Ashgabat dividida entre Rusia y Turquía
Cortejados por Moscú y Ankara, los turcomanos quieren mantener su tradicional neutralidad. Lo que está en juego es el paso del gas turcomano hacia Europa y el sur de Asia. Los turcos aspiran a convertirse en un centro energético primario. Los rusos buscan alternativas al mercado europeo.
Moscú (AsiaNews)- Hace pocos días tuvo lugar en Ashgabat la primera cumbre trilateral entre los presidentes de Turquía, Azerbaiyán y Turkmenistán. Los temas centrales de las tratativas fueron la energía, el transporte y el comercio. Según los comentaristas, el principal objetivo de Erdogan era involucrar a los turcomanos en la cooperación regional, liderada por Turquía.
Varias reuniones precedieron a la de Turkmenistán, tanto entre los tres países implicados como a nivel más amplio de la Organización de Estados túrquicos, a la que se esperaba que Ashgabat se incorporara como miembro de pleno derecho en Samarcanda el pasado 11 de noviembre. Pero los turcomanos prefirieron mantener su tradicional neutralidad, limitándose al papel de observadores. Sin embargo, Ankara necesita involucrar a Ashgabat debido a las reticencias de Kazajistán y Uzbekistán con respecto a las líneas políticas turcas.
Para la cumbre que acaba de celebrarse, los turcomanos también eligieron una fecha cercana al Día de la Independencia, como una forma de dar mayor énfasis a su condición de país neutral. En su saludo de bienvenida a los otros mandatarios, el presidente Serdar Berdymuhamedov hizo un elogio del modelo turkmeno de neutralidad como "ejemplo para el mundo entero", que en los últimos años le ha permitido al país "adquirir una valiosa experiencia para la creación de nuevas y eficaces formas de cooperación internacional".
Ankara necesita especialmente el acceso al gas turkmeno para poder establecer en la región un importante centro energético bajo su control. En vísperas de la cumbre, el viceministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Sedat Önal, se refirió en sus declaraciones a la "gran importancia" de incluir el gas natural turkmeno en el sistema del hub. El objetivo es asegurar los corredores a través del Caspio, gracias a la posición estratégica y las reservas que hacen de Turkmenistán el cuarto país del mundo en este sector.
Todavía queda por aclarar qué puede ofrecer Turquía a Turkmenistán a cambio de su consentimiento. La cumbre fue preparada por las intensas negociaciones que encabezó el viceministro de Relaciones Exteriores de Turkmenistán, Rashid Meredov, en Ankara, Bakú y también en Moscú, tras las cuales se decidió la posible inclusión del yacimiento de Dostuluk en un nuevo proyecto de gasoducto turkmeno-azerbaiyanoa través del Caspio, que trasladaría 60 millones de toneladas de petróleo y 100 mil millones de metros cúbicos de gas natural. Sin embargo, los azeríes y los turcos no apoyaron el proyecto, acordado con Moscú, que contradice los planes de Ankara, y parece más realista una ruta terrestre a través de Irán y Azerbaiyán.
Las tensiones entre Bakú y Teherán impiden a su vez llevar a la práctica este plan, que además se complica por las dificultades técnicas y económicas de los azeríes en la organización de la logística necesaria para transportar el gas. Turkmenistán, por lo tanto, está tratando de insistir en la ruta transcaspiana, la "ruta oriental norte-sur" que aumentaría las posibilidades de transporte sobre todo en la zona de Sarakhs, en la frontera entre Turkmenistán e Irán. Aquí tampoco faltan obstáculos logísticos de parte de Irán, donde los puertos de Chabahar y Bander-Abbas en el Golfo Pérsico no están conectados a la red ferroviaria, aunque los iraníes ya están trabajando para resolver el problema. Por aquí se verterían los envíos que se conectan con Rusia.
Más allá de las numerosas cuestiones técnicas y logísticas, Turkmenistán debe decidir entonces si se decanta por Rusia o por Turquía, en un punto de inflexión crucial no solo para Ashgabat, sino para toda Asia Central e incluso más allá, porque Rusia podría explotar las nuevas rutas hacia Afganistán, Pakistán y todo el sur de Asia, para encontrar la alternativa real a los mercados occidentales actualmente cerrados, invirtiendo el movimiento de recursos precisamente a partir de Turkmenistán. A pesar de las dificultades incluso económicas derivadas de la política de sanciones, el dinero de Rusia no dejaría de llegar para este proyecto.
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