Al-Amarah, atentado contra un comerciante cristiano. Card Sako: tristeza y dolor
El blanco del ataque fue un comerciante que expende bebidas alcohólicas en la ciudad del centro-este del país. Los perpetradores, a bordo de una moto, lanzaron bombas caseras contra el domicilio del hombre: hay daños materiales, pero no se registran víctimas ni heridos. Aunque la Iglesia no está a favor de la venta de alcohol, considera que son cuestiones personales y que el comercio ilegal “sería mucho peor".
Bagdad (AsiaNews) - “Tristeza y dolor”. Son los sentimientos que expresa el primado caldeo, Card. Louis Raphael Sako, al comentar la noticia del atentado contra un comerciante cristiano que vende bebidas alcohólicas en al-Amarah. El ataque en la ciudad del centro-este de Irak a orillas del río Tigris y cabecera de la gobernación de Maysan, se produjo el 28 de noviembre pasado. En un comunicado publicado en la página web del patriarcado, el cardenal condenó el "ataque a la vivienda" de un fiel "perteneciente a nuestra Iglesia", en el que se utilizaron "dos artefactos explosivos". Afortunadamente, no hubo víctimas ni heridos, pero el acto "creó terror en la familia y en la comunidad cristiana" porque recuerda momentos de un pasado de violencia.
Según fuentes policiales, el atentado se llevó a cabo con artefactos explosivos de fabricación casera. A bordo de una moto, los perpetradores ingresaron a toda velocidad en el interior de la vivienda, arrojando las bombas y causando daños materiales en la estructura. Sólo ocho familias cristianas permanecen en la zona; las demás emigraron al extranjero o han huido a otras ciudades del país en busca de mayor seguridad.
“El propietario de la casa tiene una tienda de bebidas alcohólicas” -recuerda el patriarca caldeo- “y ha sido objeto de muchas amenazas. Está claro que se trata de un asunto relacionado con la venta de alcohol, a pesar de que el hombre tiene una licencia regular y oficial". El cardenal habló como responsable de los caldeos y dijo que "no estamos a favor de la venta de alcohol”, pero éste en un tema personal y una fuente de sustento para la gente". Agregó que “sería peor la venta ilegal”, como sucede con las drogas o la prostitución "que destruyen la vida de los jóvenes".
El problema, advierte, es que “los cristianos son pacíficos y son percibidos [erróneamente] como un eslabón débil", mientras el país corre el riesgo de convertirse cada vez más en una jungla. Entre otros ejemplos, el cardenal recuerda "la apropiación indebida de bienes y propiedades de los cristianos", contra la que se ha pronunciado incluso el líder radical chií Moqtada al-Sadr. También menciona la progresiva exclusión de los cristianos del mundo del trabajo o de las posiciones de liderazgo económico e institucional. Además, cuando un cristiano solicita un empleo, "se le pide un 'soborno' de 10.000 dólares o más para ser contratado", por no hablar de la escasa representación en los centros neurálgicos del poder.
En octubre de 2016, el parlamento iraquí aprobó una ley que impone medidas de control sobre los productos alcohólicos. La norma fue incorporada a último momento por el ala conservadora, como parte de un paquete de medidas relativas a los municipios, orientada a impedir la venta, importación y producción de vino, cerveza y licores. Esta decisión generó un fuerte descontento en los círculos no-musulmanes de la política y la sociedad civil. Los diputados cristianos anunciaron entonces que batallarían en el Parlamento contra la decisión.
En los días posteriores a la aprobación de la ley, sus frutos nefastos aparecieron inmediatamente. A fines de octubre de 2016, en Basora, un grupo de hombres armados, a bordo de motos y a cara descubierta, dispararon contra Nazar Elias, matándolo a sangre fría. El hombre había huido de Qaraqosh hacía dos años, ante el avance del Estado Islámico (EI, es ISIS). En el sur del país, había inaugurado una tienda de alimentos que expendía bebidas alcohólicas. En aquellos mismos días, en Karrada, un barrio de la capital, Bagdad, un grupo de asaltantes no identificados hicieron estallar un negocio que vendía bebidas alcohólicas.
“Los cristianos somos portadores de un mensaje humanitario, de amor y fraternidad”, concluye el comunicado del cardenal Sako. “Queremos trabajar junto con nuestros conciudadanos” por el crecimiento “humano, espiritual, social y nacional”. Por un futuro mejor para este país “que amamos”.
17/12/2016 13:14
22/03/2017 13:04