo auxiliar de manila, Mons. Broderick Soncuaco Pabillo, comentando la “matanza” de presuntos narcotraficantes en el país.
Las víctimas de esta guerra, lanzada por el nuevo presidente Rodrigo Duterte ya durante su campaña electoral, se cuentan ya a miles. Los ejecutores materiales de estos homicidios extra-judiciales son las fuerzas de policía o grupos de vigilantes que-impunes- realizan verdaderos y propios ataques en el ámbito del mundo de la droga.
Los derechos humanos en Filipinas, explica Mons. Pabillo a AsiaNews, “parecen que se convirtieron en un problema. Entre otras cosas no está muy claro si estas víctimas sean realmente traficantes de droga o si son asesinados por la policía por otros motivos y en otros ámbitos. Es verdad que ya elevaron sus voces muchos dirigentes de la iglesia y de la sociedad civil que condenan estos acontecimientos: muchísimos se levantaron para defender los derechos civiles de la población”. Sin embargo estas voces “no parecen ser tan ruidosas: necesitamos la ayuda de todos, también de la comunidad internacional, para estar seguros que quien esté en el poder escuche cuánto tenemos que decir sobre el obrar de nuestro presidente”.
Al mismo tiempo, agrega el prelado, es necesario “registrar también otro fenómeno menos tranquilizador: de hecho hay muchas otras personas, en la opinión pública y en la población en general, que parecen estar de acuerdo con lo obrado por Duterte. Consideran que su campaña sea compartida y cierran un ojo sobre cómo se aplique”.
La guerra a la droga, refleja insistentemente Mons. Pabillo: “no puede ser el único interés del gobierno en cargo. El nuevo ejecutivo tomó posesión ya desde casi dos meses y en este período no parece haber hecho otra cosa. Es claro que la tóxico-dependencia y el comercio de estupefacientes son un problema enorme para Filipinas, quizás hasta el más grave. Pero no se puede concentrar sólo en este problema”.
La posición de la Iglesia al respecto “es muy clara”. “Nosotros estamos contra estos asesinatos, así como también estamos contra la vuelta de la pena de muerte en nuestra nación”. Estamos alentando a todos los grupos católicos a presentar cada uno su propia posición, porque pueden haber sugerencias y aportes importantes para resolver la situación. Debemos, al final de este recorrido, individuar una “voz común” que sea aquella de la iglesia y del mundo no representa”.
La campaña electoral de Duterte se concentró en la figura del hombre solo al mando, un “hombre fuerte” que según su propaganda “es aquello de lo que la nación necesita”. Su decisión de hacer enterrar al ex-dictador Fernando Marcos en el cementerio de los héroes de manila provocó un amplio resentimiento entre los sobrevivientes y los familiares de las víctimas de sus purgas. Pero hizo también entrever una voluntad poco democrática.
Según Mons. Pabillo “las sombras de Marcos podrían envolver la actual situación de l<as Filipinas. Nosotros no sabemos si hoy la policía esté bajo el control del ejecutivo o si sea una especie de “comando compartido”. Pero la Iglesia vigila y vigilará para que no vuelvan esos años obscuros”.