Yakarta, el fiscal pide una condena “leve” en el proceso por blasfemia contra Ahok

de Mathias Hariyadi

La acusación pide dos años de libertad vigilada y un año de prisión en caso de reincidencia. La pena máxima prevista para el delito es de cinco años. Protestas del ala extremista islámica por la clemencia de los jueces. El fiscal ha reconocido el “gran trabajo” desempeñado en la capital por el gobernador saliente.

Yakarta (AsiaNews) – Dos años de libertad vigilada y un año de prisión en caso de cometer de nuevo el delito atribuido. Este es el pedido planteado hoy por el fiscal, en el marco del proceso por blasfemia contra el gobernador saliente de Yakarta, Basuki Tjahaja Purnama, apodado “Ahok”. Un momento difícil para el político cristiano, porque al proceso en curso se suma la derrota de ayer en el balotaje frente a Anies Baswedan, quien fuera ministro de instrucción y es el candidato favorito de las asociaciones islamistas más extremas.

Por insultos al islam, él arriesga hasta cinco años de prisión, y si bien ocurre raramente, en Indonesia los pedidos de condena de acusaciones públicas son incrementados por el colegio a cargo del juicio. Analistas y expertos en derecho explican que, en base al pedido de condena y a un probable recurso de apelación, Ahok podrá llevar a término su mandato como gobernador hasta la fecha de conclusión prevista originalmente, el mes de octubre.

Para la acusación, él es culpable de haber violado el artículo 156 del Código penal indonesio y de haber “provocado”, como consecuencia, desórdenes de naturaleza política en el país. En una sesión de discusión, el fiscal Ali Mukartono reconoció el “gran trabajo” desempeñado por el gobernador para mejorar la capital; un elementos que impulsó al juez a pedir una condena leve.

Sin embargo, la actitud de clemencia mostrada por los jueces no agradó a los grupos extremistas y movimientos radicales indonesios, algunos de los cuales (entre ellos, los miembros del Frente de Defensa Islámico) estaban presentes afuera del Palacio de Justicia entonando cantos y protestas. Al término de la audiencia, los líderes radicales pidieron a los jueces que tomaran distancia del pedido hecho por el fiscal y que infligieran la pena máxima prevista por la ley.

Ahok, un político cristiano de etnia china, terminó en el centro de las críticas de musulmanes a raíz de un “escándalo por blasfemia”, luego de pronunciar una frase el 9 de octubre pasado; en una aparición él citó la 51ra sura del capítulo quinto del Corán (Al Maidah), que era usada por algunos para oponerse a su re-candidatura en las elecciones para gobernador, a realizarse al año siguiente. En ese contexto, el gobernador saliente había solicitad no usar la religión para fines políticos, pero a raíz de esto muchos musulmanes se sintieron ofendidos en su fe. La campaña contra Ahok no es la única desarrollada por los líderes islámicos indonesios contra políticos o funcionarios que no son musulmanes.

En efecto, en el país musulmán más poblado del mundo la religión también es usada como un arma de lucha política. Y el “escándalo por blasfemia” puede haber jugado un rol fundamental en la derrota electoral de Ahok, que en el balotaje ha perdido la posibilidad de un segundo mandato como gobernador de la capital.

Ahok es uno de los pocos líderes políticos indonesios que está a la vanguardia en lo que se refiere a la lucha por la libertad de conciencia. En junio pasado, se opuso a la obligación de que las estudiantes de Yakarta llevaran el velo islámico. En julio de 2015, el gobernador de Yakarta promovió una batalla por los derechos civiles de la minoría ahmadí, que es considerada herética por la mayoría musulmana sunita.