Uri Avnery: la detención administrativa, es un instrumento fascista en la lucha contra el terrorismo
Jerusalén (AsiaNews)- La detención administrativa, además de violar los derechos humanos de los individuos, es un instrumento ineficaz en la lucha contra el extremismo. Quien lo afirma es el gran intelectual y pacifista israelí Uri Avnery, que denuncia la derivación extremista de algunos grupos internos al Estado de Israel y el peligro de que el país se transforme en una nueva república de Weimar. El modo de proceder usado hasta ahora de arrestar a los árabes sospechados de tener conexiones con el extremismo, también es usado últimamente contra los exponentes del ambiente ultra-ortodoxo hebreo, responsables de graves actos de violencia.
De hecho, en el último período se registró el fin terrible de un niño árabe de sólo 18 meses, muerto en su propia casa; en un incendio provocado por el asalto de colonos hebreos, Además del acuchillamiento de algunos jóvenes que participaban en la Marcha Anual del Orgullo Gay en Jerusalén, que causó el deceso de una joven de tan sólo 16 años. Además de los incendios de iglesias y mezquitas en Tierra Santa.
Las autoridades israelíes han respondido a esta ola de violencia aumentando la “detención administrativa”, no solamente de los árabes sino también de los mismos ciudadanos hebreos, como lo confirma el arresto del joven ultra-ortodoxo, Meir Ettiger.
Como se evidencia en una entrevista a AsiaNews del líder palestino Bernard Sabella, el procedimiento judicial “viola los derechos humanos y un justo proceso”. Un parecer compartido por Uri Avnery, según el cual la mejor respuesta a la violencia y al terrorismo son “funcionarios fieles al Estado y paridad de trato entre hebreos y árabes”.
A continuación, el análisis del gran pacifista israelí, traducción del inglés a cargo de AsiaNews.
Algunos de entre mis mejores amigos me piden que escriba un artículo de condena incondicionada sobre “la detención administrativa” de algunos terroristas hebreos.
Hasta ahora 3 sospechosos terroristas ya han sido arrestados en base a este procedimiento. Estos son miembros de un grupo que sigue las enseñanzas del rabino Mei Kahane (hoy el líder es su nieto). Kahane era un rabino norteamericano que había emigrado al país y es el responsable del nacimiento de un grupo calificado por la Corte suprema como racista y anti-democrático. Fue declarado ilegal. Él fue asesinado después por un árabe en los Estados Unidos. Hoy una parte de sus seguidores sigue activa en Israel, si bien en modo clandestino.
Y es justamente uno de estos grupos que se colocan dentro de un movimiento más amplio y subterráneo, llamado en modo genérico “Price tag” o “Hillop Youth”, que fue el protagonista de diversos actos de terrorismo, incendiando iglesias cristianas y mezquitas musulmanas, atacando a agricultores árabes y destruyendo olivares. Ninguno de los responsables jamás fue arrestado, ni por el ejército (que trabaja como fuerza de policía en los Territorios Ocupados), ni por la misma policía israelí. Muchos oficiales del ejército son ellos mismos habitantes de las zonas ocupadas de Cisjordania, que son consideradas ilegales según el Derecho Internacional.
La opinión pública israelí le dio poca atención a estos ultrajes, pero en los últimos tiempos se verificaron eventos que han conmocionado a los mismos israelíes complacientes. Uno de éstos fue el bombardeo de una vivienda árabe en el pequeño pueblo de Douma, en Cisjordania. Donde con el favor de las tinieblas, una bomba incendiaria fue tirada en la casa de una pobre familia árabe. Un niño de sólo 18 meses murió a causa de las quemaduras, mientras que su padre, su madre y un hermano tuviero heridas gravísimas. El padre después murió en un hospital.
Estos episodios de bombardeos son bastante frecuentes, si bien las familias árabes víctimas de los ataques lograron ponerse a salvo. Otro ultraje cometido en Jerusalén- contra los hebreos- fue el que cometió un ultra-ortodoxo hebreo- atacó la Marcha del Orgullo Gay en el centro de la ciudad. Logró acuchillar a diversos manifestantes, uno de las cuales -una joven de 16 años- murió a causa de las heridas. El autor había hecho lo mismo 10 años atrás. Estuvo preso por largo tiempo y fue liberado hace pocas semanas y realizó el mismo gesto. Es un hebreo ultra-ortodoxo, si bien no parece que pertenezca a la banda de los Kahanistas.
