Aumentan los cristianos iraníes "víctimas sin rostro" de los ayatolás
Las víctimas no suelen denunciar por miedo a sufrir más acoso. En 2023 se produjeron al menos 166 detenciones, pero sólo se hizo pública una mínima parte. La presión y la represión continúan incluso después de la liberación. En Turquía, un cristiano iraní que huyó en 2013 se arriesga a ser deportado y, si regresa, encarcelado.
Teherán (AsiaNews) - En Irán está aumentando el número de cristianos que son "víctimas sin rostro" de detenciones y violaciones de la libertad religiosa perpetradas por la República Islámica, a menudo por "miedo" a que hacer público su caso pueda acarrearles sufrimientos aún peores. Así lo denuncia Article18, un sitio web especializado en documentar las represiones de Teherán contra las minorías religiosas, especialmente los cristianos, en su informe anual titulado "Víctimas sin rostro: violaciones de los derechos de los cristianos en Irán", publicado hoy (haz clic aquí para leerlo). El estudio se ha realizado con la colaboración de otras importantes ONG, como Open Doors, Christian Solidarity Worldwide (CSW) y Middle East Concern. Frente a un ligero aumento del número de cristianos detenidos "que asciende a 166 en 2023 frente a 134 en 2022", cada vez son más, subrayan los autores del documento, los "sin nombre ni rostro" que acaban en el punto de mira de la justicia.
El informe publicado hoy confirma que existe un "claro retroceso" en la situación de la libertad religiosa en Irán, en consonancia con la creciente represión de las autoridades vinculada a las protestas que estallaron tras la muerte de Mahsa Amini a manos de la policía de la moralidad. Un hecho que también se puso de manifiesto en el informe 2023 de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos, publicado el pasado mes de mayo, en el que se pedía la reclasificación de la República Islámica como "nación especialmente preocupante (Cpc)" por sus "violaciones sistemáticas y atroces".
La fecha de publicación, el 19 de febrero, coincide con el asesinato del reverendo Arastoo Sayyah, asesinado en su despacho ocho días después de la Revolución Islámica de 1979, el primero de una larga serie de sangrientos sucesos contra los cristianos, especialmente los conversos, que continúa hasta hoy. En 2023, según el estudio, se produjeron "oleadas de detenciones", pero de éstas sólo "se informó de un puñado antes de junio", luego "de más de 100 en los tres meses siguientes antes de una nueva oleada en Navidad". "Sin embargo, muy pocos de los arrestados", continúa el informe, "accedieron a hacer públicos sus casos, lo que dio lugar a un número creciente de víctimas sin rostro". "A finales de 2023, al menos 17 de los cristianos detenidos durante el verano habían sido condenados a penas de cárcel de entre tres meses y cinco años o a penas no privativas de libertad, como multas, flagelación y, en un caso, la obligación de cavar tumbas". Pero sólo dos de los detenidos en verano han sido identificados: se trata de dos armenios, Elisa Shahverdian y su marido Hakop Gochumyan, este último aún encarcelado en Evin.
Otra tendencia en 2023 es la represión de quienes distribuyen Biblias, ya que "más de un tercio de las detenciones" se refieren a personas "en posesión de múltiples ejemplares". Mientras tanto, al menos nueve cristianos han sido indultados y puestos en libertad, aunque "la mayoría de ellos" ya estaban casi al final de sus condenas, con condenas debidas a la "práctica pacífica de su fe" y que "por lo tanto ni siquiera deberían haber sido dictadas en primer lugar". El informe también incluye una sección sobre abusos específicos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) contra la comunidad cristiana de Irán, con al menos 11 tipos de violaciones: libertad de religión o creencia, opinión y expresión, libertad de reunión pacífica y protección contra la detención arbitraria, el encarcelamiento y la tortura.
Por último, el informe contiene una sección especial de análisis en la que se explica cómo la presión sobre las personas y sus familias continúa incluso después de salir de prisión, con vigilancia y acoso continuos, denegación de empleo o educación, nuevos cargos y reapertura de casos sobreseídos. Todos estos son ejemplos, explican las ONG activistas, de cómo Teherán puede hacer "cada vez más difícil que los cristianos permanezcan en Irán". "Muchos huyen", concluye el informe, "sólo para encontrar una nueva serie de desafíos que les esperan como refugiados, como se muestra en el documento 2023 sobre la situación de los cristianos iraníes que buscan protección internacional en Turquía".
Prueba de los abusos y amenazas contra los cristianos que han emigrado a Turquía es lo que le está ocurriendo en estos días a Mojtaba Keshavarz Ahmadi (en la foto), de 56 años, que emigró en 2013 de Irán a Turquía para escapar de la cárcel. Y que hoy corre el riesgo de ser deportado por las autoridades de Ankara a su país natal, víctima de una nueva represión. Fuentes locales informan que las autoridades turcas de inmigración ordenaron su detención el 29 de enero y lo trasladaron a un centro de detención en el oeste del país, donde sigue recluido. Mojtaba fue acusado de haber abandonado sin autorización su ciudad natal, Düzce, cerca de Estambul, acusación que él rechaza de raíz y para la que las autoridades turcas no han aportado ninguna prueba. Ahora se encuentra detenido en el centro Ayvacık Geri Gönderme Merkezi, a casi seis horas de Düzce, y se le ha confiscado el documento de identidad, a la espera de su expulsión y repatriación, a pesar de que lleva una década viviendo en Turquía de forma permanente y ha solicitado -sin ser nunca examinado- el estatuto de refugiado.Si regresa, pesa sobre él una condena de tres años por practicar la fe cristiana.
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