Astana, las batallas parlamentarias del diputado de la sociedad civil

de Vladimir Rozanskij

Tras años llamando a la política "el imperio del mal", el editor Ermurat Bapi - antagonista histórico del ex presidente Nazarbayev - de Mažilis lucha ahora por la devolución de los bienes robados en el extranjero y participa en la redacción de la nueva ley de medios de comunicación. Explica: "Tenemos que abrir brechas y crear puentes, acercando las altas esferas a las masas".

Astana (AsiaNews) - En el debate sobre las reformas y los cambios en Kazajistán, el país más grande de Asia Central, ha intervenido en los últimos días el diputado Ermurat Bapi, que durante muchos años hizo circular una revista en oposición al régimen eterno de Nursultan Nazarbaev, y que todavía hoy, desde su escaño en el Mažilis, trata de defender a la sociedad civil y la independencia de los medios de comunicación, en una confrontación crucial para el futuro del país.

Bapi entró por primera vez en el Parlamento en las elecciones del año pasado, y hasta ahora dice que 'todavía está intentando acostumbrarse, ya que he pasado los últimos 25 años viviendo libre de todo condicionamiento', mientras era editor y figura destacada de la prensa independiente. En el trabajo periodístico 'no hay horarios, lo importante es que el periódico salga a tiempo con todo lo que se necesita', no como las exploraciones obligatorias del trabajo de un diputado.

Hasta el momento, el logro más importante de esta legislatura, en su opinión, es la aprobación de la ley de retorno de activos sacados al exterior, en cuya redacción él mismo participó con gran pasión. "Nuestros planes y deseos chocan con la realidad, donde las posibilidades son muy limitadas", y no bastan las iniciativas personales, "es un órgano colectivo con muchos niveles de confrontación, tenemos que aprender a actuar de forma que lleguemos juntos al final". Sin embargo, el representante más carismático de la oposición afirma que "no está especialmente decepcionado", y que desde los trágicos sucesos de enero de 2022 está convencido de que "la confrontación directa y radical no conduce a ningún resultado", y precisamente por eso ha decidido presentarse a las elecciones.

Bapi cree que es importante "trabajar en las zonas intermedias" entre el poder y la sociedad, porque los movimientos de oposición por sí solos no podrán construir un "nuevo Kazajistán" sin implicar a toda la sociedad. "Tenemos que abrir brechas y crear puentes, acercando las altas esferas a las masas", y quizá se empiecen a ver resultados: "Hemos demostrado a los que están en el poder que la sociedad está preparada para el cambio".

En el pasado, Bapi apoyó al Partido Republicano Popular de Kazajistán, fundado en 1998 por el ex Primer Ministro Akežan Kažegeldin, que había desempeñado un papel de oposición muy dura hasta su disolución en 2001, y luego se unió al movimiento "Opción Democrática de Kazajistán". El actual Alga, ¡Kazajistán! no pudo presentarse a las elecciones, y la actual opción moderada se debe a que "todas estas iniciativas no han producido ningún cambio".

Todavía en 2020, Bati afirmaba que "la política es el imperio del mal, donde sólo domina el cinismo", tras ser expulsado de otro intento de "llevar la voz del pueblo kazajo al Parlamento". Hoy insiste en que no hay que renunciar a los principios, sino intentar aprovechar las oportunidades que aún quedan, dado que en cualquier caso "el régimen en el poder lo controla todo", incluida la posibilidad de apoyar una prensa libre. Su revista Dat ha aceptado solicitar financiación pública, y según su fundador, "todos los periódicos y revistas deberían hacerlo, porque la independencia no depende tanto del dinero, sino sobre todo de lo que se escribe".

El diputado forma parte del grupo de trabajo parlamentario para una nueva ley "sobre los medios de comunicación de masas", cuyo proyecto prevé también el cierre extrajudicial de los medios "en caso de amenaza a la seguridad nacional". Bati comenta que "la discusión todavía será larga", y en cualquier caso la seguridad nacional "está definida por las leyes y confiada a los órganos competentes", no puede depender de la arbitrariedad de una o varias personas. El propio periodista adjunto ha tenido que rendir cuentas en numerosas ocasiones por sus escritos a nivel civil y administrativo, pero "nunca por delitos penales, hay que saber expresarse en el contexto en el que uno vive". Confía en que la nueva ley "no será represiva", y que existen posibilidades reales de construir realmente el nuevo Kazajistán.