Un éremo en Kidapawan para dar testimonio de la 'Laudato Sì'

de Santosh Digal

En 2021, el P. Eugenio Vicente de Jesús fundó una laura moderna consagrada a María Mediadora que conjuga la vida monástica y la promoción de estilos de vida en armonía con el medio ambiente. La relación con los agricultores que viven en la región que la rodea.

Manila (AsiaNews)- Un sacerdote católico del sur de Filipinas promueve la protección del medio ambiente a través de la vida monástica. Es la vocación particular del P. Eugenio Vicente de Jesús, que fundó en la diócesis de Kidapawan, provincia de Cotabato en la isla de Mindanao, el Éremo de María Mediadora, donde recibe a las personas que quieren rezar pero también para mostrar que - explica - existe "un éremo con finca y una finca con éremo”.

“Integramos la conciencia del cuidado de la tierra en todas las actividades que realizamos - afirma -. En el éremo tenemos un bosque alimentario y practicamos un estilo de vida según la permacultura (una forma de agricultura basada en la estabilidad de los ecosistemas ndr.)”.

El P. Eugenio ya había puesto en práctica esta experiencia en 2010 con el eremo de Nuestra Señora en Lasang, en la provincia de Davao, al sur de Filipinas. Al principio vivía esta experiencia solo, pero después se sumaron otras personas. El 25 de marzo de 2021, fiesta de la Anunciación, se fundó el Éremo de María Mediadora que se inspira en el modelo de las lauras, colonias de ermitaños que viven en sus propias celdas y comparten algunos momentos comunitarios. Actualmente hay cuatro ermitaños. “Cada uno tiene su cabaña - explica -. Nos reunimos sólo para la celebración de la Eucaristía y en algunas ocasiones especiales", aunque el éremo siempre está abierta a todos los que quieran encontrarse con ellos. En su misión siguen cinco directrices: oración de intercesión, custodia de la tierra, acompañamiento de los que están en búsqueda, hospitalidad y trabajo vivido como oración, según el Ora et labora benedictino.

“Dentro del éremo tenemos dos capillas – añade el p. Eugenio -, la de San José (el Constructor y Proveedor) está abierta a todos a cualquier hora del día; la otra es la de la Adoración Eucarística Perpetua, normalmente reservada a los ermitaños pero abierta a cualquiera en algunas ocasiones especiales. “Las puertas del éremo están abiertas a las personas, pero cuidamos nuestro tiempo de silencio y oración, sin que esto signifique que las personas son secundarias o tienen poca importancia”, comenta.

El éremo cuenta con 6,5 hectáreas de terreno, donde se crían vacas, ovejas, gallinas, pavos, gansos y conejos. Plantan y crían animales sólo para su sustento. "Si obtenemos más, lo compartimos con quienes lo necesitan - dice el P. Eugenio -. Los que tienen posibilidades de hacerlo, nos pagan por ello. Nuestro objetivo no es principalmente el beneficio, sino la sostenibilidad". Su presencia es también un estímulo para los agricultores locales: "Vivimos en una zona agrícola - concluye -. Desde que llegamos aquí, hace dos años, hemos comenzado a educarlos en una agricultura en armonía con el medio ambiente que se inspira en las ideas de la encíclica Laudato Sì”.