Almaty: la "sombra" de Nazarbaev sobre los planes de crecimiento de Tokaev

de Vladimir Rozanskij

En su discurso inaugural del nuevo año, el presidente promete un futuro de paz, desarrollo y prosperidad. Empezando por el Fondo Nacional, con subvenciones para los niños. Un nuevo impulso del mundo del deporte, con el intento de redención en los Juegos Olímpicos de París y la posible clasificación para la Eurocopa2024. En la agenda de los dirigentes está la perspectiva del regreso del antiguo "padre patrón".

Moscú (AsiaNews) - Los saludos del presidente Kasym-Žomart Tokaev y de todos los representantes de las instituciones estatales de Kazajistán describen un nuevo año marcado por la paz, el desarrollo y la prosperidad. Una perspectiva que los ciudadanos esperan con impaciencia dos años después de los disturbios de Almaty y los numerosos acontecimientos que han puesto a prueba la vida de todos, en Asia Central y en muchas regiones del mundo.

Las principales expectativas se centran en los subsidios para niños del Fondo Nacional, el aumento de los salarios mínimos de 70 a 85 mil tenge (170 euros) y la posible clasificación de la selección nacional para la fase final del Campeonato de Europa de Fútbol. El fondo infantil asignará el 50% de la inversión anual, con un mecanismo basado en la recopilación de datos, sin necesidad siquiera de presentar documentos. Los padres sólo tendrán que comprobar la información sobre su hijo en el portal de la Caja Nacional de Pensiones, o en el portal gubernamental Egov, para recibir una suma en su cuenta bancaria que se destinará a condiciones de vivienda, o al acceso a la enseñanza superior.

Aún no se sabe cuánto dinero se donará a las cuentas de los niños; el gobierno ha prometido concluir la operación en febrero. Según las estadísticas oficiales, en el país hay 6,7 millones de niños y jóvenes menores de 18 años. El proyecto Nazfond-detjam había sido propuesto por Tokaev durante la última campaña electoral en el mensaje del 1 de septiembre de 2022, una iniciativa considerada "populista" por muchos comentaristas.

Con el fin de regular la vida económica de Kazajistán, desde principios de año, los empresarios, gerentes y fundadores de entidades jurídicas, así como sus cónyuges, deberán presentar sus declaraciones de ingresos y bienes antes de septiembre, so pena de fuertes multas y confiscación. El Gobierno pretende poner orden en el sistema fiscal, hacer más eficaz la lucha contra la corrupción y derrotar a la economía sumergida, pero incluso en este punto los observadores se muestran bastante escépticos.

Del mundo del deporte se esperan más consuelos: Kazajistán ha sido admitido en los Juegos Olímpicos de París 2024, tras un pronunciamiento del Comité Olímpico Internacional (COI) el pasado julio, que no se esperaba en estos tiempos de guerras y sanciones. En la edición de Tokio 2020 por primera vez no se ganó ni una sola medalla de oro, sino sólo ocho de bronce, y hay muchas ganas de revancha. También siguen abiertas las posibilidades de que la selección nacional de fútbol participe en la Eurocopa de Alemania en junio, venciendo a Grecia en la repesca de marzo para enfrentarse después al ganador del Georgia-Luxemburgo.

Sobre las esperanzas y expectativas de la sociedad kazaja, sin embargo, vuelve a alargarse la sombra del caído Elbasy, el "padre de la patria" Nursultan Nazarbaev, que regresa al centro de la atención pública tras la publicación de su autobiografía. El antiguo "presidente eterno" parecía haber abandonado definitivamente la escena tras las revueltas de enero de 2022, que iniciaron el proceso de "desnazarbaevisación".

En cambio, su reciente reunión privada con el presidente ruso, Vladímir Putin, en quien Nazarbáyev se inspira desde hace tiempo, sugiere que el gobernante de 83 años de la escena postsoviética tiene intención de volver a la política activa. Una posibilidad a la que se oponen enérgicamente los actuales dirigentes del país, en un intento de no debilitar la imagen de su delfín Tokaev, reelegido presidente de un "nuevo Kazajistán". En noviembre, Nursultan presidió el grandioso funeral de su hermano Bolat, dueño de las parcelas económicas de toda la familia del poder durante treinta años, y su entierro fue en cierto modo un acto simbólico; sin su hermano-padre, Nazarbaev querría volver a ser padre-patrón.