Obispos comprometidos contra la trata de seres humanos

de Santosh Digal

La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha puesto en marcha un nuevo foro para luchar contra la trata de personas en el país. En cada diócesis habrá una oficina de notificación de casos individuales. En la iniciativa colaboran diversas asociaciones religiosas. El Papa Francisco denuncia: "Una plaga aberrante"

Manila (AsiaNews) - La Conferencia Episcopal católica de Filipinas (CBCP) ha lanzado un nuevo foro para luchar contra la trata de personas en el país. El obispo Ruperto Cruz Santos de la Diócesis de Balanga y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes (ECMI), inauguró el 27 de julio la nueva red "Iglesia Católica contra la trata de seres humanos" (Cnaht).

Cerca de 100 personas han participado en el programa. "Cnaht se compromete a trabajar por la dignidad humana y por los que se han convertido en víctimas de la trata de seres humanos", dijo Mons. Cruz Santos. Cnaht es una especie de joint venture de ECMI, la Comisión de la Juventud, la Oficina de la Mujer, la Comisión de Acción Social, Justicia y Paz, la Asociación de Superiores de las Filipinas, Talitha Kum, una organización de mujeres católicas establecido por la Unión Internacional de Superiores generales en el 2009, en colaboración con otros grupos de la sociedad civil que ayudan a reducir la rápida propagación de la trata de personas.

"Cnaht será el organismo nacional encabezado por obispos que tendrá una representación en cada diócesis y, si es posible, en cada parroquia para frenar la amenaza del tráfico de seres humanos", explicó a AsiaNews, Marial Lea P. Dasigan de la oficina de la juventud de las Conferencia Episcopal uno de los promotores de la iniciativa.

De junio de 2016 a febrero de 2017, se han registrado 341 casos de trata de personas y de trabajo forzoso, según fuentes gubernamentales. pero en realidad hay muchos más. Ayer en la materia, en el día dedicado a la lucha contra el tráfico de mujeres y hombres, intervino el Papa Francisco llamándolo "un flagelo aberrante" y "una forma de esclavitud moderna".