Xi y Biden retoman el diálogo. Pero las distancias se mantienen

de John Ai

La reanudación de las conversaciones militares es el principal resultado de la cumbre entre los presidentes de Estados Unidos y China en San Francisco. Ambos intentan evitar el conflicto reanudando la comunicación; no hubo ninguna declaración conjunta al concluir la reunión de cuatro horas. Enfrentamiento en la ciudad californiana entre partidarios de Xi y manifestantes por los derechos humanos en China.

San Francisco (AsiaNews/Agencias) - Duró cuatro horas el esperado encuentro entre el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente chino Xi Jinping, que tuvo lugar ayer en San Francisco durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Ambos están tratando de suavizar las tensiones entre las dos potencias, que han aumentado significativamente durante el último año. Los problemas de los globos espías chinos, la expansión del arsenal nuclear de China y la prohibición estadounidense de exportar microchips avanzados a China han dividido a los dos países.

Las dos partes acordaron reanudar las conversaciones militares y las llamadas telefónicas de alto nivel para mantener bajo control la competencia entre las dos potencias, que fueron interrumpidas en el verano de 2022. Decidieron asimismo la creación de un grupo de trabajo conjunto para abordar la cuestión del tráfico de drogas. También se alcanzó un acuerdo entre los respectivos enviados especiales para el clima sobre la cooperación para reducir las emisiones causadas por los combustibles fósiles y sobre el apoyo a los esfuerzos globales para triplicar para 2030 la energía producida a partir de fuentes renovables.

El presidente estadounidense Biden afirmó que las conversaciones habían sido constructivas y productivas. Destacó que cuando la comunicación se rompe es "cuando suceden los accidentes". Sin embargo, en el encuentro con los periodistas después de la cumbre, Biden volvió a utilizar la palabra "dictador" para referirse a Xi, como ya había hecho a principios de año, irritando a Beijing. También en la cuestión de Taiwán sigue habiendo diferencias profundas: Xi ha pedido que Washington deje de armar a la isla rebelde y apoye la reunificación pacífica de China. Biden, en cambio, dijo que Estados Unidos se opone a cualquier cambio unilateral en el status quo de cualquiera de las partes y pidió la moderación del Ejército Popular de Liberación.

El encuentro entre ambos líderes tuvo lugar en el histórico complejo Filoli Garden, al sur de San Francisco. En su discurso de apertura, Biden dijo que los encuentros siempre habían sido francos, directos y útiles. Añadió que “debemos asegurarnos de que la competencia no lleve al conflicto. Y también debemos gestionarla de forma responsable". Xi dijo que la competencia entre los grandes países no es la tendencia predominante en los tiempos actuales y no puede resolver los problemas que enfrentan China y Estados Unidos o el mundo en general. Xi también dijo: "Creo firmemente en el futuro prometedor de las relaciones bilaterales".

Las conversaciones entre los dos presidentes abarcaron una amplia gama de temas, como las condiciones comerciales bilaterales, Taiwán, el Mar de China Meridional, el control del fentanilo, el cambio climático, la guerra en Gaza, la inteligencia artificial y los derechos humanos. Alcanzar un consenso no es tarea fácil, pero ambos esperan retomar los canales normales de comunicación, especialmente las conversaciones militares entre los dos ejércitos en un contexto de crecientes tensiones.

Durante la cumbre, la policía de San Francisco reforzó las medidas de seguridad e instaló vallas a ambos lados de las calles. También se retiraron las tiendas de campaña de las personas sin techo que habían levantado en el centro de la ciudad. Cientos de partidarios de Xi se alinearon en las calles ondeando banderas nacionales chinas y reproduciendo canciones patrióticas en altavoces. Fuentes locales afirman que estas manifestaciones fueron organizadas por la embajada china. Por su parte, los partidarios de Xi se negaron a hablar con los medios.

Tanto las personas que dieron la bienvenida a la visita de Xi como los manifestantes por los derechos humanos en China se congregaron cerca del aeropuerto de San Francisco, a lo largo de la autopista por donde pasó la comitiva de Xi, y frente al hotel donde se alojaba el presidente chino. Las disputas entre los grupos pro chinos y los manifestantes se prolongaron durante horas y también hubo enfrentamientos violentos entre ambos bandos.

Los disidentes y los que han firmado peticiones porque perdieron sus casas y sus tierras en China protestaron contra la visita de Xi. Grupos provenientes de Xinjiang, Tíbet y Hong Kong también se unieron a la protesta frente al consulado chino en San Francisco.

La última visita de Xi Jinping a Estados Unidos fue en 2017, cuando el expresidente estadounidense Donald Trump recibió a Xi en su finca privada de Mar-a-Lago en Florida. Después de seis años, la competencia entre Estados Unidos y China es cada vez más feroz, no solo en lo que respecta al conflicto en el sector del comercio y los intercambios sino también en la tecnología de punta y la estrategia geopolítica.

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