Tres pasos y una inclinación: monjes budistas piden justicia por la muerte de un migrante
El raro ritual fue repetido por casi dos Km, desde el cuartel general de la orden Jogye hasta la residencia del presidente de la República. Piden se reinicien las investigaciones sobre el caso de Than Zaw Htay, que cayó durante la fuga de los agentes de la Oficina de inmigración de Incheon.
Seúl (AsiaNews/Agencias)- Tres pasos y una inclinación de postración, repetidos por casi dos Km: es la rara práctica religiosa (Foto) que algunos monjes budistas realizaron ayer en Seúl, para pedir al gobierno que investigue sobre la muerte de un trabajador birmano, que murió hace dos meses. Los religiosos y activistas pro-inmigración partieron del templo de Jogyesa en Jongno-gu, cuartel general de la orden Jogye del budismo coreano. El ritual continuó hasta la Casa Azul, residencia del presidente de la República. a cerca de 1,5 Km de distancia.
Uno de los monjes tenía entre sus manos la foto de Than Zaw Htay, caído de una altura de 8 metros en un establecimiento de Gimpo. El migrante estaba escapando de los agentes de la Oficina de inmigración de Incheon, que el pasado 22 de agosto habían irrumpido en el sitio, en busca de trabajadores extranjeros irregulares. El hombre, de 25 años, fue transportado al hospital pero murió 13 días después. En un primer momento, la policía pensó en un suicidio del obrero, salvo después que se pensó en una caída accidental. Pero, el Comité social y del trabajo de la orden Jogye pide al ministerio de Justicia de reabrir el caso.
Las cerca de 30 personas que han adherido a la protesta definen como un “ataque homicida” la conducta de los inspectores de Incheon. Testigos refieren que los agentes aferraron por las piernas al trabajador, mientras éste escapaba por una ventana, haciéndole perder el equilibrio y provocándole la caída. El venerable Haechan, presidente del Comité, definió la práctica religiosa de ayer como “un desesperado pedido de verdad y castigo para los responsables”. “El nuestro-afirmó el monje. es un gesto físico para pedir la finalización de estas incursiones homicidas en estilo ‘criadero de conejos’, que ya mató a 10 trabajadores migrantes en los últimos 10 años”.
17/12/2016 13:14