Aleksandr Men: a 30 años de su muerte, su recuerdo y el futuro
El sacerdote ortodoxo, “padre espiritual del disenso” en los años soviéticos, fue masacrado el 9 de septiembre de 1990. En la capital se suceden los eventos y convenios sobre su figura, capaz de comunicar la fe a ateos, científicos, artistas y personas comunes y corrientes. Hoy, muchas instituciones culturales y religiosas son animadas por discípulos del padre Men y por sus descendientes. El padre Men, un modelo a seguir en un momento de inquietud para Rusia y Bielorrusia.
Roma (AsiaNews) - En estos días se desarrollan en Moscú varios eventos en memoria del protoiérej Aleksandr Men, el “padre espiritual del disenso” en los años soviéticos. Hace treinta años, en la madrugada del 9 de septiembre de 1990, el padre Men, de 55 años, fue asesinado por sujetos desconocidos mientras se dirigía a su parroquia cercana, en Moscú. En un evento particular, los discípulos del padre Men participan en la gran conferencia internacional del 10 y 11 de septiembre, sobre el legado del carismático sacerdote y las perspectivas que derivan de ello. Tanto de forma presencial como online (https://www.culture.ru/live/10622), la conferencia tiene lugar en la Biblioteca de Literatura Extranjera Rudomino en el centro de Moscú, un lugar que reúne y congrega las obras de y sobre el padre Men, muy difundidas en Rusia y más allá de sus fronteras.
En la conferencia, que cuenta con la moderación del historiador católico Aleksej Judin, participan muchísimas personalidades vinculadas de distinta manera a la multifacética actividad del padre Men, de quien se muestran algunos videos de sus homilías y conferencias. Participan, entre otros, el hijo del protoiérej, Mikhail Men, un político muy conocido en Rusia, ex diputado y gobernador en varias regiones, y actualmente miembro del Tribunal de Cuentas de la Federación Rusa. También estará presente el hermano del sacerdote, Pavel Men, quien preside el fondo humanitario que lleva el nombre del padre Men, y es uno de los puntos de referencia de las comunidades por él fundadas en los años ‘60 y ‘70 del siglo pasado. No faltará a la cita uno de los ancianos metropolitanos “históricos” de aquellos tiempos difíciles, Juvenalij (Pojarkov), quien hace décadas se desempeña como responsable de la pastoral en la provincia de Moscú. Él supo acompañar y también proteger a su amigo, el padre Men, en la época de las persecuciones breznevianas.
Hay muchos seguidores y amigos del padre Men en Rusia y en el exterior y entre ellos se destaca el profesor de Ciencias políticas Yves Hamant, quien enseña en París y difunde en todo el mundo las obras del gran predicador ruso. Él fue capaz de hallar nuevas modalidades de anuncio de la fe, sin dejarse condicionar por el régimen ateo. Además, señaló caminos eficaces para la renovación de la experiencia cristiana, en un mundo que se aproximaba a los grandes cambios de las últimas décadas. A menudo Men fue definido como el “misionero de la intelligenzia”, por su capacidad de dialogar con científicos y artistas. Su capacidad de comunicación sabía exaltar la apertura de mente y del corazón de las personas de todas las categorías.
Las comunidades del padre Men fueron célebres por su gran diversidad en cuanto a composición y proveniencia, y por la apertura a distintas confesiones religiosas. Proponían un verdadero “ecumenismo práctico” y esencial, sin pretender forzar las condiciones institucionales de las diferentes Iglesias. Autor de muchos textos difundidos clandestinamente por el sámizdat, su libro El Hijo del Hombre, de 1968, que trata sobre la vida de Jesús, fue publicado por la editorial belga La vie avec Dieu, bajo el seudónimo de Andrej Bogoljubov (“el amante de Dios”). Esta obra volvió a proponer el encuentro personal con Cristo en la Rusia soviética, suscitando un enorme movimiento de conversión a la fe cristiana.
El recuerdo del padre Men sigue inspirando a muchísimas personas y comunidades de Rusia y de tantos otros países. Su asesinato impidió la formación de un movimiento unitario de renovación de la Iglesia rusa, conectando los numerosos grupos que, en la clandestinidad de los tiempos de persecución, eran muy cerrados y prudentes por necesidad. Hoy, muchas instituciones culturales y religiosas, e incluso numerosas parroquias ortodoxas, se ven animadas por discípulos del padre Men y por sus descendientes. Y esto, aún cuando la Iglesia rusa muchas veces continúa aislándolos, rechazando el espíritu ecuménico, bastante impopular en la actual pastoral y política eclesiástica de Rusia.
En las épocas de grandes protestas y deseo de cambio, a dos meses del inicio de las manifestaciones en Jabárovsk y a un mes de las cuestionadas elecciones en Bielorrusia, el pueblo del mundo ex-soviético necesita redescubrir las energías espirituales que una figura como el padre Men ha representado y aún representa, para imaginar una sociedad más abierta, tanto a la dimensión vertical como a aquella horizontal, en presencia de Dios y en una fraternidad con los hombres.
19/10/2019 15:48