Aung San Suu Kyi: ‘Narraciones de odio’ dividen a Myanmar
La líder democrática. “Para restablecer la confianza entre las comunidades se necesita tiempo y paciencia”. El enviado especial de las Naciones Unidas visita el Estado de Rakhine y se encuentra con las víctimas de las violencias. Los políticos budistas desmienten los datos sobre el número de refugiados musulmanes. El Alto comisariado para los derechos humanos: “Myanmar carece de credibilidad o imparcialidad”.
Yangon (AsiaNews)- Provenientes del extranjero, “las narraciones de odio” han aumentado las distancias entre las comunidades en Myanmar. Es cuánto afirma hoy la líder democrática birmana, Aung San Suu Kyi (FOTO), in una declaración publicada en las redes sociales. Ayer, el consejero de Estado había recordado a Christine Schraner Burgener, enviada especial de las Naciones Unidas (Onu) al país, que “para restablecer la confianza entre ellos, se necesita tiempo y paciencia”.
En los días pasados, la funcionaria Onu fue al Estado de Rakhine donde visitó el campo de Hla-Hpo-Khaung, construido para la acogida de los refugiados que vuelven de Bangladés. Los repatriados se lamentaron con ella sobre las difíciles condiciones vividas en los campos por más de 6 años, han narrado que no están en grado de alejarse de la estructura a causa de las restricciones impuestas por las Fuerzas de seguridad a sus movimientos.
En las oficinas administrativas del distrito de Maung Taw, Burgener se encontró con algunos representantes de las comunidades hindúes y musulmana, sobrevivientes a las violencias étnicas que explotaron en agosto pasado; planificó encuentros con repatriados, funcionarios del gobierno, partidos políticos y miembros de las organizaciones de la sociedad civil y en los próximos días estará en Naypyidaw, para abrir una oficina de representación de la Onu.
El pasado 17 de junio, el enviado especial se encontró con el jefe de los ministros de Rakhine, pero no han dado ninguna comunicación oficial sobre lo discutido. Burgener tuvo también coloquios con los representantes del Arakan National Party (ANP), formación política que representa los intereses de la población budista, que es mayoría en Rakhine. Ellos han explicado que los datos sobre los refugiados, dados por las autoridades de Bangladés y por los organismos internacionales, no “son aceptables”. Tales estadísticas hablan de más de 700 mil refugiados musulmanes, pero estando a los políticos “son 350 mil las personas escapadas de 13 municipalidades del Estado”.
El día siguiente, el Alto comisario de la Onu por los derechos humanos, Zeid bin Ra’ad al-Hussein, criticó a Myanmar por “no haber investigado o perseguido a aquellos que están involucrados en las violaciones de los derechos humanos”. En el discurso de apertura de la 38° sesión del Consejo por los derechos humanos, él declaró: “Si bien Myanmar haya declarado que investigaría sobre las acusaciones y procesaría a los presuntos culpables, su modo de obrar hasta hoy no han respetado los estándares mínimos de credibilidad o imparcialidad”. El comisario citó “claras indicaciones de continuos y sistemáticos ataques”, que delinean “un posible genocidio de la minoría musulmana en Rakhine”.
La Onu organizó una misión para investigar sobre las violencias en los Estados de Rakhine y Kachin, pero Naypyidaw negó a los investigadores las visas de ingreso al país. Este mes, el gobierno y las agencias de las Naciones Unidas han firmado un acuerdo de referencia sobre el retorno de los refugiados. A través de la Comisión gubernamental para los derechos humanos, las autoridades birmanas han examinado algunos casos de violencia en Rakhine. No obstante esto, las investigaciones se concentraron sobre “presuntas violaciones sistemáticas” pero se limitaron a lo obrado por los miembros de las Fuerzas de seguridad.
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