Arzobispo de Seúl: Vivir la Navidad cada día, para combatir las plagas de la sociedad
Seúl (AsiaNews)- El verdadero significado de la Navidad "no es aquel de ser recordado. Sino el de vivirlo en la vida cotidiana. Porque el Niño Jesús nace en cada lugar donde las personas se aman, comparten, sirven y perdonan". Lo escribe el arzobispo de Seúl, mons. Andrea Yeom Soo-yung, en su mensaje natalicio a la comunidad de la capital coreana. En el texto el prelado subraya la importancia de rezar "por los emarginado, los pobres, los enfermos y por nuestros hermanos de Corea del Norte" e invita a combatir los desafíos más urgentes de la sociedad: materialismo, ateísmo, suicidios y divorcios. A continuación el texto completo del mensaje.
Queridos hermanos y hermanas: El Niño Jesús nació hoy para traer la luz de la salvación a este mundo obscuro. Puedan las bendiciones abundantes de Dios cubrir a ustedes y a vuestros familiares en este día feliz de Navidad, Rezamos también por los emarginados, los pobres, los enfermos y por nuestros hermanos nord-coreanos: puedan las bendiciones de navidad llenar el corazón de ellos de esperanza y alegría.
El Señor mandó a su Hijo único al mundo y nos ha revelado Su infinito amor por nosotros. Jesús nació hace 2000 años en un pequeño pueblito de Judea, llamado Belén. María y José venían de Nazaret y habían buscado en cada hostal sin lograr encontrar una habitación vacía, donde poder pernoctar. Al final encontraron refugio en un establo, donde María parió: puso a Su hijo Jesús en un pesebre, rodeado por un buey y un asno. Este es el modo en el cual viene al mundo Jesús: en el modo más pobre y humilde: Esto nos enseña que Dios vive entre los débiles y los pobres y que nos sacó de la obscuridad para entrar en su luz maravillosa.
Sin embargo, hoy el ateísmo y el materialismo llegaron a ser parte integrante de nuestra sociedad. Los conflictos y las divisiones están por todos lados. Las personas han olvidado la importancia de la comunicación y del compromiso, ocupándose sólo en realizar sus propios deseos. Crecen con rapidez la cantidad de suicidios y el de los divorcios; las familias sufren todo tipo de dolor y dificultad. Los alumnos están sometidos a enormes competencias y difíciles exámenes. Los que se reciben tienen enormes dificultades en encontrar trabajo. Y luego están aquellos que son los olvidados por la mayor parte de nosotros: los sin techo, los emigrantes, los minusválidos, los pobres. Viven en el dolor y la angustia, en una vida sin dignidad humana.
Jesús vino a nosotros como una luz en un mundo obscuro y sofocador. No vino con una forma divina, sino como un pobre y el más humilde de los seres humanos. Pero esta venida al mundo ¿qué tipo de mensaje nos trae a nosotros, hijos de este tiempo? Quizás que no debamos depender sólo de instrumentos humanos y seculares, para resolver los problemas del mundo: la solución se encuentra de hecho en el misterio natalicio de Dios, que se hace hombre y se prepara a sufrir por nosotros. Cuando con humildad nos ponemos con empatía y respeto en relación con los otros, como lo hace el Señor en medio de nosotros, entonces estamos más cerca de la creación de una sociedad más armoniosa.
Otra cosa importante nace de la responsabilidad social de la Iglesia. Si la Iglesia de hecho, puede contar su desarrollo e influencia social, pero no tiene amor en su interior, entonces no es nada. En su Exhortación apostólica, el Papa Francisco escribe: "Quiero una Iglesia pobre, para los pobres". El Santo Padre nos explica que hasta que no se encuentre una solución radical al problema de la pobreza, el mundo no será sanado. Si damos la espalda a los pobres y nos decimos que los problemas están resueltos, arriesgamos el colapso. Entonces "no se puede posponer una solución para las causas estructurales de la pobreza". Tenemos realmente necesidad de reflexionar sobre estas palabras.
Tenemos que mostrar el amor de Dios a aquellos que están en la necesidad: no sólo con las palabras, sino con acciones reales. Tenemos que mostrar la luz de la salvación a este mundo obscuro. El verdadero significado de la Navidad no es aquel de sólo ser recordado, sino el de ser vivido a través de nuestra vida cotidiana. Porque el Niño Jesús nace en cada lugar en el cual las personas lo aman, comparten, sirven y se perdonan.
A través de Cristo que nace en esta alegre Navidad, rezo para que todos nosotros recibamos la fuerza de Dios para convertirnos todos en niños de la luz, que brilla en el ángulo más obscuro de este mundo. Pueda la luz de la vida, la bendición del señor y la paz ser para todos ustedes. ¡Feliz Navidad!
Arzobispo de Seúl.