Yogyakarta, no a la cruz en tumbas cristianas: pese a la polémica, el cementerio es islámico
En Purbayan viven 150 familias, de las cuales 147 son musulmanas y tres cristianas, entre ellas, la del difunto. Los conciudadanos recibieron el cuerpo en el cementerio local, donde están prohibidos los símbolos religiosos. El brazo superior de la cruz fue cortado con el permiso de la familia. Activista católico: “El clamor se da sólo fuera del pueblo, pero aquí no hay ningún problema”.
Yakarta (AsiaNews) – Fotos de una tumba cristiana con la cruz arrancada, que parecen testimoniar un grave episodio de intolerancia anti-cristiana en la localidad de Purbayan, en Kotagede, un sub-distrito de Yogyakarta (isla de Java). Ayer, en las redes sociales desahogaron su indignación y reacciones los internautas, pero con el correr de las horas se dio a conocer lo que realmente sucedió en el lugar.
Hans Supatman, un activista local dedicado al diálogo religioso y miembro del Forum Kerukunan Umat Beragama (FKUB) brinda a AsiaNews un relato de los hechos. El católico Albertus Slamet Sugihardi, de 63 años era un habitante de Purbayan, un pueblo donde viven 150 familias, de las cuales 147 son musulmanas y tres, cristianas. El hombre trabajaba como chofer de una ambulancia hasta el día de su muerte, tras un infarto, ocurrida hace dos días.
Los familiares hubieran querido dar sepultura a sus restos en otra parte dado que el difunto fue sepultado en el cementerio público de Jambon, ubicado a pocos metros de su vivienda. En el año 2000, la estructura se convirtió en un cementerio de uso exclusivo islámico. A pesar de ello, los vecinos de su casa “invitaron a la familia a enterrar los restos de Albertus Slamet Sugihardi en el pueblo donde él había vivido”.
Sin embargo, por “voluntad y costumbre” de la comunidad local, no es posible “erigir símbolos religiosos dentro del cementerio”. Por este motivo, los habitantes del pueblo retiraron el brazo superior de la cruz de madera colocada sobre la tumba del cristiano (foto 1). Sin embargo, no se trató de un acto vandálico: todo se desarrolló de pleno acuerdo con la familia del difunto, la cual estaba en posesión del material para la sepultura incluso antes de que el hombre fuera afectado por un ataque al corazón.
“No hay ningún rencor por esto –afirma Supatman- entre la familia y los vecinos. Todo está en orden y el servicio fúnebre se desarrolló en paz”. La ceremonia tuvo lugar dentro de la parroquia de St. Paul’s Pringgolayan “para facilitar las cosas”. Hace algunos años, cuenta el activista, un grupo de extremistas islámicos provenientes de fuera de Kotagede irrumpieron en el pueblo e interrumpieron el ensayo de un coro en casa de una familia católica local. “El clamor –concluye el activista- se alzó solamente en las redes sociales y fuera del pueblo-. Aquí está todo bien y todos están contentos. Las autoridades eclesiásticas de Yogyakarta también han ofrecido asistencia psicológica para afrontar el stress emocional que la familia de Albertus Slamet Sugihardi tuvo que atravesar. La gente del pueblo y el Fórum inter-religioso de Kotagede (FKUB) han mantenido reuniones (foto 2) para tratar el problema y todos los miembros se han comprometido a hacer frente a la información y comentarios ‘distorsionados’. Estos han hecho surgir preocupaciones, amenazando la armonía de la población local”.
17/12/2016 13:14
07/03/2018 14:02