Activistas paquistaníes: El secuestro de los intelectuales es un fracaso del Estado
De hace casi tres semanas se perdieron las huellas del profesor Salman Haider y de cuatro blogueros de Lahore. Quizás fueron raptados por haber criticado las franjas radicales del gobierno y de los militares. Quien es acusado de cualquier crimen debe tener el derecho de defenderse delante de un juez. Pakistán está entre los países más en riesgo para periodistas y defensores de los derechos humanos.
Lahore (AsiaNews)- El secuestro de los cinco intelectuales activistas, desaparecidos en Pakistán de hace casi tres semanas, es un “fracaso del Estado. Lo afirma a AsiaNews, Samson Salamat, presidente del Rwadari Tehreek Movement (Movimiento para la tolerancia). Junto a otros activistas paquistaníes, él expresa preocupación por la suerte del profesor Salman Haider y de los cuatro blogueros de Lahore del cual se perdieron las huellas, quizás raptados por haber publicado comentarios críticos contra las franjas radicales de gobierno y ambientes militares.
“Las leyes internacionales en materia de derechos humanos-continúa- y la Constitución de Pakistán garantizan la libertad de conciencia, opinión y expresión. Por lo tanto es responsabilidad del gobierno y de las instituciones estatales salvaguardar derechos y libertad de todos los ciudadanos, sin hacer discriminaciones”.
Según el activista, “la desaparición del profesor Haider y de los blogueros pone serios problemas sobre la performance, sobre todo porque no se están buscando las huellas de los intelectuales dispersos ya desde hace varios días”. Salamat reporta que “el Estado de derecho impone que cualquiera sea acusado de algo sea llevado delante de un tribunal, donde debe serle reconocido el derecho de probar su inocencia en base al Art. 10 subpárrafo A de la Constitución”. Lamentablemente, agrega, “en muchos casos todo esto no sucede”. “Es realmente triste que los activistas hayan sido raptados por sus ideas progresistas, que disienten de las de los otros. Debemos recordar que ninguna sociedad puede vivir en modo pacífico sin el respeto de las opiniones de los otros. La falta de respeto crea reacciones violentas y la sociedad misma precipita en mayores violaciones”.
Farooq Tariq, vocero del Awamy Workers Party, declara que las protestas en favor de la liberación de los intelectuales continuarán hasta cuando “ellos no volverán serán eliminados los ataques contra los defensores de los derechos humanos”. El activista Diep Syeda agrega que “raptar a las personas es contra la ley del Estado. Las agencias de seguridad no pueden ser exoneradas de sus responsabilidades de proteger la vida y garantizar la seguridad de los activistas desaparecidos”.
El aspecto todavía más preocupante, comenta Rojar Noor Alam, jefe de los programas de Caritas de Lahore, “es que desaparecen también personas que levantan la voz en favor de los desaparecidos. Pakistán está realmente convirtiéndose en peligroso para los liberales y los laicos. El libre pensamiento y la libre expresión de las ideas son etiquetadas como traición”. El país, subraya, “aparecen siempre en los primeros puestos en la lista aquellos más en riesgo para los periodistas y defensores de los derechos humanos, a menudo encarcelados, maltratados y hasta asesinados”.
