Durante el fin de semana, Mons. Hinder celebró la primera ordenación sacerdotal del país y la confirmación de unos 170 chicos y chicas. El reto es "respetar" las necesidades en el trabajo pastoral, evitando las derivas étnicas y nacionalistas. Los jóvenes seminaristas son los cimientos para construir el futuro de la Iglesia local.

Mascate (AsiaNews) - En Omán, la Iglesia es una realidad "migrante" -compuesta por trabajadores indios, filipinos, europeos, americanos y africanos- donde existe un fuerte "espíritu de comunidad" que, sin embargo, no debe "replegarse" asumiendo derivas de sello "étnico o nacionalista". Quien lo afirma es Paul Hinder, vicario de Arabia meridional (Emiratos, Omán y Yemen) y administrador apostólico sede vacante de Arabia septentrional (Kuwait, Arabia Saudita, Qatar y Bahréin). El prelado celebró su primera ordenación sacerdotal en el país el pasado fin de semana. Como en todas las realidades del Golfo, explicó a AsiaNews, "el reto es respetar las necesidades de cada uno en la práctica pastoral" partiendo "del idioma", pero "manteniendo el vínculo a nivel comunitario" aunque "no siempre sea fácil perseguir el objetivo". 

Las dos parroquias de la capital "son los puntos de referencia más importantes", subraya Mons. Hinder.  Hay otros dos centros en el norte, cerca de la frontera con los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y uno en el sur, en Salalah, a mil kilómetros de Mascate que cuenta "con un solo sacerdote". Ninguno de los feligreses "es ciudadano de Omán", continuó, pero todos son "inmigrantes por trabajo" que pueden reunirse, celebrar la Eucaristía y rezar, beneficiándose de una libertad de culto general "en una realidad viva y vital que propone la lectura de la Biblia y el rezo del Rosario". 

Al hablar de la primera ordenación, el Vicario de Arabia cuenta que se celebró en “un clima muy bello, de participación, aunque todavía hay algunas limitaciones por la pandemia [de Covid-19] que implican restricciones en el número de participantes. Además, todavía hay gente que es reacia a ir a la iglesia por el miedo al virus. Sin embargo, esto no ha impedido una fuerte presencia de la comunidad, que se ha reunido en torno al padre Dickson Eugene. El sacerdote, dice Mons. Hinder, "creció en la parroquia" de los Santos Pedro y Pablo en Mascate, y "aquí sirvió como monaguillo, asistió a la escuela, y luego ingresó a los Salesianos". Estaba muy contento y agradecido" por haber recibido el sacramento "en su parroquia". 

Para el vicario, la "vitalidad y riqueza" de esta realidad parroquial es una de las razones que permitieron al joven cultivar su fe y "vivir en la oración y la caridad, atento a los más necesitados". Su trayectoria, su testimonio, la relación que pudo construir a lo largo de los años con otros jóvenes "puede ser un ejemplo para los chicos y chicas" que decidan seguir el mismo camino. De hecho", confirma, "hay otros dos o tres jóvenes que se han criado en la parroquia y están estudiando con miras a su ordenación. Como los hay en los Emiratos, en Bahrein... no son miles, pero están ahí" y representan el futuro de la Iglesia de Arabia. 

Además de la ordenación, el pasado fin de semana tuvieron lugar las confirmaciones de decenas de jóvenes y un encuentro de todos los sacerdotes del país, para un momento de reflexión y profundización de los temas más importantes: "En la parroquia de Pedro y Pablo, 95 chicos y chicas recibieron la Confirmación en la mañana del 26 de marzo; por la tarde otros 72 en la parroquia del Espíritu Santo en Ghala. Todos ellos, adolescentes de entre 13 y 14 años, tuvieron una celebración comunitaria bien preparada y con gran participación”.

En la reunión con los sacerdotes, sin embargo, surgieron los retos para el futuro, empezando por la cuestión de los inmigrantes "que están perdiendo sus puestos de trabajo, ya que el gobierno ha puesto en marcha una política para favorecer el empleo de los trabajadores locales". Esto ha desencadenado un flujo de partidas que se refleja en la fisonomía de las parroquias, con números que disminuyen visiblemente aunque no a niveles dramáticos, al menos por ahora". Por ello, es fundamental garantizar el empleo, así como proporcionar "una formación adecuada a los jóvenes mediante la presencia de catequistas en las parroquias". “Este es otro problema que la Iglesia local deberá afrontar”, concluye Mons. Hinder.