"Asia Central, rehén del autoritarismo y las presiones geopolíticas"
La denuncia de 200 activistas de los cinco países de la región reunidos en Almaty treinta años después de la independencia de las antiguas repúblicas soviéticas. Ante la grave crisis económica derivada de la invasión rusa de Ucrania y las consecuencias sociales del cambio climático, crece la represión contra cualquier voz crítica del gobierno.
Almaty (AsiaNews) - Hace unos días se celebró en Almaty una conferencia titulada "Momentos decisivos en Eurasia", organizada por la Oficina kazaja de derechos humanos y aplicación de la ley, que este año celebra el trigésimo aniversario de la independencia de las repúblicas postsoviéticas de toda Asia Central. Durante el encuentro, activistas y especialistas trataron de exponer con toda franqueza los problemas sociales de la región, para cuya solución "queda poco tiempo", según la mayoría de los ponentes. Los propios organizadores calificaron a los habitantes de estos países de "rehenes del autoritarismo interno y de la presión geopolítica externa".
Según algunos de los expertos, las posibilidades de transformación y adaptación son cada vez menores, debido a la expansión de la influencia china y a la invasión rusa de Ucrania, pero sobre todo a los efectos de la crisis climática, que parece desarrollarse en la región más rápidamente que en otras partes del mundo. Por otra parte, no se puede negar que también se han realizado progresos considerables desde 1991 en los cinco Estados de Asia Central, pero los retos siguen siendo muy escarpados, empezando por el sistema político sumamente autoritario y corrupto, heredado en gran parte del pasado soviético.
La conferencia tuvo una gran resonancia, con pocos precedentes, al reunir a más de 200 voces autorizadas en la ciudad más poblada de Kazajistán. El director de la Oficina, Evgenij Žovtis, hizo un llamado a todos los presentes en su discurso de apertura para que asumieran la responsabilidad de hablar con franqueza sobre las numerosas cuestiones abiertas, dando cuenta de las valoraciones tan negativas de todos los observadores internacionales sobre la libertad de expresión real en los Estados de Asia Central. Un ejemplo es la situación en Kirguistán, donde parecían haberse alcanzado mayores cotas de libertades democráticas, pero a las que el actual presidente Sadyr Žaparov parece haber decidido renunciar, a pesar de todos los conflictos, incluso violentos, que atravesó para conseguirlas.
Čolpon Džakupova, directora de la asociación sin fines de lucro "Clínica Jurídica Adilet" de Biškek, se lamentó por ello: "Estamos especialmente tristes y preocupados por la rapidez de estos pasos atrás, perdiendo todo lo que habíamos ganado durante muchos años". Precisamente durante la conferencia, la Fiscalía General kirguís anunció el cierre del sitio web Kloop, conocido por sus investigaciones sobre la corrupción de las élites kirguís. Más de veinte activistas y periodistas están encarcelados desde hace un año por su disidencia en cuestiones fronterizas con Uzbekistán, y no hay salida para ellos a corto plazo, a pesar de las numerosas protestas.
Desde luego, el propio Uzbekistán no ha consolado las esperanzas de quienes contaban con una mayor defensa de los derechos tras más de un cuarto de siglo de régimen autoritario de Islam Karimov. Su sucesor, Šavkat Mirziyoyev, había inaugurado su presidencia con la abolición del trabajo forzoso para la cosecha del algodón, pero luego volvió en gran medida a los hábitos anteriores, con fiscales y jueces enviando a la cárcel a disidentes y periodistas sin dudarlo demasiado. En otros países, la situación tampoco muestra grandes mejoras.
La guerra de Ucrania enfrenta a todos los países asiáticos a una fuerte crisis económica, de la que ni siquiera el gigante chino, con todas sus ambiciones de dominar el resto del continente, puede escapar. Sobre todo, la situación de empeoramiento del clima, en una de las regiones más pobres del planeta en recursos hídricos, está creando una creciente aprensión. Kazajistán, el noveno país más grande del mundo, sufre este problema de forma especialmente aguda, al depender del curso de ríos que nacen en otros países. Las aguas de los ríos Volga y Ural desembocan en el mar Caspio, que cada vez se parece más al árido espectro del mar de Aral. Hay amargas discusiones en curso con Kirguistán, que ha declarado que ya no tiene reservas para los kazajos.
Según varios oradores, todos estos problemas sistémicos y medioambientales corren el riesgo de llevar a los ciudadanos de los países de Asia Central a "la discriminación, la persecución hasta la tortura", si los gobiernos y la sociedad civil no buscan juntos respuestas reales para el futuro.
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