Todo esto es realmente demasiado. Por años nadie fue incriminado por actos de terrorismo hebreo. Muchos creen que estos actos fueron cometidos en confabulación con el ejército de ocupación y con el Shin Beit, el servicio de seguridad interno. Pero ahora se levantó una ola de protesta pública y las autoridades han llegado a la conclusión que deben hacer algo.
En este marco se dan las órdenes de detención administrativa.
La “detención administrativa” es una herencia del régimen colonial británico que gobernó Palestina hasta mayo del año 1948. El estado israelí lo hizo propio, cambiando sólo algunos aspectos secundarios.
Esta forma de arresto permite a un comandante militar encerrar a una persona sin ningún proceso previo. El mandato rige por 6 meses, pero puede ser renovado sin límites, Cada tantos meses el prisionero debe ser conducido ante un juez, pero los magistrados interfieren sólo en raras ocasiones. A nivel mental, los jueces israelíes están alertas cuando aparece como testigo un oficial del ejército.
Los prisioneros no tienen el derecho de conocer las pruebas en su contra ni de enfrentarse con sus acusadores, tampoco están autorizados a ser representados por un abogado en sede legal. La razón oficial es que no pueden ser procesados sin “quemar” informantes y otras fuentes de información preciosas, las cuales asumen una importancia vital para la lucha eficaz contra el terrorismo y para salvar vidas humanas.
Este instrumento es utilizado desde hace tiempo contra los árabes que son sospechosos. En este momento centenares de prisioneros árabes encarcelados por “detención administrativa” llenan las cárceles, algunos de ellos están en régimen de custodia desde hace muchísimos años. Desde el inicio de la ocupación en el año 1967, centenares de miles de árabes están encarcelados según los criterios de la presente ley. Para los jóvenes palestinos, esto les representa casi como un sentido de honor.
Casi ningún hebreo fue detenido en base a la “detención administrativa”. Por muchos años, esto ha significado que este procedimiento nunca fuera utilizado contra un hebreo. Los 3 exponentes del movimiento Kahanista llevados a la cárcel en los días pasados son los primeros después de un tiempo demasiado prolongado.
Los funcionarios militares y civiles explican que este tipo de detención es un instrumento esencial e insustituible para combatir el terrorismo hebreo. Todos los Kahanistas y los otros criminales fascistas están adiestrados para guardar silencio durante los interrogatorios. Por otro lado, están seguros que no van a ser torturados, no tiene motivos para hablar. Se les ríen en la cara de quienes los interrogan.
Como es obvio, los prisioneros árabes, no gozan de este tratamiento tan favorable. Ellos saben que si no hablan pueden ser objeto de torturas. Según la ley israelí, la tortura es un crimen, pero los tribunales autorizan la llamada “presión psicológica moderada”, gracias a la cual obtienen resultados veloces.
Igualmente, también de este modo, muchos árabes permanecen en detención administrativa ilimitada, porque no hay pruebas suficientes para procesarlos por un tribunal, sin poner en peligro las “fuentes”.
En el estado actual, los 3 hebreos en detención administrativa están en 3 prisiones distintas, y muchos otros se agregarán a ellos, así lo asegura el Shin Bet.
Hace muchos años, cuando era director de la revista Haolam Hazeh, habíamos publicado por un cierto período una edición en lengua árabe. Un día, uno de mis colaboradores árabes- llamémoslo Ahmed- fue llevado en “detención administrativa”.
Cuando comencé a armar un infierno por su arresto, recibí una llamada telefónica sorpresiva de parte del Shin Bet. Las relaciones entre esta organización y el susodicho fueron tensas desde el primer día del nacimiento del Estado. Y esto podría ser un eufemismo, dado que el jefe de tal organización una vez me definió oficialmente como “el enemigo número uno del régimen”.
Con mi gran sorpresa, un alto oficial del Shin Bet, me invitó a un coloquio. “Confío en usted revelándole informaciones “top secret”- me dijo- porque quiero que usted conozca nuestros problemas”. Entonces me confió que sus hombres habían interceptado un mensaje enviado a Israel por una de las más importantes organizaciones terroristas, para ponerse en contacto con algunos elementos locales. Uno de éstos era justamente Ahmed.
