“No podemos ocultar que en este tiempo, además de la pandemia, se está extendiendo la infodemia”, es decir, la distorsión de la realidad basada en el miedo, que en la sociedad global hace resonar ecos y comentarios sobre noticias falsificadas si no inventadas". “Hay que oponerse a las fake news, pero siempre se debe respetar a las personas, que muchas veces se adhieren a ellas sin pleno conocimiento y responsabilidad”. “La verdad nunca es sólo un concepto para juzgar las cosas. La verdad tiene que ver con toda la vida”.
La humildad “es el único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar”. En torno a Jesús "en el cielo brillan juntos, sin distinciones de confesión, muchísimos mártires que nos indican, a los que estamos en la tierra, un camino preciso, el de la unidad".
“Dios no se asusta de nuestros pecados, de nuestros errores, de nuestras caídas, metámonos eso en la cabeza, pero sí lo asusta que cerremos nuestro corazón, que no tengamos fe en su amor”. “Es justo que quien se ha equivocado pague por su error, pero es igualmente justo que quien se ha equivocado pueda redimirse de su error. No puede haber una condena sin una ventana de esperanza”. "Oremos para que todos los discípulos de Cristo perseveren en el camino de la unidad",
Del 18 al 25 de enero se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuyo lema este año es: "En Oriente vimos aparecer su estrella y hemos venido aquí a honrarle". En Caná, "el primer signo que Jesús realiza no es una curación extraordinaria o un prodigio en el templo de Jerusalén, sino un gesto que responde a una necesidad sencilla y concreta de la gente común y corriente. Fue un gesto doméstico, digamos que realizó un milagro “en puntas de pie".
En el discurso que Francisco dirigió a los diplomáticos de los 183 Estados acreditados ante la Santa Sede, habló sobre la necesidad de abordar temas como las vacunas para todos y la apertura a quienes se ven obligados a salir de su país, además de los principales lugares de crisis, desde Siria hasta Afganistán, pasando por Ucrania y Myanmar.
“El viaje de la vida y el camino de la fe necesitan el deseo, el impulso interior. Lo necesitamos como Iglesia”. "Es también una de las tareas del Sínodo: caminar juntos a la escucha, para que el Espíritu nos sugiera senderos nuevos, caminos para llevar el Evangelio al corazón del que es indiferente, del que está lejos, del que ha perdido la esperanza pero busca lo que los magos encontraron, «una inmensa alegría» (Mt 2,10)".