08/04/2021, 15.34
HONG KONG-CHINA
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Lee Cheuk-yan: prisioneros como Cristo, Gandhi, Martin Luther King y Mandela

de Lee Cheuk-yan

Una de las figuras políticas más significativas de Hong Kong se declara culpable, pero sin haber cometido ningún error. Los presos políticos son pioneros de la libertad. "No quiero ver a Hong Kong gobernado sobre la base de semejante violencia sistemática".

 

Hong Kong (AsiaNews) - Reproducimos la declaración de culpabilidad de Lee Cheuk-yan, activista democrático y ex diputado del Legco, quien fue condenado ayer por participar en una manifestación no autorizada el 31 de agosto de 2019. Junto con Lee, fueron condenados el magnate Jimmy Lai y el ex presidente del Partido Democrático, Yeung Sum. Numerosos analistas consideran que con la ley de seguridad nacional y la reforma electoral Beijing está tratando por todos los medios de sofocar cualquier expresión de oposición y libertad. Cortesía de Apple Daily (traducción de AsiaNews).

 

Señoría, me declaro culpable, pero no he cometido ningún error al afirmar el derecho del pueblo a una marcha pacífica y creo que la historia me absolverá. Si me lo permite, quisiera decir algo más sobre mi pasado, para que Su Señoría pueda comprender por qué decidí participar en la marcha junto con la gente por el futuro de Hong Kong.

Al leer las Escrituras en Pascua, como cristiano, recordé que Cristo cumplió su destino en la cruz, sacrificándose por la humanidad y reconciliando a los pecadores con Dios. Su arresto, su condena, su sentencia de muerte impuesta por Pilatos [demuestran que], era un preso político que no había cometido ningún crimen, pero la jerarquía judía lo consideraba una amenaza porque estaba al servicio de los pobres y oprimidos y predicaba el evangelio.

A lo largo de la historia de la humanidad, los derechos que hoy disfrutan los hombres tuvieron como pioneros presos políticos, desde Gandhi hasta Martin Luther King y Nelson Mandela. En los años 80 fui presidente del movimiento anti-apartheid de Hong Kong y siempre he tenido presente la determinación de Nelson Mandela cuando dijo, en su juicio de 1963, que era: "un ideal por el que estoy dispuesto a morir". Su ideal era la igualdad para los sudafricanos negros, y por ello pasó 27 años en la cárcel. Me llenó de emoción cuando fue elegido presidente de Sudáfrica en 1994, dando a los oprimidos de todo el mundo la esperanza de que se puede alcanzar la justicia mediante una lucha continua del pueblo.

Su inspiración me ha acompañado durante mucho tiempo porque en 1978 comencé mi compromiso activo por los derechos del trabajo y la democracia. El ideal de mi vida es empoderar a los pobres y hablar en favor de los oprimidos, defendiendo sus derechos. Cada vez que los oprimidos hacen valer sus derechos y luchan por su dignidad, yo también me siento empoderado e inspirado para continuar la difícil lucha y los desafíos que debe enfrentar Hong Kong. Me he preguntado cómo sería mi vida sin esa lucha. La lucha es mi vida, no puedo imaginar mi vida sin ella. He luchado durante 43 años y Su Señoría comprenderá mi profundo dolor y sufrimiento cuando veo la forma en que el poder del Estado ha usado la fuerza bruta contra el pueblo y el sufrimiento de muchas personas en Hong Kong que han sido heridas, encarceladas o exiliadas, así como al presenciar la privación de los derechos humanos básicos del pueblo y el retroceso de la democracia. He visto mi ideal desmoronarse, pero seguiré luchando aunque la oscuridad nos rodee. Es un ideal por el que estoy preparado para cualquier sanción.

Su Señoría podrá decir que la ley es la ley, y que yo no muestro ningún remordimiento por violar la ley en este juicio sobre el 31 de agosto. Espero que Su Señoría comprenda la gran importancia que tiene para mí la libertad de expresión, de palabra y de reunión. Ésta es la única manera en que los débiles y los oprimidos pueden tener la oportunidad de restaurar la justicia en las injusticias que les afectan.

Si me privan de esto, lo llamaré violencia sistemática contra el pueblo, y no quiero que Hong Kong se gobierne sobre la base de semejante violencia sistemática. Por eso haré todo lo posible por afirmar los derechos del pueblo a realizar una marcha digna y pacífica y a expresarse. Señoría, usted debe ser un apasionado en la defensa de la ley y yo respeto su ideal. Espero que me permita citar a la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg: “Los jueces no dejan de pensar y pueden cambiar. Yo siempre tengo la esperanza de que si la corte tiene hoy un punto oscuro, sus ojos se abran mañana”.

Me impresiona mucho su pasión por la igualdad de género y cómo ha luchado toda su vida por eso y ha obtenido también muchos resultados. Su mensaje es que los tiempos cambian y los jueces deben tratar de seguirles el paso. Para Hong Kong, lo peor todavía no ha llegado, y necesitamos que las profesiones dedicadas a la ley abran los ojos al sufrimiento de la gente y reflexionen de qué lado se encuentra la ley y cómo cambiar con los tiempos, a fin de promover los derechos y la dignidad del pueblo.

Me someto humildemente a su sentencia y sea cual sea, no me arrepiento de haber defendido los derechos del pueblo.

 

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