“¿Qué quiere que hagamos? No podemos procesarlo, porque no tenemos pruebas seguras de que sea un miembro de la organización. Pero si lo dejamos libre podría traducirse en actos terroristas mortales. La “detención administrativa” es la única alternativa segura”.
No creía que Ahmed fuese un terrorista. Estaba pensando en qué hacer, cuando fui aliviado de este dilema. El Shin Bet aceptó liberar a Ahmed, bajo la condición de que abandonara el país. Él se transfirió a los EEUU y obtuvo una “Green Card”, el permiso de residencia (quizás con la ayuda del Shin bet). En una conferencia que di allá, lo vi en primera fila. Nos abrazamos.
Conté por primera vez esta historia para aclarar el dilema. Dejar que estos fascistas hebreos viajen libres, podrían costar la vida a muchos otros hebreos o árabes, y quizás una catástrofe si- por ejemplo- incendian lugares de culto musulmanes que son sagrados. No hay pruebas evidentes contra ellos. Si tuviesen informadores del Shin Bet en este grupo, su testimonio en un eventual proceso terminaría de “quemarlos”.
El Shin Bet y la policía son acusados por muchos de nosotros por su incompetencia absoluta cuando están con casos de terroristas hebreos, pero parecen extremadamente eficientes cuando deben enfrentarse con terroristas árabes. Y lo peor es que tenemos la sospecha de que sea el mismo Shin Bet quien esté infiltrado por colonos y que colaboren con ellos activamente. Privar al Shin Bet de los medios previstos de la “detención administrativa” podría debilitarlos aún más o por lo menos darles un pretexto para una derrota total.
En los últimos años de mi infancia asistí al derrumbe democrático de la “República de Weimar” en Alemania. Los matones nazis recorrían las calles, pegando a las personas que parecían hebreos, disparando tiros contra los comunistas. El gobierno estaba en grado de tomar iniciativas eficaces. La policía y el ejército estaban infiltrados por partidarios de Adolf Hitler. Los jueces castigaban a los comunistas en modo severo, pero a menudo dejaban que los “patriotas” nazis salieran indemnes de cualquier problema.
Años después, cuando Alemania se ahogaba en el polvo, la república de Weimar (se llamaba así porque su Constitución fue redactada en esa ciudad), fue acusada de cobardía, porque no tuvo el coraje de utilizar los instrumentos a disposición. Entre los cuales estaban los poderes de emergencia no democráticos- para combatir en tiempo a los nazis. Quizás ¿será qué la república de Israel vaya a tener el mismo fin?
Este es un verdadero dilema. Y exige respuestas concretas. No las respuestas fáciles que provienen del manual liberal. Se necesitan respuestas responsables. Respuestas que sean relevantes para el mundo real.
Creo que los Kahanistas y los otros grupos fascistas de Israel hoy son mucho más peligrosos de lo que la mayoría de la gente cree. No estamos frente a un manojo de hierbas selváticas que habría que extirpar, como somos llevados a creer. Este en un cáncer nacional que puede difundirse rápidamente en el cuerpo de nuestro Estado.
Son cosas que ya he visto en el pasado.
Es un dilema difícil de resolver. Para mí lo es igualmente.
¿Tenemos que aprobar la detención administrativa, sin proceso y sin las garantías democráticas, para salvar las vidas de los árabes y hebreos y evitar catástrofes peores?
¿O debemos apoyar rigurosos principios democráticos, liberar a cuántos están sometidos a la detención administrativa, árabes y hebreos, sabiendo que algunos de ellos continuarán en su locura homicida?
Después de un profundo análisis de conciencia, yo elijo la segunda opción. Por razones morales y pragmáticas. En el plano moral, no creo se pueda combatir la peste con el cólera. La detención administrativa es un instrumento fascista, incluso cuando éste es aplicado a los fascistas. A nivel práctico, porque esto no será de ninguna ayuda. Los detenidos serán reemplazados por otros, quizás también peores que los precedentes.
Además está el peligro de que el arresto de pocos servirá como excusa para no hacer nada contra muchos. Para combatir esta plaga, necesitamos médicos mejores. El Shin Bet, la policía y el ejército deben ser limpiados de esos simpatizantes fascistas que anidan en su interior, substituyéndolos por oficiales fieles a la república de Israel,. Hebreos y árabes deben recibir el mismo trato.
Como manda la Biblia: “¡Dejen que vuetro campo sea limpio!”.
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