Un parlamento a la medida de Tokaev en Astaná
Quedaron excluidos de las elecciones los partidos que pueden crear problemas al presidente y a la casta en el poder. De esa manera, Tokaev no podrá deshacerse de la vieja guardia vinculada a su antecesor Nazarbayev. Si no hay verdaderas reformas, podrían repetirse revueltas similares a las de enero de 2022.
Moscú (AsiaNews) - Las elecciones parlamentarias en Kazajistán, que se realizarán el 19 de marzo, parecen ser en gran medida un intento de reforzar el poder personal del presidente Kasym-Žomart Tokaev, como afirma la mayoría de los observadores de varios países. Tras su apresurada reelección como presidente, al final de un año de tensiones y dramáticos acontecimientos internos y externos, Tokaev debe consolidar ahora su rol como "reformador democrático", pero corre el riesgo de generar más decepciones y desórdenes en el país.
Como señala Almaz Kuzmenov en Eurasianet, la simplificación formal de los procedimientos de registro de los partidos políticos no está eliminando la práctica de permitir que solo los grupos más leales al régimen participen en la competencia. Cierto fervor participativo despertó la decisión presidencial de reducir de 20 a 5.000 el número mínimo de afiliados para inscribir un partido. Pero las esperanzas se desvanecieron considerablemente cuando el Ministerio de Justicia se negó a admitir a los partidos de oposición Alga, Kazakhstan!, Namys y otras agrupaciones.
El líder de Namys, Sanzhar Bomayev, hoy es un afirmado hombre de negocios tras haber sido funcionario del partido gobernante durante años. Denuncia que el gobierno sigue inventando obstáculos de todo tipo para impedir la participación de formaciones independientes en la lucha política. Sus opiniones son compartidas por el activista y periodista Sergej Duvanov, para el cual “no hay duda de que Akorda [el palacio presidencial] está construyendo un Parlamento a su medida, haciendo que el electorado elija sólo a aquellos que sabe que puede controlar”.
A decir verdad, se han registrado dos nuevos partidos: uno es Baytak, que expresa posiciones ecologistas, aunque hasta ahora no se ha involucrado en ninguna iniciativa importante en este campo. De todos modos, su principal referente, Azamatkhan Amirtaj, es partidario de Tokaev. El otro partido, Respublica, también se declara a favor de la línea de Akorda. Sin embargo, en opinión de Kuzmanov el partido mayoritario en las últimas elecciones, Amanat, no está seguro de confirmar su liderazgo.
La politóloga Tolganaj Umbetalieva, directora de la Fundación Centro Asiática para el Desarrollo de la Democracia, afirma a su vez que los otros dos partidos actualmente representados en el Mažilis (Ak Žol" y el Partido Popular) tampoco pueden estar seguros de obtener ningún escaño, porque Akorda no confía mucho en ellos. “Los viejos partidos apoyan las políticas de Tokaev solo para sobrevivir en el Parlamento, pero están demasiado sujetos a las manipulaciones de los hombres del ex presidente Nazarbaev, de los que el actual presidente debe conseguir deshacerse definitivamente”, escribe Umbetalieva.
Algunos movimientos de los parientes y asociados de Nazarbaev en los mercados financieros revelan que la vieja casta del "poder eterno" está lejos de estar dispuesta a hacerse a un lado.
Auyl y el Partido Nacional Socialdemócrata también se presentarán a las elecciones. Este último hasta ahora ha sido presentado como oposición, pero parece una formación con un potencial agotado. La ley electoral establece que de los 98 escaños en disputa, 69 se asignan proporcionalmente, mientras que los 29 restantes se disputarán en circunscripciones uninominales. En las diversas hipótesis sobre los resultados, muchos esperan un Parlamento "nuevo en la formación, pero viejo en el contenido".
Umbetalieva considera que "para Tokaev es importante que lleguen nuevos hombres al Mazhilis para apoyar el proyecto de un nuevo Kazajistán, siguiendo fielmente las indicaciones del sistema en el poder", pero existe el riesgo de que "el presidente esté jugando con fuego, en su propia casa y con Rusia". Si el curso de las reformas no resultara lo suficientemente creíble, podrían repetirse revueltas similares a las de enero de 2022, que supusieron el riesgo de que Kazajistán fuera invadido por tropas de Moscú, tropas que después se destinaron a Ucrania.
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