Asjabad: tras las elecciones, un Parlamento rejuvenecido busca combatir la ‘magia’
Casi el 41% de los diputados electos son menores de 40 años. Las mujeres representan el 26% de los miembros del Medžlis. El país sigue bajo el control de la familia Berdymukhamedov. Preocupada por la situación económica, la población recurre a soluciones mágicas para remediar sus problemas. Descontento con la política y los órganos de poder.
Moscú (AsiaNews) - "Cerca del 41% de los diputados electos tienen menos de 40 años", explicó Gulmyrat Mjradov, presidente de la Comisión electoral central turkmena. El funcionario también comentó que las mujeres representan más de un cuarto del parlamento de Asjabad. El 26 de marzo se celebraron elecciones parlamentarias y locales en Turkmenistán, y las autoridades electorales dieron a conocer los resultados ante el Consejo de Ministros, informó TurkmenPortal.
Mjradov destacó el rejuvenecimiento del cuerpo parlamentario: "En nuestro país existe un gran respeto por las mujeres, que ahora representan el 26% de los diputados del Medžlis". La cuota femenina es incluso mayor en los jalk maslakhaty de los velayat, los parlamentos regionales, donde alcanza casi el 30%. En los etrapy (municipios) y en los gengešy (asambleas populares territoriales), se repiten porcentajes similares.
De los 258 candidatos parlamentarios, 125 fueron elegidos en los últimos comicios: 65 del Partido Democrático de Turkmenistán, 18 del Partido de los Industriales y Empresarios, 24 del Partido Agrario y 18 candidatos independientes de listas cívicas. De este modo, Turkmenistán ofrece un cuadro compuesto de democracia "social" y representativa de todas las categorías, aunque no se pueda hablar ni remotamente de oposición al régimen de la familia Berdymukhamedov, que controla todas las estructuras de poder.
Los flamantes parlamentos regionales ya han identificado a los primeros enemigos que se debe combatir por el bien de la sociedad turkmena: los adivinos y curanderos. El velayat de Balkan ha empezado a exigir algún tipo de licencia para ejercer la "profesión", decisión que fue adoptada por otras administraciones locales. Las medidas contra adivinos y brujos habían empezado a endurecerse al agravarse la crisis económica de los últimos años, y ahora se intenta frenar la ansiedad de la población, que recurre a la magia para solucionar los problemas que la política no parece afrontar.
En las ciudades de Maktumkuli y Turkmenbaši, los colaboradores de las fuerzas de seguridad comenzaron a realizar controles exhaustivos en los domicilios de los "gadalki", los arúspices y los "tebibi" (médicos populares). Según informaron los corresponsales de Radio Azatlyk, los funcionarios conversan con estas personas para pedir “aclaraciones”. Los chamanes deben someterse a controles especiales por parte de los organismos estatales, a fin de obtener el permiso oficial para continuar con sus actividades. El problema, señalan los reporteros de Azatlyk, "es que tal órgano no existe en Turkmenistán", y una de las primeras tareas de los "jóvenes políticos" será ocuparse de ello.
Las actividades esotéricas y mágicas no están prohibidas por la legislación turkmena. No obstante, desde 2016 rige una ley de "publicidad" que prohíbe anunciar este tipo de servicios, incluidos los "extrasensoriales y astrológicos", o cualquier alusión a la activación de "fuerzas o energías sobrenaturales". En el último tiempo, la policía ha emitido varias órdenes de detención por "imposición de maleficios y maldiciones contra personas" y, más en general, por "influir negativamente en la economía del país", un motivo muy difícil de demostrar ante los tribunales, donde los adivinadores suelen salir bien parados.
No cabe duda de que los diferentes brujos, cada vez más populares en Turkmenistán, se aprovechan de la buena fe de la población, a menudo presa de la desesperación por las dificultades cotidianas de la vida social, la enorme tasa de desempleo y la ineficacia del sistema sanitario. El mal de ojo contra los adversarios es cada vez más solicitado, lo que subraya un malestar y un conflicto latentes que no pueden expresarse en público, debido al control total de los organismos del Estado.
Las jóvenes piden obtener la mano de los hombres más ricos, en una competencia despiadada que destruye la armonía de las familias: para conseguirlo, deben pagar entre 5 y 10 mil manat (1.000-2.000 euros), mucho más que el salario medio de una persona, lo que asegura a los magos cuantiosas ganancias. Por estas sumas, las muchachas reciben amuletos de la suerte, fabricados con tierra recogida en los cementerios.
13/02/2017 21:19
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