Adyala: fuga de un detenido y represalia contra los cristianos
El activista por los derechos humanos Xavier William denuncia a AsiaNews: en la penitenciaría de Rawalpindi, donde también está detenido Imran Khan, tras la fuga de un detenido se ha prohibido a los 200 presos cristianos asistir a la iglesia, la única que se mantiene abierta desde 2009 en una cárcel paquistaní. "Hay que garantizar un equilibrio entre seguridad y libertad religiosa; los directivos deben revisar la decisión".
Roma (AsiaNews) - "Abusos, discriminaciones y agresiones" es la situación que padecen cerca de 200 presos cristianos en la cárcel de Adyala en Rawalpindi, en la provincia de Punjab, Pakistán. La denuncia fue presentada a AsiaNews por Xavier William, de 37 años, activista por los derechos humanos, quien describe las restricciones a la libertad religiosa que se han impuesto precisamente durante la Cuaresma. En este centro penitenciario - donde también está detenido el ex primer ministro Imran Khan y su equipo, junto con terroristas de alto perfil - rige desde hace días la prohibición de participar en las actividades de la iglesia, la primera que se abrió, en 2009, en una cárcel paquistaní, y que en aquel momento se había considerado un paso significativo para el país.
El motivo de la medida fue una falla en la seguridad del penal de máxima seguridad que permitió la fuga de un recluso el mes pasado. Como consecuencia de lo ocurrido, suspendieron por negligencia a 6 funcionarios durante 90 días. Pero el endurecimiento de las medidas de seguridad que siguieron a este episodio afectaron de manera especial a la minoría cristiana. Ahora a los detenidos solo se les permite asistir a la iglesia dos horas los domingos. "Voy a verlos a la cárcel y a los tribunales. Ya tienen que hacer frente a muchas dificultades, tanto dentro de la cárcel como en el sistema judicial. Se ven obligados a limpiar las celdas y sufren reiterados abusos - explica Xavier William -. Ahora también se les priva de la posibilidad de ir a la iglesia, rezar o realizar cualquier actividad para su crecimiento espiritual".
El activista colabora con organizaciones para la protección de los derechos de las personas marginadas desde hace más de una década. "En estos años he luchado por el caso de Asia Bibi, de Rimsha Masih y de otras personas acusadas injustamente", cuenta. Las condiciones de vida durante la detención reflejan la hostilidad que también enfrenta diariamente la comunidad cristiana fuera de esos muros. "En las zonas más desfavorecidas viven una verdadera pesadilla", dice.
Las medidas adoptadas por la dirección de la cárcel de Adyala plantean serias preocupaciones sobre la libertad religiosa y los derechos de las comunidades minoritarias en Pakistán. "El cierre de la iglesia tras la evasión de un detenido es una respuesta exagerada, que afecta de forma desproporcionada a los detenidos cristianos en un país donde esa comunidad representa el 1,8 por ciento de la población". "La medida - añade - impide también la posibilidad de observar importantes tradiciones religiosas, como pasar más tiempo en oración y reflexión durante la preparación de la Pascua".
Por eso pide una intervención inmediata del Ministro del Interior, de la Inspección General de Prisiones y de todas las autoridades competentes. "Es urgente que la administración revise esta decisión, disponga la reapertura de la iglesia y permita que los detenidos cristianos practiquen su religión sin restricciones indebidas - explica Xavier William -. Equilibrar las medidas de seguridad con la protección de la libertad religiosa es esencial para defender los principios de justicia e igualdad en Pakistán".
"En vez de prohibir el acceso a la iglesia, deberían mejorar los protocolos de seguridad durante las actividades religiosas", propone el activista. Aumentando, por ejemplo, el número de vigilantes durante las horas de culto, implementando controles más rigurosos a la entrada y a la salida, y con la ayuda de tecnología de videovigilancia, "para supervisar las actividades sin interrumpir la oración". "Prever un acceso escalonado a la iglesia - añade -, y también "nombrar consejeros espirituales o capellanes de confianza para organizar las actividades religiosas, que trabajen en estrecha colaboración con las autoridades carcelarias".
Se deberían adoptar disposiciones especiales para las fiestas religiosas - como la Cuaresma, el Ramadán, la Navidad y la Pascua - para "facilitar la observancia espiritual". Y en caso de intervenciones inevitables motivadas por preocupaciones referidas a la seguridad - continúa Xavier William - sería necesario "involucrar siempre representantes religiosos y líderes de los detenidos para elaborar soluciones conjuntas, de manera que las medidas se perciban como justas y necesarias, en vez de discriminatorias". Por último, también sería apropiado "instituir una comisión compuesta por autoridades carcelarias, representantes religiosos y defensores de los derechos humanos para revisar periódicamente las políticas, a fin de garantizar un equilibrio constante entre seguridad y libertad religiosa".
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