Velikoretsk y el ícono de S. Nicolás: la peregrinación no obstante la pandemia
El camino inició el 3 de junio y durará hasta el 8 de junio. Se esperan entre 30 y 50 mil peregrinos. Ignoradas todas las indicaciones y precauciones sanitarias. A principios de junio, en la región había ya 2 mil casos positivos de Covid-19. El Patriarcado de Moscú decidió no intervenir por temor de hacer nacer un “ortodoxia clandestina”, que rechaza las reglas sanitarias y a las autoridades eclesiásticas.
Mosca (AsiaNews) - En la región de Kirov, en el norte de Rusia, comenzó la peregrinación hacia Velikoretsk, una de las peregrinaciones más populares e importantes del país (Foto 1). El hecho es que están todavía en vigor varias medidas de distanciamiento y aislamiento por el Covid-19. La reapertura de las iglesias ortodoxas se realizará dentro de pocos días, pero los peregrinos no han querido dejar de realizar la gran cita.
En el año 2.000 la peregrinación de Velikoretsk, recibió el status de “procesión nacional”. En aquel año jubilar participaron diversas miles de personas. Desde 2008, en los 150 Km que separan la ciudad de Kirov del santuario de Velikoretsk, se mueven entre las 30 y las 50 mil personas y todavía más se reúnen directamente donde se encuentra el ícono milagroso de San Nicolás el Taumaturgo, meta de la peregrinación.
Este año, a causa de la pandemia, el obispo responsable de la pregrinación, el metropolitano de Vjatka Marcos (Tuzhikov), se dirigió a los fieles el 13 de mayo pasado con un mensaje. En este se confirmaba que la peregrinación se realizaría del 3 al 8 de junio, pero con “modificaciones debidas a la situación epidemológica”. Según tales instrucciones, el ícono es transportado en automóvil por los sacerdotes diocesanos y no llevada a mano por los peregrinos. Además está suprimida la celebración litúgica a orillas del río Velikaja, una de las etapas más significativas del recorrido.
Se predispusieron etapas con campamentos organizados para quedarse por la noche y la alimentación , con la presencia de médicos y voluntarios. Los peregrinos provenientes de otras regiones de Rusia, según las actuales disposiciones sanitarias, deberían transcurrir dos smanas de cuarentena y autoaislamiento, cosa absolutamente imposible controlar. De hecho los “verdaderos creyentes” se organizaron a través de las redes sociales, intercambiándose consejos sobre como participar a la peregrinación evadiendo las medidas de la cuarentena.
En la liturgia inicial, realizada en el monasterio de San Trifón en Kirov, había presentes ya diversos centenares de personas. Algunos voluntarios distribuyeron mascarillas y otras protecciones, con volantes de advertimiento, pero la distancia sanitaria en el territorio de la iglesia no fue mantenido. Se unieron luego a los fieles locales al menos 3 mil peregrinos provenientes de regiones muy lejanas, como la zona del Don, la Udmurtia, la región de Arkhangelsk y de Komi, además de San Petersburgo, que a través de la red encontraron medios de transporte y acogida en las casas y todo tipo de apoyo en el lugar.
Al finalizar la peregrinación se deberán verificar los efectos de todo esto sobre la difusión del virus en la región. Hasta el 2 de junio se registraban casi 2 mil casos sobre 1,5 millones de habitantes. También en otras zonas se confirman casos de infección debidos a la masiva presencia de fieles y peregrinos. En la zona de Nizhnij Novgorod, donde está la sede del monasterio de Diveevo (foto 2), en el reposan los despojos de San Serafín de Sarov, ya 76 residentes se encontraron positivos y algunas monjas (las más ancianas) murieron. La causa de estas infecciones, como comunicó el gobernador de la región, Njuta Federmesser, se debe sin duda atribuírsela a la gran afluencia de peregrinos.
El patriarcado de Moscú, después de tantas polémicas y algunas suspensiones en los días pasados a causa del incumplimiento de las normas de protección del coronavirus, decidió no intervenir para reprimir las grandes peregrinaciones que por razones climáticas en Rusia tienen lugar entre junio y agosto. La jerarquía ortodoxa y el mismo patriarca Cirilo (Gundjaev) fueron ya muy criticados por la excesiva sumisión a las autoridades civiles y el temor es que se difunda una especie de “ortodoxia clandestina” inspirada por monjes y starets, in polémica con las autoridades eclesiásticas.
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