Abre por pocas horas la iglesia de S. Antonio para cristianos, hindúes, budistas, musulmanes. ‘Ningún ataque matará nuestra fe’
Entre medidas de seguridad y trabajos de reconstrucción, personas de diversos credos hacen la cola para honrar al santo. El recuerdo de los asesinados en la masacre y la esperanza que “ellos estén en los brazos de Dios”. La ira hacia el gobierno: “No nos garantiza la seguridad”.
Colombo (AsiaNews)- Desde ayer hasta esta a las 19, la iglesia de S. Antonio, en Kochchikade, estará abierta al público. El edificio sagrado fue objeto de un ataque terrorista el 21 de abril pasado, en el día de Pascua, junto a otras dos iglesias, una en Negombo y otra en Batticaloa.
La reapertura parcial, entre los controles de seguridad y mientras están en curso la restauración y la reconstrucción después de las explosiones, no prevé celebraciones ni misas, sino que es sólo para permitir a los fieles expresar su devoción a S. Antonio de Padua, que se concentra en especial modo el primer martes del mes.
Percy, Ranjith y Nevi, tres jóvenes que viven en las cercanías, afirman: “Nuestra fe en Dios, nuestro amor por san Antonio no puede ser destruido por un ataque o por un kamikaze. En nuestra vida, debemos afrontar siempre momentos como estos”.
El recuerdo va hacia todas las víctimas de las masacres: “Recordamos aún que fueron asesinados hace dos semanas en las 3 iglesias. Ellos vinieron aquí porque tienen un inmenso amor a Dios. Hubiese podido quedarse en sus casas, en cambio decidieron venir a la iglesia. Pensar en aquella víctimas nos pone tristes, pero nosotros sabemos que están en las manos de Dios”.
La iglesia de san Antonio es un santuario muy famoso: en el cual católicos, protestantes, budistas, hindúes, musulmanes vienen en peregrinación de todo Sri Lanka.
Gopi Kirubaharan, un tamil hindú, se puso en la cola junto a su familia para honrar al santo. “Se necesitó media hora para llegar a la estatua del santo y besarla, agradeciendo al santo lo que habían pedido. Nosotros venimos a este santuario dos o tres veces por semana, pero después de la explosión de Pascua no pudimo más venir. Hoy es el primer día después de 2 semanas. Esas 2 semanas nos parecieron 2 años.”.
Stephen, un hombre de negocios de Colombo, llegó al santuario junto a su esposa y a su hija. Después de haber encendido algunas velas, comenta: “La muerte es el destino común para nosotros hombres, es nuestro destino sobre la tierra. Para nosotros católicos, además, esto significa entrar en la vida eterna. Si bien, venir aquí nos hace recordar a todos nuestros hermanos y hermanas que fueron asesinados, nosotros creemos que ellos están en lo brazos de Dios”.
Algunos de los presentes están llenos de ira hacia los gobernantes. Un viejito, después de haber pedido una bendición al sacerdote, se lamenta: “No hay progreso, no existe la libertad desde cuando los mandamos al poder. Mire lo que sucede ahora en el país: la gente vive en el miedo; el gobierno no garantiza la seguridad; tenemos miedo de mandar a nuestros hijos a la escuela; nosotros católicos somos un blanco fácil para los radicales islámicos; no existe la paz”.
17/12/2016 13:14
06/05/2019 18:07