Elecciones ucranianas, las cuentas de la historia en suspenso, escuchan a Zolzenitsyn
Moscú (AsiaNews)- Con la vuelta electoral de mañana, 25 de mayo, Ucrania enfrenta la primera y verdadera rendición de cuentas, a cuatro meses del inicio de las revueltas de plaza de Maidan, desencadenados en la secesión de Crimea y en los conflictos en las regiones orientales.
El éxito de la consultación es al mismo tiempo descontado e indescifrable. El vencedor designado, el político y magnate Petro Poroshenko, después de haber intervenido en la plaza en febrero en Kiev apoyando a los manifestantes, se hizo oportunamente de parte, para evitar comprometerse en una victoria anunciada: ministro de Exteriores de Yushenko; jefe del Comité de seguridad nacional de Yulia Tomoshenko; ministro de economía de Janukovich, el llamado "rey del chocolate; oligarca de los confites de soviética memoria es seguramente el hombre justo para el momento justo. En grado de reconciliar a rusos y ucranianos, orientales y occidentales. Poroshenko debería vencer fácilmente en todas las regiones, también en aquellas donde no se puede ni siquiera se puede ir a votar por la oposición de los "guardias nacionales" rusas enmascaradas o de las milicias gubernamentales ucranianas. Podría hasta logralo en el primer turno, superando la mitad de los votos, y en todo caso la victoria en el segundo turno no parece en discusión.
La pasionaria liberada de la "revolución naranja", Yulis Timoshenko, deberá contentarse de un lugar en el podio, quizás no obtendrá ni siquiera la medalla de plata, superada por Segej Tigipko o algún otro fuera de pista. En el fondo, el deseo de todos los ucranianos-y no sólo- es el de superar lo más pronto posible los desastrosos momentos de las últimas semanas, que han llevado al País al límite de la guerra civil.
Cuál Ucrania podrá ser la de Poroshenko, por el momento no está permitido intuir. El nudo étnico-lingüístico será resuelto rápidamente, en un contexto compartido con la Rusia de Putin (que seguramente preferirían tratar con la Timoshenko, pero no deberían haber demasiadas dificultades para entenderse con el millonario nacido en la frontera con Moldavia). Como se vio en los últimos días, es realmente difícil trazar un cuadro claro de las divisiones ucranianas, más allá de las ideologías y de las distinciones geográficas; el País es una mezcla étnica demasiado variada para reducir todo esto a una simple contraposición oriente-occidente.
Con los rusos habrá que sufrir, no solamente y no tanto por las pretensiones hegemónicas de Putin; es complicado componer en el modo justo el entero rompecabezas, dando a cada uno la justa dosis de autonomía y protección (se están dando cuenta los habitantes de Crimea, muchos de los cuales se están ya arrepintiendo de haber re-abrazado a la "madre" Rusia)
Meditando sobre estas incertidumbres en el "pica carne" del Gulag soviético, ya hace medio siglo, el gran escritor Alexandr Solzenitzyn había previsto todo. En su "Archipiélago Gulag" ( 5 parte, cap. 2), él escribe. "Con Ucrania las cosas serán excepcionalmente dolorosas... Quizás será necesario un plebiscito en cada provincia. Me duele escribir, porque el ucraniano y el ruso se mezclan dentro de mí en la sangre, en el corazón y en el pensamiento. Pero la gran amistad con los ucranianos en los lager me hizo entender cuán profunda sea para ellos la herida. Nuestra generación no podrá eximirse de pagar los errores de quien ha precedido... Pararse y gritar: "¡Es mío!", sería el camino más fácil, mientras es inmensamente más complicado decir: "¡Cada uno viva como le parezca!" no sorprende que no se hayan realizado las profecías de la Doctrina Progresista, según la cual el nacionalismo habría desaparecido. En el siglo del átomo y de la cibernética, por el contrario, por algún motivo éste refloreció y llegará el tiempo nos guste o no, que tendremos que pagar todos los cheques de la autodeterminación, de la independencia: pagar de persona, sin esperar que nos manden a la hoguera, nos ahoguen en un río o nos corten la cabeza. Si queremos ser una gran nación, lo debemos demostrar, no con las medidas de los grandes territorios, no con la cantidad de pueblos sometidos, sino con la grandeza de nuestras acciones. Y con la huella profunda con la cual sabremos arar la tierra que nos quedará, después de que nos hayan dejado aquellos que quieren vivir con nosotros".
El testimonio de los lager soviéticos tenía propuesto un entero plan de cómo "reconstruir Rusia", también en tiempos de Yeltsin y Gorbachov, poniendo atención justamente en las aspiraciones de los varios pueblos y territorios. Era un plan que quería recomenzar por el "zemstvo", la administración de las tierras rusas según acuerdos variables con el centro. El presidente Putin, no obstante su política centralista y autoritaria, varias veces repitió que consideraba al autor de la Rueda Roja, como una de sus principales fuentes de inspiración. La prudencia con la cual hoy el Kremlin mira a las elecciones ucranianas, después de la desvergüenza de Crimea, deja entender que están releyendo con atención las páginas de Solzenitsyn, antes de proseguir la escalada propagandista y militar en favor de la secesión de los territorios orientales; las tropas rusas han dado un paso atrás y Putin no exultó más que lo necesario por el referéndum farsa de Donetsk y Slovjansk. Le toca a Poroshenko, el tratar con él para el pago de los cheques.
21/12/2018 10:02