Karluk: Yo, siendo uigur, denuncio el fascismo chino en Xinjiang
El intelectual disidente uigur lleva años luchando contra las autoridades de Beijing. La batalla, un cruce de fuego de “tweets” con la embajada china en Ankara. Sus familiares encerrados, para obligarlo al silencio. Un hermano y un sobrino, recluidos en un campo de concentración en Xinjiang. Otro hermano, reducido a la parálisis por las torturas sufridas en prisión.
Ankara (AsiaNews) – “En Xinjiang, Beijing se comporta como un Estado fascista. Es un régimen anti-humano”. Son las declaraciones que brinda a AsiaNews Abdürreşit Celil Karluk, un académico uigur de la Universidad Haci Bayram Veli, de Ankara. El sociólogo es un experto en cuestiones étnicas relativas a China, y no tiene contacto directo con sus seres queridos desde el 2017. Él acusa a las autoridades chinas de perseguir a su familia por las denuncias que él ha realizado contra la represión ilegal de los uigures. Un hermano suyo ha quedado paralítico como consecuencia de las torturas sufridas en un campo de internación; otro hermano y un sobrino están en la cárcel, por terrorismo, Según las Naciones Unidas y muchos gobiernos de Occidente, en Xinjiang, el territorio que la población local turcófona e islámica llama “Turquestán oriental”, Beijing perpetra la detención arbitraria de más de un millón de personas. Una acusación que los líderes del gobierno chino rechazan. A continuación, publicamos el testimonio de Karluk.
“Como ser humano, debo denunciar los crímenes de este fascismo del siglo XXI. Las autoridades chinas persiguen a mi familia para taparme la boca, pero yo jamás cedí. No puedo permanecer en silencio frente a las atrocidades que comete el régimen en el Turquestán oriental [Xinjiang]”. Es el testimonio de Abdürreşit Celil Karluk, un sociólogo uigur de la Universidad Haci Bayram Veli de Ankara, que no tiene noticias directas de su familia desde el 2017.
Desde aquél momento, él comenzó a relatar en público los casos de sus familiares: un panorama de la condición de su pueblo, en particular de la internación forzada de más de un millón de uigires en campos de concentración. Una situación que ya fue denunciada por las Naciones Unidas, por muchos gobiernos de Occidente y por los abogados de derechos humanos – pero que Beijing insiste en negar.
“Nací en Kashgar – cuenta Karluk a AsiaNews – y en el 2013 abandoné China; en esa época enseñaba en el departamento de Sociología de la Universidad Minzu [la universiddad central para las nacionalidades] de Beijing. El ascenso al poder de Xi Jinping, un líder mucho más nacionalista que sus predecesores y que sus posibles rivales en el Partido Comunista Chino [PCC], me impulsaron a dirigirme a Turquía. Ahora enseño en la Universidad Haci Bayram Veli de Ankara y he conseguido la ciudadanía turca por mis méritos especiales como académico”.
Hasta el 2017, Karluk se concentró en su carrera académica. “Comencé a elevar la voz cuando dejé de recibir información de mi familia, y empezaron a surgir noticias del encierro y la tortura de millones de uigures en Turquestán oriental”.
El sociólogo cuenta que hay cientos se estudiantes, en distintas partes del mundo, que lo apoyan en la causa: “Muchos me está ayudando. Sigo enseñando, dicto seminarios, hablo con los activistas por los derechos humanos, para que la mayor cantidad posible de personas lleguen a conocer la política opresiva del PCC. Continuaré por este camino, hasta que todos puedan oponerse al régimen ‘anti-humano’ de Beijing”.
Su denuncia acerca del trato que reciben los miembros de su familia, como las torturas y persecuciones que sufre el pueblo uigur, fue un cimbronazo para la opinión pública turca. A raíz de ello, ha recibido el apoyo del mundo académico y político local. Karluk ha emprendido una auténtica batalla en Twitter contra las autoridades chinas, que han intentado desmantelar sus acusaciones. Sin embargo, al final, la embajada de Beijing en Ankara brindó informaciones sobre la situación de su familia, que han confirmado en parte las afirmaciones de Karluk.
“Logré descubrir que algunos de mis parientes todavía siguen arrestados”, observa el académico uigur. La embajada sostiene que su hermano menor, Abudugepaer Jelili (Abdulgaffar Celil en lengua uigur), fue condenado a 11 años de prisión por actividades terroristas. Según la información que Karluk había logrado recabar, él se encontraba en un campo de internación, condenado a 11 años de trabajos forzados. “Los diplomáticos chinos en Ankara afirman que la esposa de Abudugepaer y sus dos hijos viven tranquilamente en Kashgar. Pero lo cierto es que ella fue internada en un campo, y mis sobrinos quedaron solos, sin ningún familiar a cargo, en una localidad desconocida”.
Un sobrino del sociólogo, Maimaitituerhong Jelili (Mamaturghun Celil), se encuentra encerrado en un campo de concentración, obligado a descontar una pena de 15 años: en su caso, también, por terrorismo. Para Karluk, la acusación contra el muchacho es más que desagradable. “El padre de Maimaitituerhong, mi hermano mayor Abulimiti Jelili (Abdulhemit Celil), vive ‘libre’ con la esposa. Sin embargo, en el pasado él estuvo en un campo de internación en el área de Urumqi".
Según la embajada, la madre de Karluk, Awahan Maimaiti (Havahan Mehmet), sufre de Alzheimer y es atendida por un familiar. “La última vez que hablé con ella – cuenta el disidente – fue por teléfono, en el 2017. Intenté contactarla en varias oportunidades, pero siempre fue en vano. Luego supe que todas las llamadas provenientes del exterior son controladas en el Turquestán oriental, y que mi madre debía pedir permiso a las autoridades para responder a mis llamados”.
En cuanto a su otro hermano, Jiapaer Jelili (Cappar Celil), los diplomáticos chinos dicen que tuvo una hemorragia cerebral en el 2017, y que se encuentra paralítico. “Sin embargo, ellos no detallan que su estado de salud es producto de las torturas y experimentos médicos a los que fue sometido en un campo usado como prisión. Llegaron a denegarle atención médica en el hospital. Su esposa vive en Kashgar con sus cuatro hijos, ella también fue encerrada en prisión en el pasado, y separada de sus hijos”, comenta Karluk.