28/11/2024, 16.18
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Xinjiang y el trabajo forzoso: el 'paso atrás' de Volkswagen y Uniqlo

Las nuevas normativas sobre las cadenas de suministro implementadas por Estados Unidos y la Unión Europea están obligando a muchas empresas a adoptar una postura sobre la cuestión de la explotación de los uigures. La empresa fabricante de vehículos vendió "por razones económicas" la controvertida planta de Urumqi, pero dio nuevo impulso a sus planes comerciales en China. La marca de ropa japonesa Uniqlo declaró que no utiliza algodón de Xinjiang.

 

Milán (AsiaNews/Agencias)- Después de BASF, Volkswagen también decidió abandonar Xinjiang a raíz de las acusaciones sobre el uso de trabajo forzoso de los uigures en la construcción de una pista de pruebas para automóviles. El anuncio de la fábrica de vehículos alemana se conoció ayer y declara oficialmente "motivos económicos" relacionados con la reestructuración de su presencia en China. Pero en realidad supone una importante victoria para las asociaciones que luchan por la defensa de los derechos de la minoría musulmana, que en la provincia más occidental de la República Popular es objeto de duras políticas represivas por parte del gobierno de Beijing desde hace más de diez años.

Como es sabido, China es un mercado fundamental para Volkswagen: actualmente vende allí 4 de cada 10 automóviles que produce en sus fábricas a nivel global. Pero es una presencia que hoy se encuentra directamente afectada por el enfrentamiento entre Beijing y la Unión Europea en relación con los impuestos sobre las importaciones de automóviles eléctricos, así como por la crisis más general de Volkswagen. En cuanto a Xinjiang, el fabricante de automóviles ahora también tendría que adaptarse al Reglamento sobre el trabajo forzoso, adoptado por Bruselas el pasado 19 de noviembre, que - aunque es mucho menos terminante que la Uyghur Forced Labor Prevention Act vigente en los Estados Unidos desde 2021 - habría puesto en dificultades la planta de Urumqi. Sumado a que - como ya decíamos hace unas semanas - el informe que encargó Volkswagen, que debía demostrar la no participación de la filial local en prácticas de trabajo forzoso, resultó haber sido redactado de manera muy dudosa en un lugar donde es imposible investigar libremente.

Al final, Volkswagen decidió vender la planta que a pedido de Beijing había abierto en Xinjiang en 2012 y la correspondiente pista, que pasarán a manos de la SMVIC de Shanghai, una empresa que se ocupa de las pruebas de los automóviles producidos en China. Mientras tanto, también ha llegado la prórroga hasta 2040 de la joint-venture con Saic Motor, el socio chino de la fábrica alemana. El acuerdo establece que antes del fin de la década lleguen al mercado 18 nuevos modelos de automóviles Volkswagen y Audi, 15 de los cuales son exclusivos para el mercado local. El objetivo es recuperar posiciones y volver a vender en China cuatro millones de coches al año de aquí a 2030, lo que significa una cuota de mercado del 15%. Por lo tanto, sale de Xinjiang, pero ciertamente no del resto de la República Popular.

Sin embargo, la venta de la planta del fabricante alemán no resuelve la cuestión general de las sospechas sobre el uso de mano de obra esclava uigur en productos que inundan los mercados de todo el mundo. Según las denuncias de la Coalition to End Forced Labour in the Uyghur Region, otro de los sectores fuertemente involucrados en el fenómeno es el textil, ya que se estima que en Xinjiang se concentra el 23% de la producción mundial de algodón, pero también la producción de paneles solares y el cultivo de tomates.

Precisamente hoy la marca de ropa japonesa Uniqlo ha declarado por primera vez que no utiliza algodón de la región uigur en sus productos. Un paso dictado precisamente por las nuevas normativas, que están obligando a muchos grupos presentes en los mercados internacionales a abandonar la ambigüedad: la ley estadounidense, en efecto, exige que las propias empresas demuestren que sus cadenas de suministro no están involucradas. Y hace pocos días la administración Biden incluyó a otros 29 grupos que no lo han hecho en la lista de empresas cuyas importaciones están bloqueadas en Estados Unidos. En total, más de 100 empresas ya han sido excluidas del mercado estadounidense por sospechas de que utilizan mano de obra forzada uigur, y pertenecen a sectores que van desde la agricultura hasta la industria extractiva, pasando por la siderúrgica y las tecnologías digitales.

La declaración de Uniqlo es significativa porque hasta ahora su fundador y presidente, Tadashi Yanai, siempre se había negado a responder, alegando que quería permanecer "neutral" en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Aunque también influye la fuerte presencia de la empresa japonesa en el mercado chino: Uniqlo tiene más tiendas en China que en el propio Japón. Por eso existía el temor de que adoptar una postura sobre la cuestión de Xinjiang pudiera traer como consecuencia un boicot nacionalista, como ya les ha ocurrido a otras grandes marcas del sector.

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