Arzobispo de Yakarta: La Iglesia, al servicio de refugiados para quienes ‘no hay una esperanza clara’ (Fotos)
Este año llegaron al país 13.800 refugiados. Son sobre todo afganos, pakistaníes, iraníes, iraquíes, etíopes, esrilanqueses y ciudadanos de Myanmar. “Nos encontramos teniendo que afrontar cuestiones humanitarias urgentes”. La arquidiócesis de Yakarta responde a la emergencia en el superpoblado centro de solicitantes de asilo de Cengkareng.
Yakarta (AsiaNews) – El creciente flujo de migrantes económicos y refugiados que llegan al país, es uno de los “nuevos desafíos pastorales, que necesitan una rápida respuesta” de la Iglesia indonesia. Así lo afirma, en diálogo con AsiaNews, Mons. Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo, el arzobispo de Yakarta, con ocasión del Día Internacional del Refugiado que se celebra hoy, una jornada convocada por las Naciones Unidas, y sostenida por el Papa Francisco.
“En los últimos años, la arquidiócesis de Yakarta lanzó el lema ‘Más fieles al cristianismo, más comprometidos socialmente con un espíritu fraterno, más misericordiosos con el prójimo’. El mismo sintetiza mi compromiso, y al mismo tiempo la esperanza de que la misión y el servicio pastoral se preserven y sigan siendo practicados”, afirma Mons. Suharyo. “Uno de los mejores ejercicios para poner en práctica este espíritu, es afrontar los nuevos desafíos pastorales que nos rodean –prosigue el prelado-. Entre las muchas realidades sociales de las cuales la mayor parte de la comunidad católica de Yakarta ha tomado conciencia, está la presencia de ciudadanos extranjeros, como los refugiados políticos. Nos encontramos teniendo que afrontar cuestiones humanitarias urgentes. Estos refugiados a veces no tienen una ‘esperanza clara’ en su vida a futuro”.
Mons. Suharyo ha compartido estas temáticas con el clero de la arquidiócesis en más de una oportunidad. “Expuse mis preocupaciones en varios encuentros y en las visitas pastorales a las distintas parroquias. Siempre he recibido buenos comentarios, y una respuesta rápida ante el interrogante de cómo debiera responder la Iglesia católica a esta crisis humanitaria”, subraya el arzobispo. En el pasado mes de marzo, la arquidiócesis fue anfitriona del “Fórum pastoral”, en el cual participaron cientos de párrocos. Al término de los debates, Surhayo se reunió con dos sacerdotes de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada: el Pbro. Rudi Rahkito y el Pbro. Andriatmoko. El prelado reafirmó con ellos la llamada a que los católicos de Yakarta se ocupasen de las “personas olvidadas”.
El P. Rahkito es el párroco de la iglesia de la Trinidad, en tanto el P. Andriatmoko lo es de Santa María Inmaculada (SMI). Ambas parroquias se encuentran Cengkareng, la ciudad donde está ubicado el Centro de detención instituido por la Oficina de Inmigraciones, que depende el Ministerio de Asuntos Legales y Derechos Humanos. El gobierno administra este centro en colaboración con la Organización Internacional para las Migraciones (IOM) y el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR). Allí se alojan los extranjeros que están aguardando la documentación necesaria para obtener el asilo político en otros países.
Tras acoger la “exhortación moral” de Mons. Suharyo, los dos sacerdotes ampliaron el “campo de acción” de la misión pastoral y humanitaria que ya venían desarrollando. “Durante años, cada mes íbamos a prestar nuestra asistencia. Sin embargo, a causa de la llegada de nuevas personas en el último período, el espacio para desarrollar nuestro ministerio fue reduciéndose cada vez más”, cuenta el Padre Rahkito. El sacerdote agrega que actualmente son cerca de 400 los solicitantes de asilo que se alojan en el superpoblado Centro de detención. Desde principios de 2018, suman 13.800 los refugiados llegados a Indonesia. Ellos son sobre todo afganos, pakistaníes, iraníes, iraquíes, etíopes, esrilanqueses y ciudadanos de Myanmar. La nueva ola también ha afectado el paisaje de la localidad de Cengkareng, donde cada vez son más los extranjeros que acampan en las calles que rodean la estructura del gobierno que recibe a los solicitantes de asilo. Las autoridades indonesias les prohíben trabajar.
La dimensión del fenómeno no escapa a la atención de la Lembaga Daya Dharma Keuskupan Agung Jakarta (LDD-KAJ), el brazo humanitario de la arquidiócesis de Yakarta. Según su director, el Pbro. Yustinus Sigit Prasojo Sj, el aumento de arribos está “vinculado a las esperanzas que los refugiados depositan en la IOM y en el UNHCR para que se acepten sus solicitudes de asilo político en los países de destino”. La situación humanitaria en Cengkareng se ha convertido en una preocupación para toda la diócesis. La LDD-KAJ coordina la labor de 10 parroquias de la región de Yakarta Occidental. Son las iglesias de Grogol, Kapuk, Tomang, Kedoya, Bojong, Kosambi, Meruya, Kalideres, Cengkareng y Serpong. A éstas se suma el apoyo prestado por el Jesuit Refugee Service (JRS), la asociación Selasih y otros grupos. Al estar más cerca del Centro de detención, las parroquias de la Trinidad y de Santa María Inmaculada se ocupan de atender a los refugiados. En las instalaciones de las iglesias se les ofrecen servicios sanitarios semanales, y cada día los voluntarios les ofrecen comida y artículos de primera necesidad, bajo la supervisión de dos responsables: Djoni Widjaja y Yustina Yani.
Gracias a la colaboración con la LDD-KAJ, el JRS ha podido construir un refugio provisorio en Cisarua (regencia de Bogor). El Pbro. Thomas Aquinas Maswan Susinto, director de la organización jesuita en Indonesia, cuenta: “Aquí, los refugiados reciben un sostén financiero, alojamiento y servicios sanitarios. Además, les ofrecemos cursos de idioma inglés e indonesio, y brindamos asistencia legal, para ayudarlos a obtener el asilo político. Contamos con el apoyo de algunos voluntarios laicos, de las hermanas de Jesús, María y José, y de las religiosas de Santa Ana”.