Papa: hacer carrera, aún cuando sea en la Iglesia, no es el camino de Jesús

“Cuando buscamos mostrarnos, aún en la Iglesia, en la comunidad, para tener un cargo u otra cosa, ese es el camino del mundo, es un camino mundano, pero no es el camino de Jesús. Y los pastores también pueden tener esta tentación de querer trepar”. “Si un pastor sigue este camino, no es un discípulo de Jesús: es un trepador con sotana. No existe humildad sin la humillación”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La tentación de “hacer carrera”, de “trepar”, aún en la Iglesia, no es el camino de Jesús, que aceptó las humillaciones. No existe la humildad sin humillación” y pidamos al Señor que nos envíe “alguna”, para “volvernos humildes”, de modo de “imitar mejor”. Fue la advertencia que hoy expresó el Papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, al comentar el Evangelio de hoy (Mc 6,14-29) que narra el asesinato de Juan El Bautista.

Francisco destacó que Juan El Bautista fue enviado por Dios para “señalar el camino” de Jesús. El “último de los profetas” tuvo la gracia de poder decir: “este es el Mesías”. “El trabajo de Juan El Bautista no fue tanto predicar que Jesús venía a preparar al pueblo, sino dar testimonio de Jesucristo, y darlo con su propia vida. Y dar testimonio del camino elegido por Dios para nuestra salvación: el camino de la humillación. Pablo lo expresa con esta claridad en su Carta a los Filipenses: ‘Jesús se anonadó a sí mismo hasta la muerte, y muerte de cruz’. Y esta muerte de cruz, este camino de anonadación, de humillación, es también nuestro camino, el camino que Dios muestra a los cristianos para avanzar”.

Tanto Juan como Jesús, subrayó Francisco, tuvieron la “tentación de la vanidad, de la soberbia”: Jesús, “en el desierto, con el diablo, después del ayuno”; Juan, frente a los doctores de la Ley, que le preguntaban quién era el Mesías: él podría haber respondido que era “su ministro”, y sin embargo, “se humilló a sí mismo”. Ambos “tuvieron autoridad delante del pueblo”, la suya era una predicación “autorizada”. Y ambos conocieron “momentos de anonadación”, una suerte de “depresión humana y espiritual”, como la definió Francisco: Jesús, en el Huerto de los Olivos y Juan, en la cárcel, cuando fue tentado por la “carcoma de la duda” acerca de si Jesús era realmente el Mesías. Luego, ambos “terminaron de la forma más humillante”: Jesús, con la muerte en la cruz, “la muerte de los criminales más ruines, terrible física e incluso moralmente”, “desnudo delante del pueblo” y “de su madre”. Juan El Bautista “fue decapitado en la cárcel, por mano de un guardia”, por orden de un rey “debilitado por los vicios”, “corrompido por el capricho de una bailarina y por el odio de una adúltera”, Herodías y su hija. “El profeta, el gran profeta, el hombre más grande nacido de una mujer - así se refería a él Jesús - y el Hijo de Dios eligieron el camino de la humillación. Es el camino que nos muestran y que nosotros, los cristianos, debemos seguir. En efecto, en las Bienaventuranzas se subraya que el camino es el de la humildad”.

No se puede ser “humildes sin humillaciones”, afirmó el Papa. Por tanto, el Santo Padre invita a los cristianos a extraer una enseñanza del “mensaje” que nos da hoy la Palabra de Dios. “Cuando tratamos de mostrarnos, en la Iglesia, en la comunidad, para tener un cargo u otra cosa, ese es el camino del mundo, es un camino mundano, pero no es el camino de Jesús. Y los pastores también pueden tener esta tentación de arribismo: ‘esto es una injusticia, esto es una humillación, no puedo tolerarla”. Sin embargo, si un pastor no sigue este camino, no es un discípulo de Jesús: es un trepador con sotana. No hay humildad sin humillación”.