Vinh, misas y procesión de antorchas para pedir justicia después de la contaminación del mar

La noche del 21 de mayo los católicos bajaron a las calles para defender a su obispo tomado en la mira por una campaña difamatoria de parte del Estado. Mons. Hop acusó a Hanói de ineficiencia en el enfrentar el desastre ambiental. El Consejo presbiteral de la diócesis subscribió una petición dirigida a las autoridades. Los pescadores entre la espada y la pared por la muerte de los peces por la contaminación y la prohibición china de pescar impuesta por Beijing.

Hanói (Asianews/EdA)- Decenas de miles de católicos continúan reuniéndose en vigilias de oración y procesiones de antorchas para expresar el propio desacuerdo por la actitud del gobierno de Hanói en el enfrentar la emergencia ambiental que causó la muerte de centenares de peces y que puso de rodillas a los pescadores de las provincias centrales del país. En la diócesis de Vinh-una de las más azotadas- los fieles se juntaron alrededor de su propio obispo, mons. Paul Nguyen Thai Hop, que junto a los responsables de las parroquias y a los laicos se expresaron francamente contra las autoridades.

A partir del 6 de abril, miles de peces muertos han iniciado a aparecer en las playas de las provincias centrales de Tinh, Quang Binh, Quang Tri y Thúa-Hué. A principios de mayo se descubrió un largo caño de descarga perteneciente a la compañía de acero Hung Nghiep (del Formosa Plastic Group de Taiwan) que evacua aguas contaminadas a diecisiete metros de profundidad bajo el nivel del mar. La empresa admitió que cada día se versan doce mil metros cúbicos de líquido tóxico. Recientemente la industria utilizó trescientas toneladas de material químico para “enfriar” los conductos de su sistema acuífero.

El 13 de mayo pasado, Mons. Hop escribió una carta pastoral en la cual denunció la indiferencia de Hanói en relación al “pánico, empobrecimiento e indignación que las personas están atravesando”. En los días siguientes, el prelado fue objeto de una campaña mediática de difamación, realizada en la televisión local. La noche del 21 de mayo, todos los católicos de la diócesis salieron a las calles en varias localidades para defender a su obispo. En la parroquia de Yen Hoa había más de mil participantes a la misa de las ocho de la noche.

En aquella ocasión, doscientas treinta y ocho personas (entre las cuales el obispo auxiliar y el emérito) subscribieron una petición del consejo presbiteral dirigida a las más altas autoridades del Estado y de la provincia (v. foto). La carta pide esclarecimientos al Estado por los crímenes del grupo Formosa, la interrupción de las actividades de la empresa y que las autoridades escuchen las manifestaciones pacíficas de la población. En los días pasados Hanói usó la mano dura para dispersar las protestas nacidas en diversas ciudades.

Los pescadores vietnamitas, ya afectados por la contaminación de las aguas, deben también enfrentar decisiones de Beijing, que impuso a partir del 16 de mayo al 1° de agosto la prohibición total de la pesca en buena parte del Mar Chino meridional (comprendidas las costas septentrionales de Vietnam, las islas Paracel y Spratly). China adoptó las mismas medidas también en el 2015, para penalizar a las flotas extranjeras y garantizarse el control de las aguas donde cada año se intercambian mercaderías por unos cinco mil millones de dólares.

Los chinos están adiestrando a unos trescientos cincuenta mil para-militares para equipar cincuenta mil naves de pesca armadas, en grado de atacar y afondar a la concurrencia. Para Tran Van Linh, presidente del comité directivo de la sociedad por acciones de la industria pesquera, la prohibición impuesta por Beijing “es sólo una excusa para intimidar, arrestar y atacar a nuestros pescadores”.

(Ha collaborato Paul Nguyen Binh)