Tres iglesias ortodoxas: las fiestas por el bautismo de Rus’, sin incidentes
En el mismo territorio, se enfrentan la Iglesia vinculada a Moscú, la autocéfala de Epifanio y la del patriarcado no canónico de Filareto. Pomposas celebraciones de los filo-rusos, que reunieron a casi 300.000 fieles. Exposición de iconos milagrosos y reliquias. Epifanio desea ofrecer una “vicaría rumana” en la región de Bucovina. Se aguarda el reconocimiento de la Iglesia autocéfala de parte de griegos y rumanos. El patriarcado de Filareto, fuera de la ley.
Kiev (AsiaNews) - La conmemoración del Bautismo de Russ, que se celebra el 28 de julio, en la capital ucraniana se festeja a lo largo de toda una semana, con varias manifestaciones. A pesar de las preocupaciones y amenazas recíprocas entre las Iglesias, los festejos se concluyeron sin incidentes. En efecto, este año se han enfrentado tres jurisdicciones de la Iglesia ortodoxa: la de Moscú, del metropolita Onofrio (Berezovskij); la de la nueva Iglesia autocéfala, del metropolitano Epifanio (Dumenko) y la del patriarcado no canónico de Kiev, guiada por el cismático Filareto (Denisenko), de 92 años de edad.
Los filo-rusos desfilaron el 27 de julio en torno a la colina de Kiev, con el río Dniéper a sus pies, en tanto los seguidores de Epifanio se reunieron el día anterior; el grupo de los “patriarcales” se limitó a marchar en procesión alrededor de la catedral de Santa Sofía. A pesar de la gran concurrencia, sobre todo en el primer cortejo, y de la confusión reinante debido a la ausencia de oficiales de seguridad, todo se desarrolló -sorprendentemente- con absoluta tranquilidad. En los años anteriores, lamentablemente, la tensión supo ser alta, sobre todo en el 2018, cuando fue otorgado el Tomos constantinopolitano, que dio lugar al cisma entre Moscú, Kiev y Constantinopla.
Este año, sin embargo, a pedido del metropolita Onofrio, los fieles ligados al Patriarcado de Moscú han evitado asumir un tono victimista, confiando en el nuevo clima creado tras la elección del presidente Volodymyr Zelensky y con la nueva Rada -el parlamento estatal-, que han atenuado notablemente el ánimo belicoso anti-ruso que solía respirarse durante el mandato del presidente anterior, Petro Poroshenko. Es más, los filo-rusos han aumentado la pomposidad de las celebraciones, para dar la imagen de su “superioridad” numérica y tradicional, en comparación con los autocéfalos.
Hace ya varios años que los resultados de los festejos se miden en base a un conteo casi “deportivo” del número de participantes: el patriarcado de Moscú ha declarado que reunió a unos 250.000 - 300.000 fieles en las calles, frente a los 20.000 calculados por la policía de Kiev: en cualquier caso se trata de una cifra considerable, en vista del calor sofocante y estando en plena temporada agrícola. Los rusos debían demostrar, como sea, que su influencia se ha visto incrementada tras el Tomos. Por ello, se duplicó el número del año pasado, y fueron invitados huéspedes de honor de todas partes del mundo, para subrayar la universalidad del patriarcado moscovita. En la procesión, se mostraron los relicarios de San Andrés Protóclito, San Vladimir y de otros 18 santos “locales”, además de cinco iconos milagrosos.
Los autocéfalos de Epifanio, que igualmente se contaron de a miles, no podían disponer de semejantes riquezas sagradas, pero sus celebraciones fueron muy festivas, en parte porque se trataba de la primera vez, luego de la creación de la nueva Iglesia y la concesión del Tomos. Además, en el cortejo estuvieron presentes algunos representantes de la Iglesia Ortodoxa Helénica, marcando un “reconocimiento de hecho” de la autocefalia, siendo la primera vez desde el decreto de Bartolomé (si bien, desde Atenas, esto fue desmentido). Aún así, se aguarda la aprobación de los griegos para el mes de septiembre.
Otra señal favorable fue la decisión, tomada hace algunos días por los obispos de la Iglesia autocéfala, de crear una “vicaría rumana” en Ucrania, para las ampliamente disputadas parroquias de la región de Bucovina, territorio que limita con Rumania. Los rusos siempre se negaron a atender este pedido de los rumanos, un reclamo que fue revalidado cuando Constantinopla solicitó aprobar el Tomos de Kiev: por tanto, en breve, Bucarest también podría proceder al reconocimiento oficial.
La decisión de satisfacer el pedido de los rumanos ha suscitado la ira del irascible patriarca “emérito” Filareto, que al referirse a la cuestión habló de un “remate de su territorio canónico”. Como toda respuesta, el Ministerio de Cultura ucraniano declaró la liquidación jurídica de su patriarcado, cuyas iglesias se están pasando a las autocéfalas. Filareto apeló la decisión, pero lo cierto es que en este campo también se perfila una victoria de Epifanio.
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