Vicaría de Arabia: sor Sally está en el exterior, en un lugar seguro. La Iglesia de Tierra Santa por las víctimas de la masacre de Adén.
Fuentes de la vicaría cuentan a AsiaNews: la superiora india “está afuera del país y en un lugar seguro, en un lugar protegido”. No hay ninguna noticia del sacerdote secuestrado. La esperanza de establecer contacto “en dos o tres días”. El 11 de marzo las iglesias de Tierra Santa ruegan por las “hermanas martirizadas en Yemen”. Patriarcado maronita en Jerusalén: las hermanas son un ejemplo de dedicación incluso para los musulmanes.
Saná (AsiaNews) - Sor Sally, la religiosa india de las Misioneras de la Caridad de Adén, en Yemen, que sobrevivió a la masacre de sus cuatro cohermanas en el ataque del 4 de marzo pasado efectuado contra el hogar de ancianos “está fuera del país y se encuentra segura, en un lugar protegido”. Es lo que refiere a AsiaNews una fuente de la Vicaría apostólica de Arabia Meridional, que agrega, asimismo, que no hay novedades sobre el paradero del Padre Tom Uzhunnalil, de 56 años. “Hasta ahora - prosigue la fuente – no tenemos ninguna noticia del sacerdote, no obstante continúa la búsqueda de contactos. Nuestra esperanza es que se pueda entablar contacto dentro de dos o tres días, no obstante hasta ahora no ha habido noticias oficiales por parte de las autoridades yemenitas o de los demás gobiernos involucrados”.
Un comando extremista, quizás vinculado al Estado Islámico (EI), si bien todavía no existe certeza acerca de ello, atacó el hogar de ancianos y minusválidos de Adén, en el sur del país, gestionado por las hermanas de Madre Teresa. Los atacantes ajusticiaron a cuatro religiosas –sor Anselma de la India, sor Marguerite y sor Reginette de Ruanda, sor Judit de Kenia –y a otras doce personas que trabajaban en las instalaciones. La superiora fue la única que logró salvarse de la brutalidad de los asaltantes; en el ataque, los yihadistas secuestraron al Padre Tom Uzhunnalil.
La fuente de la Vicaría refiere que la zona “está bajo el control de los policías y de las fuerzas de seguridad de Yemen, a la espera de encontrar a alguien que se ocupe de los minusválidos y de los ancianos que han quedado en las instalaciones”. En el lugar “ya no queda ninguna hermana ni enfermera” y la esperanza es que ahora “otros voluntarios, con el permiso de las autoridades, puedan retomar el funcionamiento del centro. Por el momento, no está previsto el regreso de algún sacerdote o religiosa”.
En tanto, la Iglesia de Tierra Santa quiere mostrar su solidaridad para con las misioneras de la Caridad de Adén, víctimas de la masacre. En la tarde del viernes 11 de marzo, en la iglesia de San Salvador de la Puerta Nueva, en la Ciudad Vieja, el Patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, celebrará una misa en sufragio de las hermanas mártires en Yemen.
A la celebración, organizada por el Patriarcado latino de Jerusalén, por la Custodia de Tierra Santa y por las Misioneras de la Caridad de la zona, han sido invitados el clero, religiosos, seminaristas y laicos de toda Tierra Santa. Durante las celebraciones, se ofrecerán plegarias por las hermanas Anselma, Marguerite, Judit y Reginette.
Sobhy Makhoul, canciller del Patriarcado maronita en Jerusalén, explica a AsiaNews que “las celebraciones son un signo fuerte de solidaridad que queremos dar a los misioneros de Yemen y a quienes obran aquí, en Tierra Santa, en Gaza y en los Territorios palestinos”. Las religiosas, explica el líder cristiano, “ofrecen un servicio elogiable para todo el mundo árabe, sin hacer distinciones entre cristianos y musulmanes”. E incluso en Yemen, agrega, su servicio está “orientado casi por entero a los musulmanes, los únicos huéspedes del hogar para ancianos”, que fue el escenario de la masacre.
“Nos sentimos responsables y queremos rezar por estas hermanas nuestras que se han entregado al servicio de los demás" –prosigue el canciller del Patriarcado maronita. "Al mismo tiempo, quiero lanzar un llamamiento a Occidente, que está cada vez más ciego y sordo ante los sufrimientos de los cristianos en Medio Oriente. ¡Basta de entregar armas y dinero a los terroristas! ¡Basta de poner los intereses económicos y políticos por encima de todo! Estas son las consecuencias, y los efectos pueden verse ya en Europa, que no puede decir que está segura de no sufrir episodios de violencia”.
Por último, Sobhy Makhoul dirige un pensamiento a las hermanas, que con su obra, con su trabajo, lograron “dar una señal muy fuerte al mundo musulmán” en cuanto a dedicación, caridad y atención por el otro se refiere. “Con la misa y las oraciones por las misioneras de Madre Teresa asesinadas en Yemen –agrega- queremos despertar la conciencia de los musulmanes, incluso y sobre todo, los de Tierra Santa. En las últimas horas remos recibido muestras de estima y solidaridad de parte de muchos musulmanes que son vecinos nuestros, gente común. Cuando se habla de diálogo inter-religioso siempre se hace referencia a los jefes, a las autoridades…En realidad, lo que estamos haciendo con esta misa, y con el trabajo en los medios de comunicación social, es ir y hablar con la gente común, con la población musulmana, para hacer crecer una conciencia crítica”. Concluye que la respuesta se ha dado “porque muchos vecinos musulmanes han expresado su amargura por cuanto ha sucedido en Yemen. Finalmente, la gente aquí conoce bien el trabajo de las hermanas, hay una presencia milenaria de consagradas y jamás se han registrado brutalidades de este tipo. Y para que no sucedan en el futuro, es necesario reforzar esta conciencia, sensibilizar a las personas, construir una barrera que contenga el fundamentalismo que proviene del exterior, que viene de personas que están sedientas de sangre”.
En Yemen, donde está en curso una guerra sangrienta en la cual operan grupos yihadistas y extremistas, las Misioneras de la Caridad ya fueron blanco de la violencia en el pasado. En julio de 1998 tres hermanas fueron asesinadas por un hombre armado, cuando salían del hospital de la ciudad de Hodeida. Las autoridades de Saná en aquella época dijeron que el agresor era un “desequilibrado saudita”. Dos de las misioneras asesinadas, sor Lilia y sor Anneta, eran de nacionalidad india, mientras que la tercera, sor Michelle, era originaria de las Filipinas.
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