Arzobispo de Guwahati: Cebú, uno de los eventos más estimulantes para Asia
Mons. Thomas Menamparampil intervino en el Congreso Eucarístico Internacional. Su catequesis se tituló: “La Eucaristía como misión, la misión como diálogo”. La alegría en el rostro de los participantes, la atención prestada incluso a los encuentros más largos y serios. La importancia del silencio en la adoración eucarística para escuchar el llanto de Jesús en la cruz. El significado de trabajar en la India, “en la periferia de las periferias”.
Mumbai (AsiaNews) – El Congreso Eucarístico Internacional de Cebú “ha sido uno de los eventos más estimulantes de la fe en Asia en los últimos años”. Es lo que dice a AsiaNews Mons. Thomas Menamparampil, arzobispo de Guwahati y administrador apostólico de Jowai en la India, comentando el 51ro Congreso Eucarístico que se desarrolló en Cebú (en las Filipinas) del 25 al 31 de enero. “He notado –dice- un gran entusiasmo en los rostros de todos los participantes” incluso “de las miles de personas que han asistido al Simposio teológico preliminar
Mons. Menamparampil intervino en los trabajo del día 27 de enero con una catequesis titulada “La Eucaristía como misión, la misión como dialogo”. Además de la erudición teológica que los expositores han brindado –refiere- lo que ha provocado una profunda impresión ha sido el hecho de compartir experiencias de vida y de pastoral”. El administrador apostólico presentó justamente en el Congreso su libro intitulado “Asia y Evangelización”, publicado por Word Mission (ver imagen). Se trata de una recopilación de cartas del prelado mismo, efectuada por los padres camboyanos. A continuación, la entrevista al arzobispo de Guwahati, con traducción a cargo de AsiaNews.
Excelencia, ¿cuál es su impresión general sobre el Congreso Eucarístico Internacional de Cebú?
El Congreso Eucarístico Internacional de Cebú ha sido uno de los eventos más estimulantes de la fe en Asia en los últimos años. Cerca de 5.000 niños han recibido la primera comunión, 12.000 personas seleccionadas han asistido al Simposio teológico preliminar, más de 300.000 fieles han desfilado durante la procesión eucarística, y un millón de personas acudieron a la misa conclusiva. Estoy seguro de dicho evento tendrá un profundo impacto e influenciará a quienes estuvieron presentes. Miles de voluntarios han trabajado junto al arzobispo Palma para asegurar el éxito de la manifestación.
He notado el entusiasmo en los rostros de todos los participantes. Ha sido emocionante encontrar delegados provenientes de cada parte del mundo e intercambiar vibraciones de fe con los recién llegados. En sus caras estaba escrita la alegría, en particular, en aquellos que han percibido la profundidad de la fe manifiesta en la cálida bienvenida, en las relaciones de amistad y en la seriedad de la oración. Los obispos y sacerdotes que han venido a Asia por primera vez han quedado profundamente conmovidos. El sentido de co-pertenencia que se ha creado con las personas provenientes de 73 naciones ha sido algo deslumbrante.
¿Cuáles han sido los puntos más destacables?
Me ha sorprendido muchísimo que el Simposio Teológico haya atraído a miles de participantes y que los haya mantenido atentos. No he visto sillas vacías o lugares sin ocupar, incluso siendo que el debate fue largo y serio. Quedé sorprendido por el hecho de que, durante los ratos libres, muchos discutieran los diversos matices de significado de aquello que habían escuchado. Había mucho más optimismo y alegría que signos de interrogación e incertidumbre.
Además de la erudición teológica que los expositores han brindado, lo que ha causado una profunda impresión ha sido la compartición de experiencias de vida y de pastoral. Individuos creyentes que han elegido la fe, renovado sus vidas, luchado por un valor o encontrado un sentido en la doctrina católica en un contexto específico, han testimoniado sus experiencias. Los relatos han sido verdaderamente emocionantes. Los recuerdos permanecerán (en nuestra memoria) por largo tiempo.
