Maldivas, el nuevo curso del presidente Yameen: islamización y partnership con Beijing
Malé (AsiaNews/Agencias)- Vuelta a una visión siempre más conservadora e integrista del islam en tema de política interna, que va acompañada con un reforzamiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con China en el plano internacional. Analistas y expertos describen así los primeros tres meses de gobierno del presidente Abdullá Yameen, que desde el 17 de noviembre pasado guía las Maldivas, archipiélago compuesto por más de 1.110 islas en el Océano Indico. Entre las prioridades fijadas por el ministerio de Asuntos islámicos en el 2014 el cese de todas las religiones excepto el islam sunnita, adhesión a los principios de la religión musulmana y la posibilidad concedida a la Islamic Fiqh Academy de emitir fatwa, o sea juicios de carácter legal o social, de naturaleza vinculante. El ministerio además subscribió un acuerdo con una asociación saudita, que prevé la donación de un fondo de algo más de 100 mil dólares, que tiene como "objetivo común" el desarrollo y mejora del estudio del Corán y de la religión musulmana.
El ministerio de Educación introdujo el estudio de la lengua árabe en las escuelas y la obligación de estudiar el Corán hasta el VII grado. El objetivo del presidente y su gobierno conservador es el de "proteger" la religión islámica de las "fuerzas internas", o sea de los partidos progresistas y pro-democracia y de las "potencias extranjeras" asociadas a los "cristianos de Occidente".
Yameen subió al poder presentándose como el salvador del islam, tanto que en su manifiesto electoral había promovido la aplicación de la pena de muerte en base a los dictámenes de la sharía, la ley islámica y el reforzamiento de las relaciones con las naciones árabes musulmanas. Además, el describió varias veces a su contrincante, Mohamed Nasheed- líder de la facción progresista, primer presidente electo (en 2008) en modo democrático y alejado en 2012 con un golpe de estado- como un "enemigo" de la unidad islámica interna.
En tema de política exterior, el nuevo curso deseado por el presidente se lo conoció el día después de las elecciones, cuando anunció un préstamo de Beijing de 8,2 millones de dólares para "la realización de proyectos de desarrollo y el avance de los servicios públicos". El pasado 28 de enero China, a través de su propio embajador Wang Fukang, anunció el propósito de construir al menos 1.500 unidades habitacionales en las Maldivas. Un desplazamiento del eje en política exterior, que su predecesor había apuntado más en una alianza con India y los Países del bloque occidental.
Una elección que le procuró una fuertísima oposición interna, que más de una vez lo acusó de ser enemigo de Israel y del "Occidente cristiano", además de minar las bases de la religión musulmana. El enfrentamiento político se transformó en una revuelta, concluida en un golpe de Estado y la expulsión de Nasheed, ex militante pro derechos humanos, en febrero de 2012.
La República de las Maldivas está formada por una serie de atolones en el Océano Indico, al sudoeste de India y está habitada por poco más de 350 mil personas. Considerada una meta turística para vacaciones "paradisíacas", en el archipiélago no existe libertad de culto y el islam sunnita es religión de Estado. En el 2008, un enmienda constitucional negó a los no musulmanes la posibilidad de obtener la ciudadanía. En el País, el alcohol y la carne de cerdo se pueden servir sólo en el aeropuerto y en los resort donde no trabaja personal del lugar. Además, en el País no pueden ser introducidos "ídolos" de otras religiones.