Arzobispo iraquí: El diaconado, “esencial para mantener viva a la Iglesia en Oriente Medio”
Mons. Habib Jajou, arzobispo de Bassora, habla de una “misión noble y dinámica” que se concentra en la “dignidad de la persona” y “une a los cristianos” en la necesidad. Un figura que goza de “respeto” y que es “testimonio de la fe” en la sociedad. Del futuro de la misión se habló en un congreso en Beirut con teólogos y líderes religiosos.
Beirut (AsiaNews)- La diaconía en Irak es una “misión noble y dinámica” porque se concentra en la “dignidad de la persona humana” y al mismo tiempo es un medio eficaz para “unir a los cristianos, especialmente a las personas en dificultad y necesidad”. Es cuánto afirmó Mons. Alnaufali Habib Jajou, arzobispo de Bassora, en el sur de Irak, quien días atrás participó en Beirut (Líbano) de un encuentro sobre el diaconado y su importancia para la Iglesia en Oriente Medio. El prelado, junto a otro delegado iraquí, Ekhlas Alamaqdacy, tomó parte en el trabajo desarrollado del 7 al 9 de julio, junto a otros 16 expertos, teólogos y líderes religiosos provenientes de toda la región.
En un período de crisis y violencia, de emigración y de una disminución de las vocaciones, el diaconado se reveló como un recurso esencial por mantener viva la obra de la Iglesia en Oriente Medio. De aquí la idea de profundizar el rol y los desarrollos de la misión, en el contexto de un encuentro organizado por el Consejo de las Iglesias mundiales (WCC) y por el Consejo de las Iglesias de Oriente Medio (MECC).
En su intervención, el arzobispo iraquí subrayó que la diaconía enseña “la humildad” y a compartir la “vida con alegría”, ella va más allá de la satisfacción de las “necesidades materiales” y ayuda a “mejorar la personalidad” del cristiano.
El rol de los diáconos se vuelve esencial en una realidad como es hoy la de Irak y en general, como la de todo Oriente Medio, donde los cristianos son a menudo objeto de persecución, y luchan “por su dignidad y sus derechos” frente a los abusos y la violencia en muchos ámbitos de la vida cotidiana. La figura del diácono, agrega Mons. Habib Jajou, goza de “respeto” y es “testimonio de fe” en muchos ámbitos.
La Iglesia tiene como tarea mantener abierta “la puerta de la esperanza”, y la diaconía “es un elemento esencial” y parte integrante de “este programa”. Frente a la violencia - que alimenta las migraciones-, explica el arzobispo de Bassora, “tenemos el deber de quedarnos y de servir no sólo a la nuestra, sino a la comunidad iraquí entera”, incluyendo a los otros grupos étnicos y religiosos. “La prioridad - agrega- es servir a los evacuados y a cuantos han tenido que abandonar sus propias casas (al menos ciento veinte mil personas desde junio de 2014), cuando Daesh (acrónimo árabe para el Estado islámico) atacó Mosul y la llanura de Nínive”.
Sin embargo, el compromiso y la importancia del diaconado no se limita a los últimos dos años, a la aparición del grupo yihadista, sino que ya había surgido en tiempos de la guerra con Irán en los años 80. De hecho, ya en esa época muchos contribuyeron “trabajando duro para dar una respuesta a las necesidades humanitarias”, explica el prelado.
Junto a la liturgia celebrada “en las iglesias, en los monasterios, en las casas, en los campos y en las prisiones”, los diáconos son “signo de los tiempos” en su defensa valiente de la vida, de la justicia, de la paz y en su tarea de responder a “las necesidades de los fieles” en situaciones de “crisis”. La Iglesia iraquí -concluye el prelado- trabaja para apoyar cualquier iniciativa de naturaleza creativa que esté en grado de mejorar la obra del diaconado. Un elemento que adquiere cada vez mayor importancia en este siglo, en que tenemos que vivir y enfrentar cada vez más desafíos”