La presencia de cardenales, arzobispos, obispos y eminencias eclesiásticas de todo el mundo ha dado más peso al evento. Había una representación de Irlanda, donde se desarrolló el Congreso Eucarístico Internacional anterior, y también una de Hungría, donde se llevará a cabo el próximo. Así Como el entusiasmo de la Iglesia asiática ha sido un buen testimonio para los creyentes cristianos, la devoción de la Iglesia húngara en circunstancias difíciles nos edificará, cuando toda la atención vaya a centrarse en el Congreso Eucarístico Internacional de Budapest, programado para el año 2020.
¿Qué es lo que más ha subrayado en su catequesis?
Una impresión que he compartido en los últimos años es que los asiáticos aman la profundidad. Ante el enorme dolor humano, el Mahatma Gandhi se habría sumergido en el silencio. Él habría explicado: “El silencio es el verdadero lenguaje de la adoración cósmica”. Cuando visitó san Pedro y la Capilla Sixtina, él se conmovió hasta las lágrimas al ver a Cristo en la cruz. A menudo se refería a una “débil voz” que le hablaba. Esto es lo que debiera ocurrir en la oración eucarística.
La adoración eucarística adquiere profundidad cuando el adorador escucha el llanto de Cristo en la cruz y reconoce que en éste está el llanto de los seres humanos en agonía, una agonía que varía en modos y contextos. La adoración adquiere un significado real cuando empuja al adorador a llevar por las calles los valores cristianos de la familia, o en el hospital, donde se contempla el fin de la vida de un niño que aún no ha nacido, o en las oficinas o en las asambleas donde se decide el destino de millones de personas.
Desde otro punto de vista, las devociones eucarísticas adquieren profundidad y relevancia cuando sanan el inconsciente colectivo de las comunidades ofendidas, o que tienen recuerdos de heridas, de modo de contribuir a un nuevo despertar y al bienestar de la conciencia profunda colectiva de la humanidad. Es en esta forma de asistencia que los misioneros del futuro deben trabajar más. En este sentido, yo he querido más la pastoral que la teología. Debemos reforzar nuestro trabajo de curación en este Año de la Misericordia, llevando la sanación al sentimiento de los individuos, a los grupos étnicos, las comunidades y la sociedad en general.
Excelencia, ¿qué intenta decir cuando afirma que usted trabaja en la periferia de las periferias?
Tal vez no debería decirlo demasiado “al pasar”. Peor puedo subrayar que las misiones del noreste de la India habitualmente son consideradas la periferia en un contexto más amplio. En este caso, Jowai –donde yo trabajo- se encuentra en el centro de las colinas, y podría ser la periferia de las periferias. Pero no debería exagerar. Hay personas que trabajan en situaciones mucho más difíciles que yo: en medio de grandes privaciones, entre las comunidades más necesitadas, por personas que son menos reactivas o más hostiles. Aquí, en Jowai, las comunidades son reactivas, cooperativas, entusiastas y están en crecimiento; y eso, no obstante están lejos de los centros y de los lugares más importantes. Pero la recompensa está en el trabajo. Yo creo que quienes trabajan en la periferia encuentran la alegría en la verdadera elocuencia de su trabajo. “En Dios, nada está perdido” decía Frère Roger, de Taizé.
Quizás deberíamos tratar de alcanzar incluso las periferias de la mente, donde existe la resistencia mental, la aversión social, la indiferencia común en relación a un mensaje religioso, y también donde está la oposición activa a las cosas espirituales. Se trata de áreas en las cuales debemos mostrar la parte más “humana” de nosotros mismos, como hizo Jesús en esos contextos, hasta que las personas comiencen a buscar más allá, hasta cuando sea revelada la dimensión escondida de su rostro. Se trata de una peregrinación larga, pero en el esfuerzo hay significado y relevancia… y Emaús no es muy lejos.
17/12/2016 13:14
02/05/2017 13:54