Asia Central: la guerra cultural por la lengua rusa
Desde Biskek a Aktau, una serie de incidentes contra los rusoparlantes culminó con el clamor de los nacionalistas de Moscú denunciando la “agresión”. Se teme que se repita un escenario similar al del Donbass.
Moscú (AsiaNews) - Desde hace varios días, está en curso una agria disputa entre los rusos y sus antiguos hermanos de Asia Central -especialmente de Kazajistán y Kirguistán. El motivo: la expresión lingüística y cultural. Las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central siguen siendo muy dependientes de la lengua rusa, otrora impuesta por los soviéticos, e intentan liberarse de ella y restablecer sus lenguas nacionales de distintas maneras. La polémica adquiere un perfil propagandístico cada vez más acalorado a medida que se aproximan las elecciones parlamentarias rusas y otras citas electorales en los países asiáticos. Hay acusaciones mutuas de nacionalismo agresivo entre los países.
A mediados de julio, durante un evento deportivo en la región de Ysyk-Köl, en Kirguistán, un grupo de niños de nueve años golpeó a un niño de su edad, que regresó a casa magullado. Los padres circularon en las redes sociales acusaciones de "racismo ideológico". El niño fue golpeado "por ser cristiano", como insistieron el sacerdote y los feligreses de la única iglesia ortodoxa rusa del pueblo. Era el único niño ruso en el campo de deportes. El caso provocó un gran escándalo, hasta el punto de que los padres del niño fueron llamados por la administración presidencial a Biskek para aclarar lo sucedido. Al final, el niño fue incluso invitado a Moscú por el Patriarca Kirill (Gundjaev), quien lo calificó de "defensor de la fe" y aseguró a la familia la ayuda necesaria para trasladarse y poder vivir y trabajar en Rusia.
La historia del niño golpeado se entrelaza con otro escándalo: a principios de agosto, en un centro comercial de Biskek, un cliente lanzó un ordenador a la empleada de un negocio. La acusó de contestarle en ruso y no en kirguís (una variante del turco). La joven no denunció al agresor, pero el presidente de la Duma rusa, Vjačeslav Volodin retomó el episodio y aprobó una resolución parlamentaria para aclarar el incidente por vía diplomática, y defender a la muchacha rusoparlante. Insistió en que “la lengua rusa tiene el estatus de lengua oficial“en Kirguistán, como está escrito en la constitución del país". Los diputados rusos proponen medidas de reacción, como prohibir la entrada a Rusia a "quienes ofendan a las personas que hablan nuestra lengua".
El político Vladimir Žirinovsky, líder del ala liberal-nacionalista, se hizo eco de las dos historias de "ofensa a la lengua y la cultura rusas" y se proclamó "defensor de todos los rusos en los países asiáticos". El histriónico y anciano líder exigió la retirada del embajador ruso en Kirguistán y también organizó una concentración de protesta frente a la embajada kirguiza en Moscú. Varios políticos kirguizos también protestaron, afirmando que en su país no existe una cuestión nacional antirrusa.
Posteriormente, el 11 de agosto, en Kazajistán se difundió en las redes sociales un vídeo, cuyas imágenes muestran a una mujer rusa, que es constreñida a disculparse por haber insultado en voz alta a los kazajos en un centro comercial de la ciudad de Aktau Otros vídeos que circularon al mismo tiempo mostraban a personas en comercios kazajos exigiendo que los propietarios y empleados se dirigieran a ellos sólo en kazajo, otra variante del turco. La mayoría de los vídeos aparecieron en el canal de YouTube Til maydan ("Campo de la lengua") del bloguero Kuat Akhmetov, quien se autodenomina el “centinela de la lengua" y lleva un par de años participando activamente en una campaña antirrusa. En la noche del 12 de agosto, Moscú emitió un decreto contra Akhmetov, prohibiéndole la entrada a la Federación Rusa en los próximos 50 años.
En las redes sociales y en la televisión rusa, comenzó una vasta campaña en defensa de los rusos de Asia Central y contra los "nacionalistas kazajos que golpean a los eslavos". De nada sirvieron las disculpas tardías del primer jefe adjunto de la administración presidencial de Kazajistán, Dauren Abaev, quien condenó estos incidentes como una expresión de "oscurantismo nacionalista".
Las repúblicas de Asia Central siguen siendo muy dependientes de Rusia por factores económicos y comerciales. La gran mayoría de los ciudadanos rusos que vivían en estos países ya han regresado a su patria originaria. Sin embargo, aún permanecen habitantes de etnia rusa. Al enarbolar esta campaña en su defensa -dicen algunos comentaristas-, las autoridades de Moscú arriesgan crear un escenario similar al “del Donbass” en países que comparten los problemas que rigen desde hace años en Ucrania.
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