Orissa, militar convertido: Estoy orgulloso de mi fe en Jesucristo
Naba Kishore Patra es un catequista de la diócesis de Balasore. Nació y creció en una familia hindú. Se casó con una mujer católica, que le hizo conocer la fe cristiana. Esa semilla de fe luego fue cultivada por los sacerdotes y las hermanas vicentinas. “Trabajamos duro para la misión”.
Balasore (AsiaNews) – “Estoy orgulloso de mi fe en Jesucristo y estoy agradecido a mi esposa por haberme estimulado para aceptar la fe católica”. Es lo que dice a AsiaNews Naba Kishore Patra, un ex militar, ya retirado, que pertenece a la parroquia de San Pablo en Hatigarh, la cual forma parte de la diócesis de Balasore (en Orissa). Nacido en una familia hindú, se convirtió al cristianismo luego de su matrimonio. Ahora está retirado y ha decidido dedicar su vida a servir en la parroquia, donde se ha vuelto catequista.
Naba, de 60 años de edad, es el último de cinco hijos. Él y sus cuatro hermanos mayores – Harilal, Motilal, Jarilal y Sukhlal – fueron educados en la fe hindú. Su nombre significa “nuevo”. Él está seguro de que esto ha sido “un plan de Dios, que inspiró a mis padres para que me dieran este nombre”.
Al terminar el liceo, Naba entró en el ejército. Luego la familia organizó sus bodas con Shantilata, una mujer católica que había sido adoptada por Mons. Jacob Vadakkaveetil CM, difunto obispo de la diócesis. “La mayor bendición que he recibido –afirma- es haberme casado con una mujer católica, que hizo nacer mi fe. Luego, los sacerdotes y las hermanas alimentaron esa semilla y hoy estoy orgulloso de ser catequista”.
Naba se convirtió al cristianismo gracias a la mujer y con el apoyo espiritual de los sacerdotes de las Congregación de la Misión y de las hermanas Hijas de la Caridad (la sociedad masculina y femenina de vida apostólica fundada por San Vicente de Paul). Durante 26 años se desempeñó como militar, y de simple soldado fue promovido a oficial comisario junior. “Todo esto –sostiene- ocurrió gracias a la bendición de Dios”.
En el año 2001 aceptó el retiro y decidió seguir “la llamada de Dios para trabajar en la evangelización”. Luego de un período de formación trimestral durante cuatro años consecutivos (12 meses en total), “me convertí en catequista de tiempo completo. Este período me permitió alcanzar una buena formación y me brindó la calidad necesaria para llevar la palabra de Dios a varios lugares y a personas diferentes”.
Sus “reglas” para el trabajo misionero son: “Dedicación a la oración y a la devoción; disponibilidad para servir; tener la capacidad de perdonar y sacrificarse por el bien de los demás; leer la Biblia todos los días; construir relaciones entre cristianos y fieles de otras religiones; tener el coraje de vivir una vida cristiana; asistir a misa todos los días; vivir con simplicidad y humildad”.
“Cristo está en mí, él es mi orgullo” afirma. Por eso, Naba da un consejo a los otros catequistas: “Debemos trabajar duro para la misión. Si tenemos fe en Dios, él bendecirá nuestro trabajo misionero”.
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