Tomás Choe, segundo sacerdote coreano, rumbo a la beatificación
El Papa autorizó el decreto que certifica las virtudes heroicas. Junto a San Andrés Kim Dae-gon, entra en el seminario de Macao en 1836. Tras la ordenación, regresa a su patria, y, a pesar de la persecución del reino Joseon, sigue a cerca de 4.000 fieles esparcidos a lo largo de toda la península. Traduce libros de catecismo del chino, y formula la doctrina católica utilizando para ello versos poéticos, a fin de mejorar su aprendizaje. Muere, consumido por la misión, en 1861.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto vinculado a las virtudes heroicas del Padre Tomás Choe Yang-eop, segundo sacerdote de Corea e hijo de dos mártires.
Nacido en 1820, hijo de San Francisco Choe Gyeong-hwan y de Lee Seong-rye – ambos mártires, el primero, canonizado por Juan Pablo II en 1984 –el joven Tomás parte en 1836 junto a Andrés Kim Dae-gon (primer sacerdote y primer santo de Corea) y a Choe Pang-jae rumbo a Macao, para entrar en el seminario (en la foto, un retrato de su viaje). Choe Pang-jae morirá antes de la ordenación, que, en cambio, llegará para los otros dos en 1849.
Durante los 12 años siguientes, el Padre Choe toma a su cargo el cuidado de más de 4.000 fieles en las más de cien comunidades diseminadas por Corea. Mientras sigue y atiende a sus grupos, el Padre Choe traduce los libros de catecismo del chino al coreano, y sintetiza la doctrina de la fe católica en forma de poesía, de modo de facilitar la comprensión y la memorización por parte de los laicos.
Muere en 1861, a los 41 años de edad, y es sepultado en Baeron, localidad que está situada entre dos escarpados y profundos valles en el centro de Corea. Este lugar tiene mucha importancia para la Iglesia coreana: aquí, Alessio Hwang Sa-yeong escribe su Baek-seo, la “Carta de seda”, mientras se esconde de la persecución; además, aquí nace el seminario de San José, que fue el primero de la península.