Alepo, Maristas azules: caridad cristiana verdadera ‘fuente de paz’ para sanar las heridas de la guerra
Los religiosos narran sobre una crisis económica “muy fuerte”, una alta tasa de desocupación, pobreza y el costo de la vida vertiginoso. Las violencias relacionadas con la ofensiva turca en el nordeste parte de “un guión ya escrito. Las iniciativas promovidas de los cristianos para hacer frente a las enormes necesidades. La guerra parece terminar, pero la paz está aún lejos.
Alepo (AsiaNews) - El retiro de las tropas americanas, la ofensiva de los turcos y las nuevas violencias que han generado parecen “parte de un guión ya escrito en precedencia”, que garantizó ventajas a cada uno de los actores involucrados. En este contexto de violencias, las iniciativas de ayuda y solidaridad de los cristianos representan la verdadera “fuente de paz”, aunque si “lo que hacemos es sólo una gota en el mar de las necesidades”. Es cuanto cuentan los Maristas azules, en la 37ma Carta de Alepo difundida en estos días, en la cual surge una realidad de extrema necesidad frente a las ayudas y recursos que se hacen cada vez más limitadas. “La crisis económica-subrayan- es muy fuerte, la tasa de desocupación impresionante, el costo de la vida vertiginoso, la inflación galopante y la pobreza en continuo crecimiento”. A continuación, una amplia síntesis del testimonio. Traducción del francés a cargo de AsiaNews.
Desde hace casi un año y medio, en Siria no hay más verdaderos combates. Vivimos en un estado de “ni guerra, ni paz”, condición que se repite desde hace tiempo. El Estado sirio controla cerca del 70% del territorio, entre las cuales las principales ciudades. Sin embargo, quedan aún zonas ocupadas, que hay que liberar o en las cuales la situación está congelada.
Una gran parte del nordeste de Siria, una franja de cerca el 25% del territorio, con Turquía en el norte e Irak al este (en cuyo interior están encerrados los principales campos petrolíferos) estaba ocupado por las milicias kurdas YPG, apoyados por los americanos (y franceses). Formadas por sirios de etnia kurda, estas milicias querían aprovechar del caos de la guerra para fundar un Kurdistán sirio o al menos una región autónoma.
Otra pequeña parte de Siria, al noroeste (la región de Afrin) también ésta está habitada por sirios de origen kurdo y fue ocupada por el ejército turco en enero de 2018, obligando al éxodo a cerca de 140 mil personas. Al final, la provincia de Idlib está desde hace diversos años en manos de los fundamentalistas islámicos relacionados con el Frente de al-Nusra, compuesto por miles de milicianos y terroristas extranjeros.
En el frente político, los coloquios (ONU) de Ginebra murieron desde hace tiempo, reemplazados por encuentros de Astana y Sochi bajo la égida de Rusia, Turquía e Irán.
En este contexto, el 9 de octubre el presidente Trump anunció la retirada de las tropas estadounidenses de Siria (en realidad, los militares no hicieron otra cosa que replegarse un poco más al sur), dejando libre la ruta a Turquía que inició su operación llamada “Fuente de paz” (¡sic!). La operación militar en el terreno fue precedida por ataques aéreos contra las principales ciudades: Qamishli, Derbasiye, Ras al-Ayn, Ain Arab, todos centros habitados por kurdos, cristianos y musulmanes sirios. esto provocó un éxodo masivo hacia otras ciudades de la región.
Después de 5 días de combates, Rusia y Turquía han negociado el cese del fuego y desde aquel momento la situación está de nuevo congelada. Todo sucedió como si fuese parte de un guión ya escrito en precedencia. Los turcos tuvieron su zona de amortiguamiento de 35 Km en territorio sirio; el Estado sirio recuperó gran parte del territorio que todavía faltaba sin ni siquiera combatir; los rusos reafirmaron su considerable influencia, los americanos mantienen todavía el control de los pozos petrolíferos sirios y se reconciliaron con Turquía.
En lo que concierne a la región de Idlib, el ejército sirio lanzó numerosas ofensivas para liberar el territorio de los extremistas islámicos pero, cada intento, se tuvo que detener por las presiones de las potencias occidentales. No obstante esto, en la última de estas ofensivas los rebeldes armados tuvieron que retroceder unos 10 Km hacia el norte, saliendo del rayo de tiro de 2 ciudades cristianas de la región de Hama, Mhardé y Squelbiyé. Estas últimas fueron bombardeadas diversas veces en los últimos 2 años por los terroristas de Idlib y han sufrido diversos asedios. Se necesitaba ver la alegría de sus habitantes en las calles y las plazas, su alivio apenas conocida la noticia.
Pero, lamentablemente también para los cristianos no parecen terminar las violencias y es grande su dolor. El pasado 11 de noviembre un sacerdote católico de Qamishli y el padre fueron asesinados mientras iban a Ceir-el- Zor para apoyar su grey. El día mismo 2 autobombas explotaron cerca de la Iglesia caldea de Qamishli.
En Alepo, la situación es estable. Los servicios esenciales están asegurados, el agua está disponible 5 días por semana y la electricidad 18 horas por día. La universidad y las escuelas funcionan normalmente. Los grupos armados rebeldes, de estancia en la periferia occidental, continúan lanzando cada tanto misiles contra las ciudades. Recientemente, un misil cayó a 200 metros de distancia del hospital S. Luis y de mi oficina, provocando la muerte de 1 personas y provocó diversos heridos. La crisis económica es muy grave, la tasa de desocupación impresionante, el costo de la vida vertiginoso, la inflación galopante y la pobreza está en continuo crecimiento.
En un mar de necesidades, nosotros Maristas azules continuamos nuestros proyectos de ayuda y apoyo a las familias pobres o evacuadas, si bien las dificultades financieras y la búsqueda de fondos se hace siempre más difícil. Nos estamos ocupando del campo de refugiados “Shabba” en Afrin, a despecho de los peligros. Este se encuentra a 55 Km de Alepo y a sólo 3 de las líneas turcas. A menudo caen misiles en las cercanías, pero esto no nos impide ir y distribuir víveres. Nuestro compromiso es el de dar una posibilidad a las familias de vivir y crecer. “Gota de leche” distribuye leche a 2.900 niños con menos de 11 años; al menos 200 familias reciben contribuciones para vivir dentro de departamentos provisorios, en espera de volver a sus casas; el programa médico suministra asistencia sanitaria o quirúrgica a 150 enfermos por mes. Y luego están las sesiones de formación y cursos profesionales para hombres y mujeres, a los cuales se agrega el proyecto “Hope” para la enseñanza de una lengua extranjera.
Gracias al compromiso continuo e incansable de 85 entre empleados y voluntarios, estamos al servicio de las familias pobres o de evacuados de Alepo. Cristianos (y musulmanes) que nos miran como a una verdadera “Fuente de paz”, aunque si lo que hacemos es sólo una gota en el mar de la necesidad. Y si la guerra parece esté a punto de terminar, pero la cita con la paz está todavía lejos.
* Médico de Alepo y miembro laico de la orden de los frailes Maristas azules
17/12/2016 13:14
19/02/2019 14:42
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