'Nosotros, jóvenes chinos, y nuestro encuentro con el Evangelio'
Desde Mindong, Hong Kong y Taiwán hasta la comunidad china en Milán: las voces de la velada que organizó AsiaNews con motivo de la fiesta de san Francisco Javier. Entre la gratitud a las comunidades que, más allá de todas las dificultades, han conservado y transmitido la fe, y los nuevos encuentros a partir de la necesidad de encontrar un sentido en un mundo que cambia.
Milán (AsiaNews) – Un "fuego que arde bajo las cenizas". Avivado por las preguntas de los jóvenes chinos de hoy que se enfrentan a profundas transformaciones en contextos que también son muy diferentes entre sí: desde las ciudades de la República Popular China,Taiwán y Hong Kong, hasta las comunidades chinas de la diáspora. Esta riqueza de historias fue lo que iluminó el encuentro "Los jóvenes y la fe en la Gran China de hoy", organizado por AsiaNews en el Centro PIME de Milán la tarde del 3 de diciembre, fiesta de san Francisco Javier, el gran misionero de Oriente que murió en la isla de Shangchuan, a las puertas de esa China a la que hubiera querido llegar.
Un momento de amistad vivido con la comunidad católica china de Milán, que animó la solemne celebración eucarística que precedió al encuentro. Pero, sobre todo, fue un momento para mirar a este gran pueblo - que hoy se encuentra en el centro de atención por muchas razones geopolíticas, económicas y culturales - con una mirada diferente: la de los caminos de encuentro de sus jóvenes generaciones con el Evangelio de Jesús. En medio de las transformaciones que está viviendo China, las presiones sociales y culturales sobre los jóvenes son fuertes, a tal punto que han provocado reacciones como las del movimiento Tangping (躺平 "estar acostados"), una filosofía que se expresa en el rechazo a las expectativas convencionales de éxito y productividad, para elegir un estilo de vida más minimalista y sobre todo libre de limitaciones. Pero es especialmente en las preguntas sobre el sentido que plantean los jóvenes chinos donde la fe encuentra un lugar fecundo.
Esa fe ha sido preservada durante años con enorme resiliencia por las comunidades católicas en China, a pesar de miles de dificultades, y se siguen transmitiendo a las nuevas generaciones hasta la actualidad en las familias católicas. Pero hoy también pide abrirse a nuevos caminos. Se puede ver en el testimonio que dio en el encuentro de Milán Maristella Wheng, una joven consagrada originaria de la diócesis de Mindong. "He participado en muchas actividades eclesiales, como la catequesis, los encuentros para jóvenes y los campamentos de verano juveniles", dijo. Todas esas experiencias me formaron mucho, pero nunca había pensado en una vida consagrada para mí. Mi deseo era vivir la misma vida que la mayoría de las personas: estudiar, trabajar... Pero después de un año de trabajo sentí la necesidad de hacer un alto: no me sentía confundida sobre mi futuro, pero necesitaba encontrar algunas motivaciones más profundas para vivir mejor mi vida".
A través de un sacerdote chino llegó a Italia a la comunidad de Montetauro, cerca de Rímini, para vivir un servicio de voluntariado junto a niños inmigrantes chinos. "En la Pequeña Familia de la Asunción encontré mucho más que una simple escuela china, encontré una comunidad - contó -. Comencé a profundizar aún más mi fe en Jesús, comprendiendo que Él ya me conocía. Y a través de sus palabras, de vivir la Eucaristía diaria de una manera nueva, a través de una vida cotidiana muy sencilla hecha de oración y trabajo formando parte de una verdadera comunidad de hermanos y hermanas, ahora sé que el Señor quiere que lo siga en esta forma de vida, por todas las señales que ha dejado en mi camino a lo largo de estos años". Cuando le preguntaron qué le gustaría que llegara de esta experiencia a sus amigos de su comunidad católica en Mindong, respondió decidida: "El encuentro directo con las Escrituras que descubrí aquí. Es algo que en China no tenemos".
Yirui Eleonora Weng, de 30 años, china de Hangzhou, nunca había tenido contacto con el cristianismo hasta los 26 años. Hasta que, siendo pianista profesional, la música la trajo a Milán. "Durante una clase de música sacra en el Conservatorio - dijo -, mientras tocaba el piano y leía la partitura, me di cuenta de que no entendía completamente el texto; sentía en mi interior una sensación particular, casi inexplicable".
La invitación de un ex colega italiano a asistir a misa fue el siguiente paso: "Se convirtió en un momento especial para mí. Aunque no era cristiana y no sabía bien qué eran, esas primeras misas encendieron en mí el deseo de saber más sobre la fe". Hasta que ese mismo ex colega le presentó al padre Francesco Zhao, el capellán de la comunidad china de Milán: "Me sentí inmediatamente acogida - recordó-. No sólo podía expresarme en chino, sino que él también comprendía las dificultades que tenía para conciliar mi cultura con la nueva fe. Gracias a él pude comprender aspectos más profundos del cristianismo y sentir que este camino realmente podía ser parte de mi vida". La noche de Pascua de 2023, en la Catedral de Milán, Eleonora recibió el sacramento del Bautismo: "En ese instante - contó - me di cuenta de que nunca había estado realmente sola. Dios, de una forma u otra, siempre había estado a mi lado. La presencia que sentía a mi lado en los momentos de alegría y el apoyo silencioso en los tiempos más difíciles".
Adelia Lau, por su parte, habló de la fe vivida en tiempos difíciles, convirtiéndose en la voz de tantos jóvenes católicos de Hong Kong: "Crecí en mi parroquia, con los otros jóvenes del coro, tocando el órgano como muchos otros - contó -. Pero para muchos de nosotros, todo cambió en julio de 2020 con la represión de las manifestaciones y la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional". Hoy vive en Milán, como cientos de miles de sus compañeros y familias jóvenes que en los últimos años han abandonado la metrópoli china, donde ya no se permite ningún cuestionamiento. Y donde - según una estadística reciente - 1 de cada 4 de los jóvenes que quedan tiene problemas de estrés, ansiedad o depresión. "Es un tiempo realmente difícil y confuso para todos - comentó Adelia -. Creo que los jóvenes necesitan una orientación que les ayude a distinguir lo que está bien y lo que está mal, para comprender cuáles son los valores importantes. Precisamente necesitan la fe. Esa fe que nos permite seguir viendo día a día en un ambiente difícil y tener esperanza ante un futuro que es incierto".
Un futuro que parte de relaciones sencillas como las que contó en la velada de Milán el padre Donato Contuzzi, que durante diez años vivió como sacerdote en la misión de la Fraternidad de San Carlos en Taiwán, cuya historia ha sido recogida recientemente en el libro "La cruz y el dragón". Un contexto que en muchos sentidos "tiene el mismo rostro que nuestras ciudades secularizadas o que el culto al dios del dinero", contó el padre Donato. Pero donde - precisamente - el Evangelio se transmite también a través de "una sonrisa diferente en el rostro de las personas o las decisiones que toma una pareja ante un hijo que no llega". Pequeños milagros de fe que dejan su huella incluso en el mundo chino de hoy.
25/03/2017 13:58
19/08/2016 13:16