Los dos países conforman el principal centro de producción y lugar de paso del tráfico de la anfetamina. Ésta es comúnmente usada entre los milicianos, porque “te vuelve impávido”. Las exportaciones viajan en dirección a los Estados del Golfo, en particular a Arabia Saudita. En 2015, en Siria fueron secuestradas 24 millones de cápsula.   

Beirut (AsiaNews) – Los operativos de las fuerzas de seguridad contra el narcotráfico llevados a cabo en las últimas semanas, tanto en Siria como en el Líbano, reportan como un hecho de actualidad el problema del comercio y del consumo de estupefacientes en los dos países, con una particular atención al captagon. Esta última, una anfetamina de antigua generación, se ha afirmado en escenarios de guerra, en tanto es utilizada por milicianos yihadistas y por kamikazes para vencer el sueño, el hambre, el miedo y superar los frenos inhibidores. 

Una fuente oficial en Beirut, tras el anonimato, subraya que “con el inicio de la crisis en Siria, el Líbano e incluso la misma Siria se transformaron en un lugar de paso” para el tráfico de captagon. Y el Líbano se ha ido consolidando como el principal país exportador.

A fines de diciembre, las brigadas anti-droga libaneses, en coordinación con los colegas sauditas, secuestraron 12 millones de cápsulas y arrestaron “al cerebro” de una célula que tenía a su cargo las exportaciones en todos los países del Golfo. Anteriormente y también en el Líbano, fue detenido un dignatario saudita y su séquito en el Rafik Hariri International Airport, por poseer casi dos toneladas de captagon.

La situación no difiere mucho en Siria. El general Maamun Ammuri, jefe del Departamento antidroga, refiere que, sólo en el 2015, las autoridades secuestraron cerca de 24 millones de cápsulas. Cinco habían partido de regreso de Kuwait, saliendo del puerto de Tartus, sobre el mar Mediterráneo. Otro cargamento fue secuestrado en la frontera entre Turquía y el Líbano.

In Siria, la producción se lleva a cabo fundamentalmente en los centros  que actualmente están bajo el control del gobierno de Damasco, incluida el área septentrional en torno a Alepo y la periferia de la capital. Dos son los objetivos de los terroristas que, la mayoría de las veces, se benefician del tráfico: difundir el veneno en las áreas bajo el control del Estado Islámico para financiar así la adquisición de armas y municiones; y a la vez, “drogar” a los kamikaze y a los yihadistas, de modo de cumplir sus acciones suicidas o bien sus ejecuciones por decapitación sin vacilaciones ni reparos de ningún tipo.

Varios ex combatientes del grupo yihadista, hoy arrepentidos, han confirmado el uso sistemático y difundido del captagon en el Estado Islámico. “Te vuelve impávido –afirma una fuente- y brinda una energía extraordinaria”. Sin embargo, en el seno de los milicianos hay un choque de visiones acerca de la licitud –según la sharia- del uso de la droga.

Entre los principales consumidores de la droga, se encuentran también los países del Golfo, en especial Arabia Saudita; en este caso, el captagon es usado como “estimulante sexual”. En noviembre, el Ministerio del Interior saudita reveló el secuestro de más de 22,4 millones de cápsulas de la anfetamina. En dicho país, los traficantes de estupefacientes son condenados a muerte.

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