20º Congreso del Partido: Li Keqiang y Xi Jinping, enfrentados por el legado de Deng Xiaoping
El primer ministro quiere que el país mantenga la política de "reformas y apertura" que sustentó el milagro económico de China. Con su "prosperidad común", Xi pretende centralizar el poder. La economía nacional está en problemas, con una población que envejece rápidamente. La elección de un nuevo primer ministro, una decisión crucial para el futuro.
Beijing (AsiaNews) - En vísperas del 20º Congreso del Partido Comunista Chino (PCC), el primer ministro Li Keqiang se dedica a rescatar el legado político de Deng Xiaoping, amenazado por las aspiraciones de grandeza de Xi Jinping.
El "pequeño timonel" Deng es el padre del boom económico (y político) de China de los últimos 40 años. Su política de "reformas y aperturas", que sigue siendo oficialmente la línea del Partido, pretende incrementar la riqueza de la nación. Mientras que detrás de los objetivos de redistribución social de la "prosperidad común" promovida por Xi, muchos observadores ven un intento de centralización del poder, al estilo maoísta.
Este último análisis se confirma ante el probable reconocimiento de un tercer (e incluso cuarto) mandato de Xi en el poder. Algo que se decidirá durante el Congreso del PCC (que se inaugura el 16 de octubre) y que configuraría una excepción en el país, donde la práctica habitual es limitar a un máximo de 10 años la permanencia del líder supremo en el poder.
Durante su visita a Shenzhen (Guangdong) los días 16 y 17 de agosto, Li parece haber querido enviar un mensaje codificado a Xi respecto al rumbo que debe tomar el país: "Nuestra [política] de reformas y aperturas debe seguir avanzando. El río Amarillo y el Yangtze no retrocederán". Hay que recordar que Guangdong fue el punto de partida de la "gira del sur" con la que, en 1992, Deng promovió la liberalización de la economía china y su apertura al mundo.
Los comentarios atinados de Li se producen en un momento de graves dificultades para la economía china, que muchos achacan a las decisiones equivocadas de Xi, especialmente a su voluntad de "reducir a cero" el contagio de Covid-19, a costa de paralizar el país. El desempleo juvenil se acerca ya al 20% de la fuerza de trabajo; en la administración pública, los ingresos han caído hasta un 30%; los últimos datos muestran un fuerte descenso de las exportaciones. Se espera un boom del gasto en pensiones y jubilaciones: en un tercio de las provincias, el 20% de la población es mayor de 60 años.
El sinólogo Willy Lam señala en China Brief que Xi no es conocido por ser un hábil gestor de políticas en el ámbito económico (y diplomático). Donde destaca es en su capacidad para "ampliar la influencia" de su facción dentro del PCC.
Por años, Xi tendió a marginar a Li en su rol de primer ministro encargado de la política económica. Sin embargo, ahora ha tenido que dar espacio a su oponente interno para tratar de reconducir la tambaleante economía china. Con un panorama económico difícil, además de la cuestión del posible sucesor de Xi, la leadership nacional se enfrenta a una decisión clave: elegir un nuevo primer ministro.
El primer viceprimer ministro Han Zheng, cercano a Xi, está cualificado para el puesto. Sin embargo, debido a su edad (68 años), debería retirarse, según las normas del Partido. Li está impulsando a su protegido Hu Chunhua, también viceprimer ministro, pero sería una gran concesión de Xi a la facción del primer ministro, la Juventud Comunista. Según Katsuji Nakazawa, de Nikkei Asia, los círculos empresariales de China desearían que asumiera como primer ministro Wang Yang. Se trata del presidente de la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino, y número cuatro en la actual jerarquía del Partido.
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