Volatilidad financiera e incerteza política hunden la economía turca

Por primera vez en un decenio los expertos hipotizan una contracción par al 1,5%. Para el año sucesivo leve inversión de tendencia, con un crecimiento de poco superior al 2%. Analistas evidencian el riesgo de “recesión con doble recaída”. Temores por la independencia del Banco central.

Estambul (Asianews)- Por la primera vez en más de un decenio, la economía turca debería registrar una contracción en 2019, para luego reponerse- de poco- y registrar un modesto crecimiento en los 2 años sucesivos. Es cuanto surge de una investigación elaborada por los expertos de la Reuters y publicada ayer, que toma en examen los estudios de más de 40 economistas de primer plano en todo el mundo.

La media previsional indica que la economía turca registrará una contracción del 1,5% para este año. Un dato que contradice las (modestas) estimaciones de crecimiento del gobierno difundidas en las semanas pasadas, que hipotizaban una exposición del 2.3%.

En realidad, las evaluaciones de los expertos del sector consultados entre el 4 y el 16 de julio varían (y también de mucho) entre ellos: de un crecimiento del 1% para los más optimistas, se pasaba a una contracción hasta el 5% para la previsiones más tristes. Mientras tanto, el crecimiento previsto para el 2020 es del 2,4% mientras debería mejorar en el año sucesivo con un más de 3,4%.

Para el segundo trimestre del año corriente se debería registrar una contracción respectivamente del 2,5% y del 1,1%. El dato debería volver a crecer en el último cuarto, con un un más de 1%. Entre las razones, advierten los expertos, encontramos la extrema “volatilidad financiera del mercado” y “la gran incertidumbre política” que elevan el riesgo de “recesión con un doble recaída”.

La última caída sobre base anual registrado por la economía turca sobre una base anual data del 2009, con un menos 4,7%. Desde el 2010 al 2017 el dato medio se detuvo alrededor de un + 6,6% llevado por el desarrollo en el sector de las construcciones, gracias también al bajo costo del dinero. Sin embargo, la crisis de la lira turca (con una caída del 30% respecto al dólar) determinó una contracción del 2,6% en los primeros 3 meses del año corriente, precedida de una caída del 3% en el último trimestre del año pasado.

La caída de la lira provocó un pico en la inflación, jamás tan alta en los últimos 15 años, limitando el poder de compra de las compañías y la competitividad en los mercados extranjeros. A esto se agregan la crisis política y diplomacia con los EEUU y las profundas tensiones sociales internas, luego terminadas en ataques y violencias contra los refugiados sirios tomados como chivo expiatorio de una situación general de malestar.

En septiembre pasado el Banco central elevó la tasa oficial del 24%, en respuesta a la crisis valutaria y desde entonces no modificó más el valor. Sin embargo, el reciente despido del gobernador elevó más de un mal humor entre los investigadores, críticos hacia la falta de independencia de la institución.

El presidente Recep Tayyip Erdogan, que se define como “enemigo de las tasas de interés”, despidió a Murat Cetinkaya el 6 de julio por no haber seguido sus instrucciones. No obstante esto, en los días pasados su sucesor Murat Uysal mencionó a los corte de las tasas. Los economistas interpelados por la investigación de la Reuters prevén que el Banco central terminará por bajar la tasa de referencia al 22% dentro de la finalización del tercer trimestre y al 205 dentro de fin de año.